Si te gustan los coches clásicos el Ferrari 166 MM/212 Export “Uovo” es una auténtica joya, más por su rareza -solo existe una unidad, un one-off– que por su belleza. No es el Ferrari más bonito que se haya fabricado precisamente, lo podríamos dejar en un modelo “diferente”. De fabricación totalmente artesanal, se subastó en agosto de 2017 en la prestigiosa casa de substas RM Sotheby´s en Monterey, California, con un precio de salida de algo más de 5 millones de dólares y adjudicado finalmente por 4,5 millones.
Para conocer su historia nos tenemos que remontar a 1950. Nos encontramos con un señorito bien de 22 años -perteneciente a una familia italiana con muuucha pasta dedicada a la industria textil- conocido como el conde Giannino Marzotto, que arrebató de las mismas narices la Mille Miglia de este año al genio Juan Manuel Fangio, vestido además con un traje de alta costura. Su Ferrari 195 S Berlinetta Touring pasó por meta el primero.
Los hermanos Marzotto eran muy buenos clientes de Ferrari, entre los cuatro tuvieron más de 20 unidades
Giannino era uno de cuatro hermanos de familia bien, los cuatro competían en carreras, y eran muy buenos. Su hermano Umberto también participó en la carrera con un Ferrari 166 con carrocería Barchetta Touring y motor 2.0 V12 de 140 CV (número de chasis 024MB), que se había retirado del Giro di Sicilia por un problema de embrague. En la mencionada Mille Miglia sufrió un accidente y Umberto tuvo que retirarse junto a su copiloto, Franco Cristaldi. El coche fue enviado de nuevo a Ferrari para una reconstrucción completa.
Se podría pensar que el condesito Giannino tenía todo lo necesario para ser feliz en la vida, pero en realidad no conseguía comprender la política de Ferrari en carreras, y quiso reinterpretarlos a su manera. Este joven conde consideraba a los modelos Ferrari destinados a la competición como pesados y con una aerodinámica ineficiente. En los días previos a la Mille Miglia, Giannino Marzotto se percató que su Ferrari 195 -con el que iba a participar en la carrera- era más lento que su anterior 166, por lo que se puso a indagar.
No es el Ferrari más bello de la historia, pero su rareza -solo se construyó uno- y elaborado diseño lo convierte en pieza codiciada de coleccionistas
Consiguió hablar con un ingeniero de la casa llamado Luigi Bazzi y la respuesta no fue de su agrado: el motor estaba capado para justificar la salida de una versión S con mejores prestaciones y mayor potencia. Así, después de terminar la carrera, pudo contactar con el dueño de un taller de carrocería que gozaba de una gran reputación que se dedicaba en transformar en auténticas joyas a bellezas con ruedas como algunos modelos de Ferrari o el Lancia Aurelia. Su objetivo: hacer un Ferrari más rápido que los Ferrari de fábrica.
Ya estaba puesto en marcha el proceso de nacimiento de nuestro protagonista, el Ferrari 166 MM/212 Export “Uovo”. Esta especie de híbrido aunaba el bastidor del 166 MM, ya reparado, con el propulsor V12 de 2,6 litros del 212 Export que entregaba inicialmente 170 CV. Con triple carburador Weber el motor erogaba 189 CV.
Se tuvo muy en cuenta su diseño utilizando paneles de una aleación de aluminio, cobre, magnesio y manganeso, conocida comercialmente como duraluminium, para la carrocería con el objetivo de alcanzar un peso liviano, a la par de unas líneas curvas para conseguir una menor resistencia aerodinámica.
Para su diseño se contó con la mano del escultor Franco Reggiani y Carrozería Fontana, que trabajaron bajo las órdenes del conde Giannino Marzotto. Una de las inspiraciones de diseño fue la aviación, si nos fijamos bien, es como un jet de la época sin alas, como por ejemplo un F-86 Sabre americano o su rival soviético, el MiG 15. La forma de estos monorreactores que participaron en Corea nos resultan familiares. Reggiani venía del mundo de la aviación.
“Uovo” significa “huevo” en italiano, lo que nos da una idea muy certera de sus líneas maestras. La aerodinámica no era una disciplina que interesase a Enzo Ferrari; lo consideraba una labor propia de aquellos constructores que no sabían fabricar motores. Ferrari se dedicaba a realizar motores, el resto eran añadidos secundarios que se regalaban con el motor. Es lo que pensaba il Commendatore al respecto.
Su carrocería realizada en una aleación conocida como duraluminium y su forma ovoide, con un bastidor del Ferrari 166 MM y el propulsor V12 del Ferrari 212 Export, con casi 190 CV, completaban un cuadro de curiosas pinceladas
La carrocería iba atornillada en un bastidor de estructura tubular aligerada, consiguiendo una rebaja de 90 kg y un total de 150 kg menos que otros cavallinos de fábrica. Para minimizar la resistencia aerodinámica se le instaló un parabrisas muy bajo, con una gran inclinación, y la zaga contaba con la trasera truncada, lo que en italiano se llama coda tronca.
También se esperaba un radiador procedente de los modelos de competición para rebajar la altura del capó, pero el caso es que no llegó -tal vez intencionadamente- y se tuvo que construir de forma artesanal, lo que produjo un aumento de la altura del capó de casi 150 mm, acentuando su forma de huevo. Con el radiador correcto la altura del capó se podría haber rebajado en la misma cuantía.
Los Marzotto llevaron el coche ya terminado a que lo viese Enzo Ferrari, mas no se mostró entusiasmado. A regañadientes Il Commentadore esperaba que al menos el coche dejase en buen lugar a la marca en próximo Giro di Sicilia. Eso sí, Giannino siguió el consejo de Enzo, el piloto debía ir en una posición retrasada para percibir mejor cuándo empezaba el coche a sobrevirar.
El “Uovo” debutó en el Giro di Sicilia de 1951, sin pintar, en aluminio desnudo. El público se mostró muy interesado por las particulares formas del coche de los Marzotto. Durante 20 kilómetros mantuvo el liderazgo, hasta verse obligado a abandonar por problemas en la junta del diferencial. Giannino dijo en su día que el manejo era mucho mejor aunque no tuviese la potencia y el par máximo de los Ferrari con motor 4.1.
Tampoco hubo suerte a la siguiente, con un abandono en la Mille Miglia de 1951 tras haber liderado durante 30 km la prueba -esta vez por neumáticos-, y otras mejores en distintas pruebas deportivas en su país de origen, como el Giro della Toscana -donde quedó primero-, la carrera de Trento a Bordone de 1952 -primero, con Giulio Cabianca al volante-, la Coppa della Toscana -cuarto en la general, primero en su categoría- y el GP de Avus del mismo año -cuarto en la general-.
Los Marzotto empezaron a desentenderse de la competición en 1952, los coches fueron cedidos a pilotos amigos para mantener el buen nombre de su escudería. En 1953 el “Uovo” volvió a fábrica para prepararse para la Mille Miglia de ese año, aunque no llegó a participar, en su lugar Giannino eligió un Ferrari 340 MM Spider y con él ganó la carrera.
A finales de 1953 el coche se embarcó hacia América para participar en la Carrera Panamericana, pero no tomó parte en la salida tras haberlo hecho en los entrenamientos. Los Marzotto volvieron a Italia, pero sin el coche. Carlos Braniff lo adquirió y luego se lo vendió a Ignacio Lozano, el cual participó en varias carreras de California durante la temporada de 1954.
En 1964 fue completamente restaurado, también en 1986. El coche cambió de manos varias veces hasta 1987, cuando llegó a su penúltimo dueño, afincado en Milán. Volvía a Europa, por fin.
En 2013 el coche se reunió a otros Ferrari de la familia Marzotto en Villa Trissino Marzotto, un año después del fallecimiento de Giannino
En el verano de 1997 el coche fue uno de los participantes en el 50 aniversario de Ferrari, y en 2014 pudo verse en el Museo Enzo Ferrari de Italia. Giannino comentó en 2011 que le habría gustado correr con él en la Mille Miglia de 1953, pero el destino le hizo subirse al 340 MM, con más éxito, ya que el “Uovo” había perdido parte de su encanto.
Ahora el Ferrari 166 MM/212 Export “Uovo” está en otras manos, y seguramente cuando se venda será aún más valioso.
Ginés de los Reyes
Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...COMENTARIOS