El Cadillac Voyage Concept se presentó en 1988 y era un coche conceptual de claro diseño futurista, con una larga y estilizada carrocería sedán de cuatro puertas. Se presentó de forma oficial en el Salón del Automóvil de Detroit de aquel año, después de mostrarse de manera informal en un espectáculo típicamente americano en el Hotel Waldorf Astoria de Nueva York.
La historia de los prototipos de Cadillac va ligada con la historia de la marca, pues ya en 1905 el fundador de la marca, Henry Leland, mostró el Cadillac Osceola, un concept car biplaza de gran altura y de formas cuadradas, mostrando la gran capacidad de la marca de crear coupés con estilo.
Tengo que destacar que los prototipos que se mostraban en los salones del automóvil en la década de los 80 se realizaban con una clara intención de adelantar las líneas maestras de coches que se comercializarían a medio y largo plazo. No se quedaban en meros vehículos conceptuales para desechar después de su presentación. Se consideró como un “laboratorio rodante” de tecnología.
Su inmensa y aerodinámica carrocería de 5,4 metros y un coeficiente Cx de 0,28 tenía el objetivo de superar las 200 millas por hora (321 km/h) con ayuda de un V8 de 4,5 litros y 275 CV en unas futuribles autopistas sin límites de velocidad para recorrer el país de punta a punta
Considerado y concebido como un trabajo en equipo y cargado de la máxima tecnología, despertó tal nivel de interés que al año siguiente se mostró la versión coupé, denominada Solitario. Normalmente los vehículos de Cadillac siempre han levantado pasiones en los salones al otro lado del Atlántico.
Sus líneas familiares y su sólido color negro recuerdan al típico sedán americano ochentero utilizado por agentes del Gobierno, FBI, etc. Su estilizada carrocería, no perfilada a base de hachazos -se llevaba lo boxy-, ofrecía un coeficiente de arrastre Cx muy bajo, con un valor de tan solo 0,28. El faldón delantero disponía de movilidad, que le permitía moverse hacia el exterior en los giros bruscos y cerrados. Ambos paragolpes estaban pintados en color gris y estaban unidos de forma perimetral por unas bandas protectoras de color gris en la parte inferior de la carrocería.
De frente llamaba la atención su imponente anchura y baja altura, con la parte central presidida por la característica y elegante parrilla de Cadillac, flanqueada por dos estrechos grupos ópticos. Los finos y aerodinámicos retrovisores antirreflejos contribuían a la imagen estilizada y elegante que mostraba. Lo más característico de su lateral era el semicarenado de las ruedas, colaborando al bajo Cx, y sus interminables 5,4 metros de longitud. El ser un sedán tricuerpo facilita bajar el Cx.
Para acceder a su interior no era necesaria una llave, bastaba la introducción de un código para activa el sistema de entrada. Una vez introducido dicho código las puertas se abrían, las ventanillas bajaban unos centímetros y los asientos delanteros se desplazaban ligeramente hacia el exterior para facilitar el acceso a su interior. Su tablero de mandos recordaba al mostrado en la cabina de un avión, incluyendo pantallas digitales que se consideraban como elementos de ciencia ficción hace 33 años.
La totalidad de los asientos iban calefactados y contaban con la función de masaje, incluyendo regulaciones eléctricas en el del conductor. Mostraban un elevado estudio y desarrollo ergonómico, pues incluían más de 20 ajustes neumáticos y mecánicos y tres posiciones de memoria. El sistema de conexión telefónica contaba con un avanzado sistema de reconocimiento de voz (en su tiempo), que permitía realizar llamadas sin utilizar las manos. También ofrecía un primitivo sistema de navegación ETAK que contaba con una pantalla a color.
Se diseñó como un prototipo factible de llevar a producción, con algunos elementos de equipamiento considerados casi de ciencia ficción en aquella época
Una curiosidad era una banda de cristal tintado en la parte inferior de todas las ventanillas, que partían del parabrisas y que llegaban hasta los pilotos traseros. Estos pilotos usaban tecnología de diodos luminosos para todas las funciones, incluidos los intermitentes. También se podían mostrar imágenes de la parte trasera del coche en un monitor existente en el salpicadero, a modo de germen de las actuales cámaras traseras.
Bajo su capó encontrábamos un V8 de 4,5 litros que entregaba 275 CV trasladados a las cuatro ruedas mediante una caja de cambios automática de cuatro velocidades. Su sistema de tracción integral controlada electrónicamente permitía un reparto de par desde 0-100 % delante/detrás -si un eje perdía toda la tracción- hasta el perfectamente equilibrado 50-50 %. Los frenos eran de disco en ambos ejes e incluía ABS.
Su objetivo era cruzar el país de costa a costa a una velocidad de 200 mph (321 km/h) por unas teóricas autopistas sin limitaciones futuras de velocidad. Yo lo veo como un objetivo muy optimista con tan solo 275 CV, pero son las maravillas de la aerodinámica pulida y hay que creerlo. Además, esos V8 americanos, si de algo iban sobrados, era de par máximo.
La versión coupé que se mostró un año más tarde se dotó de una mejor mecánica, con un V12 de 6,6 litros y 430 CV desarrollado de forma conjunta con Lotus.
Ginés de los Reyes
Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...COMENTARIOS