De todos es sabido a estas alturas de la película que BMW es una de las marcas con más pedigrí y genética deportiva de la historia del automovilismo. Pero esta larga trayectoria tiene un comienzo, y quizás nuestro protagonista de hoy, el BMW 315/1 Roadster de 1934, sea la base sobre la que se cimentó ese espíritu RACER tan característico que la marca muniquense pone en todos sus vehículos, convirtiéndolos de facto en máquinas con las que sus propietarios conectan de manera inmediata. “¿Te gusta conducir?”
Aunque el nacimiento de la marca se remonta a 1916, no es hasta 1929 cuando comienza en el diseño y fabricación de automóviles, creando el que se puede considerar como el primer BMW de la historia, el modelo 3/15. Pero si realmente nos ceñimos a la línea seguida por la marca en cuanto a diseño, y donde uno de sus principales rasgos de identidad queda patente, la parrilla frontal de doble riñón, el modelo que da el pistoletazo de salida de la marca germana seria el Type 303, presentado en el Salón de Berlín de 1933.
BMW ya se había especializado en motores de seis cilindros en línea en la PGM para la aviación militar
Solo un año más tarde llegaría una nueva variante, donde básicamente se incrementaba la cilindrada del seis en línea del 303 -uno de los motores seis cilindros fabricados en serie más pequeños de la historia- desde los 1,2 litros hasta los 1,5 litros, dando como resultado al nuevo 315 de 1934, que sería presentado ante el público en el Salón del Automóvil de Berlín de Marzo de 1934. Junto aquel modelo posaba un prototipo derivado directamente de este, el 315/1 Roadster, que vería la luz unos meses después, ya metidos en el verano de aquel año.
El BMW 315/1 Roadster es quizas el origen donde se fragua la filosofía de la marca muniquesa, teniendo a la deportividad como su máximo exponente
Así que, en cuestión de tan solo un año y unos meses BMW había pasado de su 303, con 30 CV de potencia, al 315/1 Roadster, que ya declaraba 40 CV a 4.300 RPM, es decir, un incremento de un 25 %. Es algo realmente meritorio si tenemos en cuenta la tecnología disponible en aquel momento, pero gracias a los ingenieros de la firma, Fritz Fiedler y Rudolf Schleicher, aquel hito se lograba con unos resultados muy positivos para la marca, tanto a nivel comercial como de estatus, que ya la posicionaban como referencia en cuanto a deportividad dentro del país germano.
A nivel mecánico el nuevo roadster contaba con la base mecánica del 315, siendo esta un propulsor hexacilíndrico de 1.490 cc refrigerado por agua. Las cotas internas se situaban en 58 mm de diámetro por 94 mm de carrera, quedando el propulsor asociado a un cambio de cuatro relaciones Hurth. En cuanto a los cambios para aumentar la potencia respecto a la versión estándar, se realizaron pequeños retoques con tal fin.
Primero de todo, se incrementó el índice de compresión, pasando de los 5,6:1 del 315 hasta los 6,8:1 de este roadster. Por otro lado, la versión descapotable del 315 contaba con una batería de tres carburadores Solex 26 BFRV, en lugar de las dos unidades con las que contaba el 315 a secas. El resultado era el mencionado incremento de potencia, pasando de 34 a 40 CV. Además, el 315/1 Roadster podia rodar a ritmos más altos, logrando alcanzar una velocidad punta de 120 km/h y estableciendo unos consumos medios del orden de los 11 litros cada 100 km (poco para la época).
El 315 en su variante Roadster se convertía en el modelo más sofisticado de la marca hasta ese momento tras la aparición del modelo estándar
Si bien es cierto que el 315/1 no era un bólido al uso, sí que gozaba de unas cualidades dinámicas por encima de la media del momento. A ello contribuía su peso, de tan solo 750 kilogramos en seco, y un chasis tubular fabricado en acero con refuerzos en puntos clave. Las cotas totales del Roadster, según declaraba la marca, eran de 3.900 m de largo, 1.450 mm de ancho y 1.350 mm de alto. La distancia entre ejes quedaba en 2.400 mm, mientras que el ancho entre vías estaba en 1.153 mm y 1.220 mm delante y detrás, respectivamente.
En lo que se refiere a términos dinámicos, el BMW 315/1 Roadster contaba con suspensión independiente en su frontal, compuesta por triángulos inferiores, amortiguadores hidráulicos y una ballesta transversal de tipo semielíptico. En el eje trasero era un puente rígido apoyado sobre ballestas longitudinales y amortiguadores hidráulicos el que actuaba. La frenada, por su parte, quedaba encomendada a un equipo de tambores de igual medida en ambos trenes de rodaje, 230 mm.
En su interior se respiraba un aroma a deportividad inequívoco. Con disposición a dos pasajeros este bello roadster combinaba diferentes tonalidades, según el gusto de sus propietarios, de manera soberbia.
A ello se le sumaban los elementos cromados presentes en los brazos de su volante de grandes dimensiones, como en otros componentes como el espejo retrovisor interior ubicado sobre el salpicadero, que le conferían un toque de elegancia y distinción. Su completo tablero de instrumentos con fondo blanco incorporaba dos relojes a modo de velocímetro y reloj y sobre ellos indicadores de presión de aceite y temperatura del líquido refrigerante.
Una calidad de acabado excepcional, junto a una puesta a punto por encima de la competencia, hacían del roadster de BMW un automóvil dinámico y prestacional para la época
Otros detalles a destacar eran un salpicadero liso sin estridencias, donde encontrábamos una guantera en el lado del pasajer,o y el contacto justo en el centro de este. Asímismo los dos sillones, tipo butacón, estaban forrados en piel, y entre ellos la palanca del cambio de pequeñas dimensiones, algo poco habitual en la época.
Exteriormente destacaba el frontal, donde ya encontrábamos la parrilla con doble riñón. En la vista lateral podíamos observar cómo las ruedas traseras quedaban semicarenadas con la palometa de apriete colocada sobre la chapa exterior y cubierta por una tapa cromada presidida por el escudo de la marca.
En la zaga, y tras los asientos, una pequeña cubierta de lona que servía para cubrir el puesto de mando si no estábamos en él en caso de lluvia. De manera opcional una empresa externa creó una capota dura desmontable, con la que se podia convertir en coupé.
En la cola trasera, de larga caída, estaba ubicada la rueda de repuesto bajo una tapa circular, y sobre esta se colocaba la matrícula del momento. Otros detalles curiosos de su silueta eran la apertura de sus puertas de modo invertido, que a la vez carecían de lunas laterales. También las tomas de aire situadas en el lateral derecho delantero para refrigerar el propulsor y con apertura del capó de modo lateral para tener un mejor acceso a la mecánica.
Cada detalle en el BMW 315/1 Roadster nos hacía patente que estábamos ante un automóvil especial y con un espíritu RACER intrínseco en la genética de la marca
En los siguientes dos años que se comercializó el modelo se vendieron un total de 230 unidades, con un precio final de 5.200 RM (Reichsmark, moneda oficial en la época de Hitler). De manera opcional, y por 80 RM más, podíamos adquirir las llantas de radios con las que se acrecentaba la imagen deportiva del BMW 315/1 Roadster. Para el verano de 1936 cesaba la producción de este deportivo, no disponiendo de un sucesor en ese momento para relevarle.
En la actualidad, y como podremos imaginar, este automóvil es una de las joyas más cotizadas de la marca, con precios que actualmente van desde los 150.000 hasta los 300.000 euros, dependiendo del estado de originalidad, conservación o restauración a la que haya sido sometida la unidad en cuestión. En definitiva, un estandarte en el que se refleja el carisma y filosofía de una marca convertida para muchos en pasión.
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J. Rubio
Soy un enamorado del motor en general y de los vehículos clásicos y motocicletas en particular. Dedicado al mundo de la automoción desde hace unos años, disfruto probando toda clase de vehículos y escribiendo mis impresiones y experiencias sobre ellos.COMENTARIOS