Coche del día: Cadillac Model A

Coche del día: Cadillac Model A

Fue el primer modelo de la prestigiosa marca estadounidense, creado en un momento en el cual los automóviles aún eran para una minoría


Tiempo de lectura: 4 min.

Toda marca ha tenido sus inicios e, incluso, sus tiempos de declive. De esta manera, mientras Peugeot empezó en el siglo XIX vendiendo molinillos de café, o incluso BMW tuvo que llegar a producir material de cocina de cara a sobrevivir durante los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, Cadillac echó a andar en 1902 con un modelo que, por sus proporciones, dista bastante de lo que llegaron a ser sus creaciones clásicas durante la década de los cincuenta. Hablamos del Cadillac Model A, ni más ni menos que el primer diseño de esta empresa tan significativa no sólo para el automovilismo estadounidense de alta gama, sino mundial.

Así las cosas, lo primero a tener en cuenta es lo francamente minoritario que era el automovilismo en los años que vieron la salida al mercado del Cadillac Model A. En este sentido, una anécdota sobre cómo se organizaba la movilidad en las ciudades describe muy bien la situación. Y es que, en aquellos años seminales del transporte privado a motor, lo más normal seguía siendo moverse de camino a las fábricas o los quehaceres diarios impulsándose a pedal sobre una bicicleta. De hecho, la situación viaria era exactamente la contraria a la que se da hoy en día. Es decir, en vez de haber carriles segregados para el discurrir de las bicicletas, los que debían ir por un carril apartado por su carácter minoritario y escaso eran más bien los automóviles.

Y esto en el mejor y más civilizado de los casos, ya que de aquellas las vías públicas no contaban con la organización de la cual gozan actualmente. De hecho, por ejemplo, la primera multa por exceso de velocidad en Alemania no se puso hasta el 5 de noviembre de 1894. Concretamente a un Benz Victoria que cruzó impetuosamente el centro de una población. Pero volvamos a los territorios del Cadillac Model A a fin de seguir viendo lo poco maduro que estaba el automovilismo. No en vano, incluso en algunos materiales publicitarios de este modelo la marca siquiera se refería a él como un automóvil, sino como un “ carruaje sin caballos “. Algo que podemos percibir en su aspecto general, ciertamente más parecido a una calesa motorizada que a un vehículo a motor tal y como lo entendemos hoy en día.

cadillac model a (1)

Durante los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX, el automóvil todavía era un elemento extraño en las calles de las ciudades. Es más, siquiera la reglamentación del tráfico estaba muy clara en algunos aspectos

Cadillac Model A, uno de los pioneros

Continuando con el carácter reservado del automovilismo en aquellos sus primeros años, otra de las pruebas de esta situación es la enorme conexión que había entre diversos personajes. De esta manera, lo que acabó siendo definitivamente Cadillac se forjó sobre los restos de la Henry Ford Company. La cual se había ido al traste debido a las diferencias de criterio protagonizadas por H. Ford y sus socios, resultando en la saluda del mismo y la fundación de Cadillac bajo el impulso del ingeniero Henry M. Leland.

Un nombre clave para el Cadillac Model A, ya que fue quien acabó por pulir el diseño del modelo – a la postre muy similar al del Ford Modelo A de 1903 – con su motor monocilíndrico como protagonista. Por cierto, colocado en posición horizontal debajo de los asientos para entregar de 6 a 10 CV – de aquellos los motores trabajaban bajo ajustes muy abiertos – gracias a sus 1.605 centímetros cúbicos. Todo ello con novedades mecánicas como la válvula de admisión de elevación variable.

En lo referido a la velocidad, era mejor que ésta no fuera excesiva. No en vano, la amplia altura al suelo así como las primitivas suspensiones de ballesta no podían garantizar aplomo ni estabilidad. De hecho, las posibilidades de vuelco al tomar una curva a cierta velocidad así lo atestiguan. Lo cual queda más que probado con tan sólo un repaso rápido a las elevadas cifras de muertos arrojadas por las primeras carreras automovilísticas. Tales como la París-Madrid de 1903, suspendida antes de llegar a Burdeos debido a que, tan sólo en las primeras horas de la misma, ya iba acumulando un saldo de siete personas fallecidas.

cadillac model a (1)

Curiosamente, los inicios de Cadillac están más entrelazados con los de Ford de lo que pudiera pensarse. De hecho, este modelo y el Ford Model A se parecen bastante entre ellos

Así las cosas, huelga decir que cuando apareció el Cadillac Model A en 1902 lo que hoy en día nos parece lo más normal del mundo, es decir, movernos en coche, aún estaba rodeado por un aura de peligro iniciático. Afortunadamente, el avance mecánica fue allanando el camino a los nuevos tiempos, gracias a modelos que, como éste, lograron excelentes críticas en materia de fiabilidad, sencillez de manejo y rendimiento. Todo un hito en la historia de la movilidad personal.

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Sobre mí

Miguel Sánchez

Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

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Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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La historia del automóvil está llena de grandes emprendedores, de ideas arriesgadas, curiosas casualidades, irreconciliables enemistades y muchos fracasos. Es un mundo intenso y fascinante del que muchos hemos quedado cautivados. Cualquier vehículo con un motor me parece interesante, ya sean motocicletas, automóviles, camiones, aviones o barcos; es estupendo sentir la brisa del viento en la cara sobre uno de ellos. Si estáis aquí es porque compartimos afición.