Hay veces que a uno se le queda grabado en la mente aquella primera vez en la que se subió a este u otro modelo, de los que por aquel entonces -cuando era un niño- circulaban por nuestras carreteras. Para mí uno de aquellos automóviles, que aún conservo un grato recuerdo, es un Ford Orion 1.6 Diésel que estrenó un familiar allá por 1987, cuando el modelo había sido objeto de un pequeño restyling unos meses antes.
Muchos años después, también un Ford Orion, en este caso un 1.6i de gasolina, estuvo a punto de ser mi primer coche. A la postre no fue así, en detrimento de un espectacular Opel Kadett GSi en versión de ocho válvulas, que me traía de cabeza cada vez que pasaba por delante del escaparate de la compraventa donde estaba expuesto esperando a que yo fuera a sacarlo de ahí.
El caso es que, por unas cosas u otras, este modelo siempre ha estado presente en mi vida, y casi seguro que en la mayoría de todos vosotros, queridos lectores, que estáis tras la pantalla. Hoy en el Coche del día queremos repasar un poco la historia de la primera generación de este automóvil del segmento C, que vendría a servir de puente entre el Ford Escort y el Sierra de la época, presentado un año antes, y que daría la jubilación a los Taunus y Cortina, que dependiendo de cada país, allí se comercializaban.
El Ford Orion era la alternativa que ofrecía la marca, a mediados de los 80, a los usuarios que desearan un automóvil de tres volúmenes dentro del segmento C
Dentro de esta primera fase del modelo, que engloba el periodo de tiempo transcurrido desde septiembre de 1983, momento en el que se inicia la comercialización, hasta finales de 1990, en el que es reemplazado por la una generación totalmente nueva (Mk.III), encontramos un pequeño restyling estético en 1986 (Mk.II) con la incorporación de nuevos propulsores y terminaciones. El resto del coche a nivel dinámico y estructural se mantendría prácticamente inalterado, algo por otro lado que no gustó mucho entre los adeptos de la marca.
Así que para crear al Ford Orion -dentro de la marca el proyecto se bautizó con el nombre de “Apollo”- la técnica era sencilla, ya que lo único que se hizo fue añadirle un tercer volumen al Ford Escort, manteniendo el resto del coche inalterado, pero logrando de este modo disponer de una berlina dentro del segmento C con la que poder la réplica a modelos como el Peugeot 405 o el Renault 19 coetáneo. El resto del coche era un calco del modelo del que provenía, tanto interiores, acabados o equipos de suspensiones y frenada; las compartia con el Escort.
Para esta primera etapa se optó por coger tres de las cuatro motorizaciones de las que disponía el Escort, que ya se enfrentaba por aquellas fechas a su tercera generación. Entre ellas encontrábamos dos motores de gasolina, con cilindradas de 1,3 y 1,6 litros, alimentados por carburador y con unas potencias respectivas de 69 y 79 CV. También una variante diésel de 1,6 litros y 54 CV de potencia estaría disponible para los más ahorrativos. Todas ellas estaban disponibles con dos niveles de acabado, denominados GL y Ghia; a este último quedaba aparejada la opción de optar por una versión 1.6 alimentada por un sistema de inyección con el que se alcanzaban los 90 CV de potencia.
Con una receta sencilla ,el Orion estaba preparado para competir con los vehículos de la competencia dentro de su segmento, destacando en este un buen nivel de acabado junto a unas motorizaciones solventes
A nivel dinámico el Orion contaba con un chasis de tipo autoportante, apoyado este sobre suspensiones independientes tipo McPherson, amortiguadores hidráulicos y telescópicos junto a muelles helicoidales. En el eje delantero además encontrábamos una barra estabilizadora, empleando en la zaga brazos oscilantes con tirantes longitudinales. La frenada, por su parte, recurría a discos ventilados en el frontal y tambores en el de detrás, anclados en llantas y neumáticos en medida 155/80 R13- en las versiones menos potentes- y 175/70 R13 en la variante 1.6 con inyección.
Otro de los aspectos destacables en el Orion, al igual que en sus hermanos de gama, era su alta calidad de acabados, donde encontrábamos en las versiones Ghia un completo equipamiento compuesto por elevalunas eléctricos, cierre centralizado o una tapicería especifica. Además, en opción la marca ofrecía a sus clientes extras como el techo solar, lavafaros, cinturones de seguridad traseros o reposacabezas en la banqueta posterior. También en la variante “más lujosa” el cuadro de instrumento era más completo que en el resto de acabados y en él encontrábamos un cuentavueltas.
Para 1986, y coincidiendo con la llegada del Ford Scorpio, la marca decidió dar un pequeño lavado de cara a su emblemático modelo, donde dejaba atrás las zonas cromadas de la primera fase. En el interior también se actualizaba el salpicadero, aunque manteniendo la misma línea que la de su predecesor. A nivel dinámico en esta actualización se incorporaría el ABS en sus versiones tope de gama. También se trabajaría en lo relativo a las suspensiones, punto flaco en la primera hornada del Orion y muy criticadas por su poca rigidez.
En esta primera generación se realizó un pequeño restyling en el que se adoptaba la linea frontal ya vista en el recién estrenado Scorpio, además de incluir nuevas motorizaciones y un nivel de equipamiento más completo
Por otro lado aparecerían nuevas motorizaciones, entre las que destacamos el 1.6i de 105 CV procedente directamente de la versión deportiva del Escort, el XR3, y un nuevo propulsor de gasóleo de 1,8 litros que declaraba una potencia de 65 CV a 4.500 RPM, mejorando sustancialmente las prestaciones del 1.6D. Ahora las terminaciones se fundamentarían en dos acabados denominados CL y Ghia, al menos en nuestro país. En otros mercados el Orion también se sirvió en acabados L, GL e incluso una variante deportiva denominada GT.
A lo largo de los siete años que estuvo a la venta aquella primera generación del Ford Orion en nuestro país, se fabricaron alrededor de unas 300.000 unidades en la factoría de la marca en Almussafes, Valencia, con unos precios que oscilarían entre los 1,2 y los 1,6 millones de las antiguas pesetas, dependiendo de la versión, equipamiento, etc. por el que se optara en cada unidad, convirtiéndolo en uno de los automóviles más adquiridos en aquel tiempo en nuestro país, por su buena relación calidad-precio.
En la actualidad los Ford Orion están a precio casi de derribo. Por poco más de 1.000 euros podemos encontrar algunas unidades en un estado medianamente decente. Además, es un automóvil al que el tiempo no ha castigado en exceso, luciendo una línea agradable incluso hoy, casi 40 años después de que se lanzara al mercado por primera vez.
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J. Rubio
Soy un enamorado del motor en general y de los vehículos clásicos y motocicletas en particular. Dedicado al mundo de la automoción desde hace unos años, disfruto probando toda clase de vehículos y escribiendo mis impresiones y experiencias sobre ellos.El coche que me acompañó toda mi infancia al ser mi padre orgulloso poseedor de un Orion 1.6 Ghia
El de la tuya Alberto y el de muchos chavales de la época. Sin duda un trocito de la historia de nuestras vidas.