A veces la marca más modesta puede llegar a ser, aunque sea por un momento, la más sorprendente. Una misión que casi consigue realizar el Daewoo Bucrane en 1995, cuando fue presentado en Reino Unido y Corea del Sur con el afán de generar una nueva imagen de marca para el popular fabricante surcoreano. Pero vayamos por partes. Para empezar, diremos que dentro del panorama industrial asiático Japón es el único país con una verdadera cultura automovilística. Bien definida, bastante rica y extremadamente eficaz tanto en lo técnico como en lo comercial, destacando en un entorno donde no existen diseños interesantes más allá de los producidos en el propio archipiélago nipón.
Así las cosas, en Corea del Sur el automovilismo de masas siempre se ha visto como una mera parcela más dentro de su compleja actividad industrial. Otra necesidad de la población que es cubierta con sobriedad y sencillez por empresas sin una identidad definida. De hecho, Daewoo cayó en la fabricación de automóviles casi por casualidad. Comprando una marca automotriz venida a menos para recibir así las subvenciones otorgadas por el gobierno local durante los años setenta a todas aquellas empresas enfocadas en popularizar el transporte privado.
No obstante, gracias a la pericia gestora de los surcoreanos las ventas de Daewoo no dejaron de crecer. Llamando así la atención de General Motors, quien se asoció con la empresa asiática en 1983 integrándola en su estrategia de vehículos globales. De esta manera, a comienzos de los noventa el Daewoo Nexia – una actualización del Kadett a bajo precio – eran un modelo bien introducido en todo tipo de mercados a lo largo y ancho del planeta. Tanto así que, en 1992, Daewoo decidió volar por libre separándose del conglomerado industrial norteamericano. Un momento tan interesante como decisivo, teniendo que preparar un modelo capaz de asentar esta nueva época con rotundidad.
Ya que la marca coreana había entablado contacto con Italdesign para el diseño del Lanos, quisieron sorprender con este deportivo que no era para nada previsible en la gama de Daewoo
Daewoo Bucrane, la conexión italiana
Con la visión de abarcar tanto a los países más desarrollados como a aquellos en vías de ello, la recién independizada Daewoo comenzó a urdir un modelo global que, en 1997, acabaría convirtiéndose en el Lanos. No obstante, durante el proceso de diseño quiso hacer algo llamativo. Algo espectacular e inesperado capaz de hacer saltar el nombre de Daewoo a las páginas de la prensa especializada. Además, esto debería servir para confirmar la forma y manera en la que esta empresa había decidido tomarse en serio su nueva gama.
En suma, por necesidad publicitaria necesitaban un prototipo emblemático. Justo como hace poco hiciera Peugeot con su e-Legend, no destinado a llegar a serie sino a ser el escaparate de la nueva época eléctrica que está por venir en la casa del león. Para ello, ya que habían entrado en conversaciones con la Italdesign de Giorgetto Giugiaro para la concepción del Lanos, no dudaron en encargar de paso las líneas para un atractivo GT con aspiraciones prestacionales.
De esta manera, en 1995 nacía el Daewoo Bucrane. Y ojo, porque no se trataba de un mero ejercicio estético, de una mera maqueta. Lejos de ello, el fabricante surcoreano desarrolló en específico un propulsor V6 atmosférico de 3.2 litros con la capacidad de entregar hasta 240 CV con un par de 309 Nm a 3.900 revoluciones por minuto. Obviamente habría que haber podido comprobar sus bondades en acción, aunque sobre el papel lo cierto es que estas prestaciones suenan bastante interesantes.
Al igual que se hiciera con el Volvo Tundra al reutilizar sus líneas como base para el BX de Citroën, este prototipo tiene conexiones evidentes con el Maserati GT de 1998 también ideado por Italdesign
Llegados a este punto, Daewoo había hecho lo que quería. Llamar la atención y dar a entender que se las podía arreglar sin problemas tras la ruptura con General Motors. No obstante, tras la crisis financiera que asoló las economías asiáticas en 1997 Daewoo volvió bajo el paraguas de General Motors en el año 2000. Además, el Daewoo Bucrane nunca llegó a ser tomado en serio para producción en serie y, de hecho, Italdesign tomó del mismo ciertas líneas maestras para el Maserati 3200 GT de 1998. En suma, aunque estiloso y sorprendente el Bucrane fue un simple – pero aleccionador – ejercicio publicitario.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS