A la vista de la imagen de portada de este artículo, algún lector podría afirmar que se trata de una repetición, puesto que el SEAT Toledo de primera generación —denominado internamente 1L— ya cuenta con su artículo dedicado. Pero no tan rápido. Del mismo modo que aquí no olvidamos una letra, hoy tampoco hemos mezclado las fotos y cometido un error. Así que ya está cubierto lo fácil, decir qué modelo no es este vehículo. Ahora viene algo más difícil: entender cuál es su nombre verdadero. Y es que el SEAT Toledo chino es otro representante de esa a veces muy extraña estrategia de nomenclaturas de los fabricantes de ese país. Aquí hemos optado por la denominación inicial, Chery A11, y a continuación os contamos la chinesca historia de este viejo conocido de los conductores españoles.
Una copia (casi) legal
Otra de las cuestiones que asociamos normalmente con los automóviles —y no solo— fabricados en China tiene que ver con su descarado desprecio por la protección de la propiedad industrial ajena. Son multitud los modelos que hemos mirado, al ser presentados, con una O dibujada en la boca, mientras nos preguntábamos si acaso éramos los únicos que nos habíamos percatado de su evidente condición de copia, porque de otro modo sería inexplicable que se aceptara su entrada en producción.
Sin embargo, en este caso la historia es bien distinta. El hecho de que Chery fabricase este automóvil casi indistinguible del SEAT Toledo 1L fue consecuencia de un acuerdo comercial firmado por ambas compañías. Así, tras la retirada del mercado del modelo español, la empresa china, prácticamente recién creada, se dirigió a Volkswagen para presentar una oferta y adquirir toda la utilería, los planos y el conocimiento técnico necesario para producirlo ellos mismos.
La historia de Chery comenzó en la clandestinidad, enfrentándose a las reticencias de un gobierno chino que controlaba estrictamente el número de fabricantes de automóviles que podían operar en su territorio, aunque hubieran accedido legalmente a los planos del SEAT Toledo 1L para lanzar su primer modelo
De este modo, 1999 no significó el final definitivo para este modelo. En el país asiático, estaba a punto de comenzar su segunda vida, gracias a los movimientos de Yin Tongyao, un ingeniero chino a quien el gobierno de la provincia de Anhui había encomendado, por su cuenta, el establecimiento de un nuevo fabricante de automóviles. No era una elección al azar, puesto que, a lo largo de su trayectoria profesional, había trabajado con Volkswagen en el traslado a China de una planta de producción que los alemanes habían instalado previamente en territorio estadounidense.
De hecho, el inicio de esa aventura teutona en China, que cristalizó en 1991 en la creación de una empresa conjunta con el Grupo FAW —FAW-Volkswagen—, estuvo protagonizado por el Volkswagen Jetta de la época, íntimamente emparentado con el SEAT Toledo de primera generación. La participación de Yin Tongyao en ese proyecto le permitió contactar, de manera clandestina —habían firmado exclusividad con Volkswagen—, con los proveedores de ese otro modelo, para iniciar los contratos de suministros de componentes necesarios para la fabricación del primer coche de Chery.
Operación motor
Ahora bien, ninguno de estos contratos versaba sobre los propulsores. Chery contaba con los planos y los instrumentos de producción del SEAT Toledo 1L, pero carecía de los derechos para fabricar un propulsor que pudieran instalar en su vano motor. Yin Tongqyao se puso manos a la obra con el objetivo de encontrar una solución similar para hacerse con este elemento. De nuevo, la idea era trasladar a China unas instalaciones que estuvieran ya operativas; de nuevo, en secreto, esta vez para no soliviantar a las autoridades gubernamentales. El Reino Unido fue el lugar donde lo encontró; Ford, el vendedor. El Ford CVH, con cuatro cilindros, 1,6 litros de cubicaje y 85 CV, desarrollado más de una década antes, fue el primero en ofrecerse en el Chery A11.
Como el negocio establecido con Volkswagen no incluía los motores que se instalaban en el SEAT Toledo 1L, Chery adquirió una línea de producción de propulsores propiedad de Ford en Reino Unido, y la trasladó a China
El gigante de Wolfsburgo se mostró molesto con esta manera de actuar de Chery, como también lo haría el gobierno del país asiático, que imponía por entonces limitaciones muy estrictas a la entrada de nuevos actores en su mercado automovilístico. Las diferencias con los primeros se resolvieron, por lo que parece, gracias al pago de una cantidad que nunca fue desvelada, como parte de un acuerdo extrajudicial ante la amenaza de una demanda. En cuanto a los dirigentes de la supuesta república popular, las negociaciones fueron más difíciles y se prolongaron durante prácticamente dos años. Finalmente, ya en 2001, Chery obtuvo el permiso para iniciar sus operaciones como auténtico fabricante en todo el territorio de China.
El Chery A11 comenzó su comercialización como rival de la versión del Volkswagen Jetta que fabricaba FAW-Volkswagen, aunque con un precio bastante más reducido, equivalente al 60 % de la tarifa de su contrincante. Más adelante, los motores de origen Ford dieron paso a los Tritec —esta, a su vez, también una empresa conjunta, formada años antes en Brasil por Chrysler y Rover—, primero, y a los Acteco, después. Esta ya era una marca propia de Chery, aunque se habían servido de una colaboración con la austríaca AVL para desarrollarlos.
Por alguna incompresible razón, en el año 2007 se aprobó su importación a ciertos mercados europeos, pese al pésimo resultado obtenido por este modelo en las pruebas de choque
Desde entonces, este modelo ha sido fabricado con diferentes denominaciones —Fulwin, Fengyun, Windcloud—, pero sin apenas cambios. Incluso, en el año 2007, consiguieron que la Unión Europea diera el visto bueno a su importación en los mercados continentales, seguramente porque ninguno de los individuos que firmaron dicha autorización había visto los vídeos de sus pruebas de choque, con resultados visiblemente peores que los del SEAT Toledo 1L original.
Y eso que en aquel momento ya habían renovado este modelo con la inclusión de algunos cambios estéticos apenas perceptibles, y un nuevo apelativo —varios, en realidad, cómo no—. El Chery A15 convivió con el Chery A11 en el catálogo, y cada uno de ellos se distribuía a diferentes mercados. La segunda vida made in China del SEAT Toledo 1L se prolongó, en cualquiera de estas dos formas, y bajo cualquiera de su miríada de apelativos, hasta el año 2016. Sobre su tercer renacimiento, esta vez de la mano de la rusa TagAZ y bajo el nombre de Vortex Corda, quizás tengamos ocasión de hablar en otro momento.
David García
No conozco sensación mejor que la de un volante en las manos. Disfruto también con ellas sobre el teclado, escribiendo ahora para vosotros algo parecido a aquello que yo buscaba en los quioscos cuando era un guaje.COMENTARIOS