Coche del día: Audi A1 quattro

Coche del día: Audi A1 quattro

Lo más parecido a un Audi RS1


Tiempo de lectura: 5 min.

Audi siempre ha presumido de estar a la vanguardia de la técnica, pero entre los fabricantes premium, también ha destacado por un poco a su aire y marcar el camino a seguir en alguna ocasión. Por ejemplo, el Audi A3, el primer compacto premium si no contamos el Serie 3 Compact de BMW, provocó que los demás pusieran en circulación sus propios compactos. Tardaron bastante, pero al final, se volvieron uno de los pilares importantes de las ventas.

Sin embargo, Audi siguió intentando ampliar la gama por debajo y lanzó el Audi A2. Con este no hubo tanta suerte como con el A3, presentaba un concepto muy particular, por un precio demasiado alto y un diseño que no gustó. Hubo que esperar hasta 2010, con el lanzamiento del Audi A1, para que sí tuviera éxito con un coche pequeño, aunque ninguno de los fabricantes considerados premium copió la idea.

Como en muchas ocasiones, el Audi A1 compartía muchas cosas con otros coches del grupo, tales como el SEAT Ibiza o el Volkswagen Polo (plataforma, sistemas, algunos motores…). Eso ayudó a que los precios no se disparara en exceso, aunque el A1 era uno de los coches más caros de su segmento, solo el MINI le hacía sombra y además, le superaba en algunos apartados como la deportividad. El MINI era un coche muy particular y el Audi no tenía una personalidad tan marcada ni un planteamiento tan premium, aunque barato no era.

audi a1 quattro (4)

Una de las particularidades del Audi A1, es que nunca contó con una versión RS. Si tuvo variantes potentes y con una variante “S”, que fue objeto de mofa por su denominación: Audi S1. No se tardó en comparar este S1 con el “viejo” Grupo B, poniendo toda clase de estupideces en redes sociales y foros al respecto. Una lástima que se despreciara esa versión solo por su denominación, porque con 231 CV era un tiro.

La versión más radical se llamó quattro

Con un precio de 53.600 euros, se puso en circulación, allá por 2012, el Audi A1 quattro, la versión más deportiva y radical del más pequeño de la gama del fabricante alemán. Un coche que se fabricó en tirada limitada de 333 ejemplares, todos con el volante a la izquierda y no para todo el mundo, pues solo se comercializó en algunos países de Europa Central y en América del Sur, aunque allí llegaron realmente pocos. Si el A1 quattro se hubiera lanzado a día de hoy, rápidamente habría sido comparado con el Toyota GR Yaris, tanto por potencia como por concepto general del coche, aunque le supera en peso, pues el Audi A1 quattro pesa 1.465 kilos. Para el tipo de segmento en el que milita, es una auténtica pasada, estaba muy gordo…

El Audi A1 quattro se presentó un año antes en forma de prototipo y cuando se puso en producción, mantuvo sin cambios el diseño. No contaba con una carrocería super ensanchada, ni con elementos excesivamente llamativos como las versiones RS de la marca, pero era mirarlo y saber que había algo escondido en ese coche. El paragolpes frontal era nuevo, con entradas de aire más grandes y más agresivas (pero falsas, puro atrezzo), los faros delanteros tenían detalles en color rojo en su interior, el techo y los pilares iban pintados de color negro, haciendo mucho contraste con la carrocería, siempre de color blanco, al igual que las llantas y tuerca central de color rojo con diseño turbina y 18 pulgadas… el tratamiento exterior era muy bueno y hacía presagiar buenas sensaciones.

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Cuando entrabas dentro no te encontrabas con tantos detalles que hacían pensar que este coche era especial. El tacómetro era de color rojo y específico de la versión, el pomo del selector del cambio era de aluminio (si le daba el solo directo, te abrasabas la mano) y los asientos era más deportivos y envolventes, pero todo lo demás apenas cambiaba. El volante el achatado por su parte inferior, tomado del Audi TT, pero no había más cosas que de verdad dejaran claro que estabas conduciendo lo más parecido a un Audi RS.

Cuatro cilindros turbo y tracción total

Volviendo un poco hacia atrás, la idea de compararlo con el Toyota GR Yaris, viene porque el Audi A1 quattro contaba con un motor turbo y tracción total, aunque en esta ocasión su puesta a punto es más para asfalto que para tramos de rallies, como ocurre con el japonés. Por otro lado, el motor que se escogió fue el cuatro cilindros 2.0 TFSI, pero se realizó una configuración específica que rendía 256 CV y 350 Nm, combinado con el sistema de tracción total quattro. No había nada en el mercado que se le pudiera parecer, pudiendo acelerar de 0 a 100 km/h en 5,7 segundos y alcanzando una velocidad de 245 km/h. Era muy rápido, todavía a día de hoy lo sigue siendo.

Por entonces, el Audi A1 era un coche pequeño, comparado con cualquier utilitario actual lo es todavía más. Por si fuera poco, por aquel entonces todavía se seguían ofreciendo carrocerías de tres puertas y fue, como cabría esperar, la escogida para el Audi A1 quattro. Medía 3.987 milímetros de largo, 1.740 milímetros de ancho y 1.416 milímetros de alto. El maletero no superaba los 210 litros…

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No obstante, son cosas que combinadas con algunas que no se pueden ver a simple vista lo hacían todavía más interesante. Por ejemplo, el eje trasero era del Audi TTS (paralelogramo), obligatorio por la adopción de un sistema de tracción total con diferencial Haldex.

Todos se vendieron muy rápido y a un precio espectacular para la época: 53.600 euros. Hoy, encontrar una unidad por menos de 59.000 euros es una odisea.

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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