El Citroën GS apareció en el mercado en 1970 rompiendo todos los moldes en aquellos años. No había nada como ese coche entonces, y sus rivales en el mercado era modelos como el SEAT 124, es decir, modelos bastante tradicionales con el motor delante y las ruedas traseras como encargadas de dar movimiento al coche. Con ese panorama, el GS, con su motor delantero transversal y su tracción delantera, junto a un diseño sin igual y unas suspensiones hidroneumáticas, se colocaba como algo sin rival en el mercado. Aunque tampoco era realmente una sorpresa, no podemos olvidar que el Citroën DS ya llevaba tiempo en el mercado y el 2CV también había dado de que hablar por cosas, precisamente, como las suspensiones.
No, todavía no había aparecido el Citroën CX, lo haría en 1974, así que el diseño aerodinámico del GS era toda una novedad, tanto, como algunas de sus soluciones. Citroën, en aquellos años, todavía funcionaba en solitario y sin la influencia de Peugeot, que ha limitado los desmanes de Citroën desde que se hizo con el control de la compañía. Por ello, en los 70, la firma de los chevrones todavía podía lanzar al mercado modelos como el GS, que no era precisamente un coche económico, sobre todo en caso de mantenimiento, porque la suspensión requería operarios cualificados; cualquier mecánico no podía trabajar en el equipo hidroneumático de Citroën.
La suspensión hidroneumática no era lo único que llamaba la atención del coche, pues escondía cosas poco habituales y, por así decirlo, muy Citroën. Cosas tales como el cuadro de instrumentos, la posición de la radio de forma vertical entre los asientos o incluso el sistema de frenos, que se componía de discos en todas las ruedas. También llamó la atención por su gama, compuesta por un completo catálogo de opciones de acabado que no tenían sus rivales: Special; Club, X1, X2, X3 –era las versiones deportivas– y la más lujosa, la Palas –fuera de España se conocía como Pallas–.
El Citroen GS Palas no ofrecía un lujo como lo entendemos actuales, donde la tapicería de piel o las inserciones de madera decorativa son norma, entonces bastaba con unos detalles cromados, moquetas específicas, tapizados de mayor calidad –no era piel–, un tercer reposacabezas en la banqueta trasera y unas llantas con embellecedor de chapa cromado y pulidos a espejo… elementos considerados de lujo en la década de los 70 y que hacían del GS Palas todo un objeto de deseo.
Sin embargo, bajo el capó se quedó algo inframotorizado. Tenía un cuatro cilindros de 1.222 centímetros cúbicos que rendía 60 CV con cambio manual de cuatro marchas, con el que podía alcanzar los 158 km/h.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS