Coche del día: Volvo VESC

Coche del día: Volvo VESC

Es uno de los prototipos más importantes en la historia de la seguridad, siendo básico para entender el posterior 240


Tiempo de lectura: 5 min.

En el complejo y global mercado automovilista forjado después de la Segunda Guerra Mundial con la expansión del acceso a los bienes de consumo, resulta esencial tener una identidad de marca que te diferencie, que te haga sobresalir. En ese sentido, Volvo siempre ha tenido claro que ésta había de basarse en el cuidado de la seguridad. Algo que ha conseguido, ya que gracias a creaciones como el Volvo VESC incluso hoy en día cualquier potencial comprador confía en esta marca a la hora de adquirir uno de esos automóviles que no seducen por la emoción sino por la razón. La razón tecnológica, plasmada aquí en el hecho de moverse de forma segura, plácida y eficiente.

De hecho, Volvo ha hecho tan bien los deberes en este sentido que las pocas veces en las que ha querido salirse del guión no ha hecho nada realmente llamativo. Prueba de ello es lo que pasó con el Sport P1900 en 1954. Un descapotable carrozado en fibra de vidrio que pretendía ser una especie de Corvette a la sueca, lastrado por un chasis endeble e inseguro así como unos pésimos acabados. Es decir, todo un jarro de agua fría que dejaba claro a la empresa la inconveniencia producida al salirse de un guión perfectamente marcado en clave de seguridad y fiabilidad.

De hecho, esa imagen diferenciada en base a un extremo cuidado por la seguridad aseguró a Volvo una buena cuota de mercado en los Estados Unidos, llegando a ser el segundo fabricante extranjero en el mismo después de Volkswagen con sus populares Beetle fabricados en México. Es más, la atención puesta en el mercado americano moldeó no pocos de sus diseños. Algo que puede verse a la perfección en el Volvo VESC de 1972. Un prototipo visionario en materia de seguridad pero también de contaminación, habiéndose ajustado a las exigencias promovidas por la administración norteamericana en ese sentido.

volvo vesc (2)

Con novedades como el motor descolgándose en caso de impacto delantero para no invadir así el habitáculo, este prototipo es un hito a la hora de salvar vidas y todo un alarde en la tecnología de seguridad que ha hecho famosa a Volvo

Volvo VESC, el ensayo que inspiró al 240

Uno de los modelos más y mejor vendidos en la historia de Volvo es el 240. Además, también fue uno de los responsables más visibles a la hora de asentar su fama de marca asentada en el cuidado de la seguridad. Sin embargo, para llegar a su diseño final antes hubo un prototipo donde se ensayaron multitud de nuevos elementos. Hablamos del Volvo VESC de 1972. Para empezar, en un tiempo donde no pocas personas morían como consecuencia de los golpes contra el habitáculo dados en caso de colisión, incluyó airbags tanto para las plazas delanteras como para las traseras.

Y es que el Volvo VESC incluía no pocas soluciones pensadas para un hipotético choque. Veamos. Por pasmoso que pueda ser recordarlo, en caso de colisión frontal resultaba bastante normal morir aplastado entre el asiento y el motor, el cual invadía con facilidad el habitáculo clavando sus numerosos hierros en la carne de los ocupantes de las plazas delanteras. A fin de evitarlo, el Volvo VESC fue diseñado de tal manera que el motor se deslizara hacia abajo, es decir, se descolgase, antes de penetrar hacia el interior.

Una novedad que al poco aplicaron marcas como Subaru, garantizando la protección del espacio ocupado por los pasajeros. Además, en este sentido otra causa de mortalidad en el ámbito de los choques delanteros era ser golpeado fatalmente por la columna de dirección. A fin de evitarlo, el Volvo VESC preveía que ésta lograse retroceder en vez de dirigirse al rostro del conductor. Un resorte accionado en caso de accidente que sin duda salvó no pocas vidas.

volvo vesc (1)

Más allá de los airbag tanto delante como detrás, aquí se usaron al fin los reposacabezas de una forma eficiente para evitar los desnucamientos con los que perecían no pocas personas

Siguiendo con las lesiones mortales comunes en el automovilismo de hace medio siglo, cuesta creer la poca atención que se daba a los reposacabezas. Una pieza que algunos creen sólo necesaria para recostarse plácidamente, aunque en verdad nacieron para la importante misión de evitar una muerte por desnucamiento en medio de las inercias surgidas en cualquier choque a gran velocidad. Así las cosas, el Volvo VESC montaba unos reposacabezas que se desplegaban automáticamente en caso de impacto. Y eso por no hablar de las barras de refuerzo en los laterales o la jaula antivuelco integrada. Dos innovaciones más que se vieron complementadas por muchas más entre las que destacó el corte automático del suministro de combustible, intentando que el depósito permaneciera estanco, despajando en lo posible el riesgo de que el coche se incendiase con los ocupantes todavía dentro. Y es que, cuando pensamos en conducir también hay que tener en cuenta estos hechos dolorosos e indeseables. Volvo fue una de las primeras marcas en tomárselo realmente en serio, habiendo salvado seguramente no pocas vidas.

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Sobre mí

Miguel Sánchez

Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

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