Al BMW V12 LMR se le recuerda por haber sido el ganador de las 24 Horas de Le Mans en 1999. De hecho, es el único modelo de la casa alemana que ha conseguido imponerse en ella. No obstante, la historia de este modelo de carreras nace unos años antes, íntimamente unida a la de otro ganador en Le Mans. El McLaren F1 GTR. Responsable de haberse hecho con la victoria en 1995, evidenciando así que este modelo con motor BMW no era un simple superdeportivo más, sino también un automóvil digno de codearse con otros iconos en lo más selecto de la historia de la competición. Así las cosas, la alianza entre BMW y McLaren de cara a las carreras de resistencia se consolidó con visos al futuro. Algo que hubiera continuado de no ser por Porsche.
Responsable de algunos de los mejores y más recordados modelos en la historia de Le Mans, la casa germana acudió a reivindicarse nuevamente con creaciones como el WSC-95. Ganador en 1996 y 1997, haciendo que el McLaren F1 GTR dejase de ser competitivo al menos para los primeros puestos. De esta manera, tras acabar la temporada de 1997 McLaren decidió dejar a un lado las carreras de resistencia para centrarse en la F1, dejando en el recuerdo su victoria de 1995 como una muestra pasajera del potencial prestado por su recordado modelo con tres plazas. No obstante, BMW quedó bastante frustrada, ya que ella sí pretendía seguir intentando revalidar la victoria en Le Mans.
De esta manera, nada más producirse la salida de McLaren, BMW firmó una alianza con Williams. Otra escudería forjada en la F1 que, a finales de los noventa, se encontraba con ánimo de brillar en otro tipo de circuitos. Tanto así que siquiera se escogió partir de un modelo de serie como había sido el McLaren F1, sino de un diseño creado desde cero en forma de Sport Prototipo con habitáculo abierto. Justo a la forma y manera de los exitosos Porsche WSC-95. Así las cosas, mientras Williams quedaba encargada del chasis y la aerodinámica, BMW se ocuparía de seguir afinando el bloque S70 V12 ya usado con McLaren. Una suma de esfuerzos gracias a la cual nació en 1998 el BMW V12 LM.
Después del éxito de la unión con McLaren para ganar en 1995 con el F1 GTR, Porsche consiguió batir a los motores de BMW haciendo que ésta tuviera que unirse con Williams de cara a volver a reinar en Le Mans
BMW V12 LMR, probar y afinar es casi todo
Tras el éxito experimentado con McLaren, contrastó de forma evidente el fracaso producido en 1998 con Williams. Y es que, mientras el motor no daba problemas reseñables, el chasis y el montaje no fueron precisamente muy afinados. Es más, los BMW V12 LM quedaban muy por detrás de los Porsche y Mercedes, lastrados por unas inquietantes vibraciones procedentes del tren motriz. Con todo ello, muchas carreras siquiera se podían acabar, firmando un verdadero desastre en materia de puntuaciones.
Llegados a este punto, lo cierto es que resulta digna de alabanza la confianza de BMW en su socia y compañera Williams. No en vano, lejos de retirarse, ambas marcas aguantaron a base de pruebas y más pruebas afinando un diseño totalmente nuevo, haciendo borrón y cuenta nueva respecto al V12 LM especialmente en lo que tenía que ver con el sistema de refrigeración y la aerodinámica. De esta manera, de cara a la temporada de 1999 se presentaba el BMW V12 LMR creado en base a un monocasco en fibra de carbono.
En lo referido al motor, se seguía usando el mismo bloque – estirado desde la aparición del McLaren F1 – colocado en posición longitudinal para rendir 580 CV a través de los casi seis litros de su V12 acoplado a una caja de cambios con seis relaciones. Todo ello con un notorio par de 678 Nm. Sin duda perfecto para salir con fuerza de las curvas más cerradas rumbo a superar los 300 kilómetros por hora en la recta Mulsanne.
Resulta llamativo lo mucho que consiguió estirar BMW el bloque V12 con el que se dotara al McLaren F1, siendo también el propulsor de este monoplaza abierto que ganó la última edición de Le Mans en el siglo XX
Gracias a ello, los dos BMW V12 LMR clasificados para la salida de Le Mans 1999 consiguieron dominar la carrera casi desde el comienzo. Eso sí, debido a dos momentos clave durante aquellas 24 horas se pensó que, finalmente, posiblemente BMW no podría lograr la ansiada victoria. El primero fue cuando uno de los dos V12 LMR sufrió un accidente que obligó a su retirada. Y el segundo fue cuando el único representante aún en carrera se veía cada vez más acosado por un Toyota que se le acercaba peligrosamente. Algo que, al final, se resolvió por el reventó de rueda sufrido por el japonés, dejando al BMW V12 LMR vía libre para llegar primero a la última edición del sigo XX para las 24 Horas de Le Mans.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS