Para reemplazar al Xantia, Citroën desarrolló un modelo que estaba entre dos mundos y que dejó de lado cierto espíritu de la marca, en pos, como suele pasar a veces, de más ventas. Aquel reemplazo del Xantia se llamó Citroën C5, apareció a finales de 2001 y marcó el comienzo de una nueva era para la firma francesa.
La tarea que tenía por delante el C5 podría parecer sencilla, pero no lo era. El Xantia se ganó el respeto de los seguidores de la marca y también de la prensa en general, lo que se tradujo en ventas, muchas ventas. Además, la firma de los chevrones también pretendía ocupar el lugar del Citroën XM, así que se vio en la obligación de dar forma a un coche grande, con mucho equipamiento y una imagen lo más Citroën posible, pero siempre con el objetivo de poder competir, como siempre han hecho, en precios.
El C5 de primera generación fue el responsable de estrenar la “plataforma 3” de PSA, la que más tarde emplearía el Peugeot 407, el Citroën C6 o, tras su correspondiente evolución, los Peugeot 3008 y 5008 –la primera aparición de cada uno, todo sea dicho–.
Su puesta en escena hizo dudar un poco a los fanáticos de la marca, pues de entrada, su imagen no era tan Citroën como si lo fue la del Xantia. Era algo más convencional, aunque no por ello le faltaba personalidad. Sin embargo, había cosas que lo alejaban de la historia de Citroën, aunque todo fue por obligaciones técnicas.
Por ejemplo, la enorme adopción de sistemas electrónicos, hizo que todo el famoso sistema hidráulico de la marca tuviera que ser rediseñado, ya que resultaba inviable que el freno y la dirección se quedaran fuera del circuito que también actuaba sobre la suspensión. Circuito que pasó a usar un líquido de color naranja denominado LDS –antes era verde y se le conocía como LHM–, el cual, estaba gestionado por una bomba eléctrica en lugar de mecánica.
La aparición del Citroën C5 también destacó por su tamaño, superior al de cualquier potencial rival, con una larga distancia entre ejes y una altura considerable. Solo era superado en longitud por el Ford Mondeo y el Volkswagen Passat, dos coches enormes, que representaban a la perfección la transformación que estaba sufriendo el segmento de los sedanes de tamaño medio.
Por supuesto, el Citroën C5 era capaz de superar a cualquier de sus rivales, incluso de segmentos superiores, en cuanto a confort se refiere, aunque también es cierto que había que acostumbrarse a sus reacciones y a su forma de andar. Sin embargo, esa condición de coche muy cómodo, hacía que no era un coche para afrontar carreteras muy retorcidas a ritmos alegres.
C5
La gama de motores estaba compuesta por la antigua familia de propulsores diésel desarrollados junto a Ford, los cuales habían empezado a verse en los últimos años del Xantia, así como motores de gasolina de inyección directa pobre GDi de Mitsubishi. El tope de gama era el típico V6 3.0 con 207 CV.
El Citroën C5 se fabricó hasta el año 2005, cuando se presentó el restyling cuyo rediseño afectó al frontal y a la trasera, así como a detalles del interior, a la gama de motores y al equipamiento.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS