Nuestro protagonista de hoy, el DKW 3=6 Monza, representa todo aquello que era necesario en los años 50 para que un automóvil se pudiera considerar deportivo, ya sea por su diseño, su brioso propulsor de apenas 896 cc, o ese pedigrí ganador con el que ya nació. Lo que queda claro es que este pequeño coupe alemán no dejaría indiferente a nadie, tanto dentro como fuera de los circuitos.
Tras la fusión de DKW y Auto Union llegarian modelos como el DKW 3=6 F91 y posteriormente el F93. Con este último los pilotos Günther Ahrens y Albrecht W. Mantzel habían cosechado algunas victorias en distintas pruebas de rally, pero estimaron oportuno el crear un automóvil más aerodinámico y mejor preparado para estas competiciones.
Así que diseñaron una carrocería fabricada en fibra de vidrio (la primera vez que se empleó en un automóvil en serie en Europa) que se acopló sobre la base del F93. De este modo lograron rebajar el peso final del conjunto y mejorar el Cx final.
Para la construcción de aquella carrocería recurrieron a una empresa especializada de Stuttgart, llamada Dannenhauer & Stauss. Inicialmente pensaron en llamarlo DKW Solitude -“Soledad”-, pero tras las pruebas que se realizaron en el circuito italiano Autodromo Nazionale Monza a finales de 1956, y tras batir hasta cinco récords mundiales dentro de la categoría de vehículos hasta 1.100 cc, se terminó denominando DKW 3=6 Monza en honor a la pista que había hecho posible aquella proeza histórica.
Aquellos logros fueron los siguientes:
- 4.000 millas a una media de 140,839 km/h
- 48 horas seguidas a una media de 140,961 km/h
- 5.000 millas a una media de 138,656 km/h
- 10.000 km a una media de 139,453 km/h
- 72 horas a una media de 139,459 km/h
El DKW 3=6 Monza se diseñó sobre la plataforma de los DKW 3=6 F93 con el fin de crear un automóvil más ligero y liviano para competir en pruebas de rally
Aquel coupé estaba equipado con un propulsor de tres cilindros y dos tiempos de 896 cc, el mismo que antes montaron F91 y F93, y posteriormente albergarían en su vano motor los DKW F94. Con unas cotas internas de 71×76 mm quedaba ubicado en el frontal del Monza de manera longitudinal. El índice de compresión llegó hasta los 7,5:1, y la alimentación iba a cargo de un carburador Solex 40JCB. Esta mecánica se asoció a un cambio de cuatro relaciones que manda la potencia al eje delantero.
A nivel de bastidor mantuvo las especificaciones del 3=6 F93, contando con tambores en las cuatro ruedas o una suspensión poco elaborada, pero suficiente para poder aprovechar el potencial del pequeño propulsor. Con una potencia máxima de 40 CV a 4.250 RPM, entregaba un par de 73,6 Nm a unas 3.500 RPM y catapultaba los apenas 800 kilogramos de peso final (120 kilogramos menos que un F93) hasta los 140 km/h.
Las cotas finales del biplaza alemán eran una distancia entre ejes de 2.350 mm, 4.090 mm de longitud, 1.610 mm de anchura y 1.350 mm de altura. Por su parte, el ancho de vías se establece en unos máximos de 1.290 mm en el frontal y 1.350 mm en la zaga.
El propulsor del DKW 3=6 Monza, aun a pesar de contar con solo 896 cc y 40 CV de potencia, era lo suficientemente efectivo para el cometido que se le había asignado al modelo
Tras aquella primera tirada de DKW 3=6 Monza en su lanzamiento, sobre unas 15 unidades, la fabricación se pasó a otra empresa dedicada a la carrocería llamada Massholder y finalmente regresaron a Stuttgart a encargar el ensamblaje de las últimas unidades a una tercera empresa llamada Robert Schenk, por lo que no hay una constancia real de cuántos de estos Monza pudieron llegarse a fabricar.
Algunas fuentes, además, afirman que se crearon kits especiales que se vendían para que los propios dueños de estos DKW los montaran en sus F93, es decir, fabricar su propio Monza en el garaje. Por otro lado, se habla de unos 80 coches fabricados entre las tres empresas carroceras.
En cualquiera de los casos, en la actualidad ni siquiera se sabe cuántos DKW 3=6 Monza pueden quedar circulando o en propiedad de alguien. Se estima que alrededor de un cincuentena, tras contabilizar las unidades que han aparecido en distintos eventos de exposición dedicados a vehículos clásicos o rally de exhibición en los que participan automóviles de este tipo.
De un modo u otro estamos hablando de uno de los coches en serie más exclusivos de su tiempo, con un precio aproximado en 1956 de unos 11,175 marcos alemanes, y que en la actualidad se deben cotizar con muchos ceros tras su nombre.
J. Rubio
Soy un enamorado del motor en general y de los vehículos clásicos y motocicletas en particular. Dedicado al mundo de la automoción desde hace unos años, disfruto probando toda clase de vehículos y escribiendo mis impresiones y experiencias sobre ellos.COMENTARIOS