Para cualquier aficionado al automovilismo deportivo el nombre de Ascari es algo bastante común. No en vano, fue el primer piloto en ganar dos campeonatos consecutivos en la historia de la F1. Ambos con Ferrari, aunque, al mismo tiempo, su trayectoria también pasa por otras casas italianas como Maserati o Lancia para completar así un palmarés donde también destacaron las carreras de resistencia en Sebring, Le Mans o Monza. Precisamente, en este último circuito fue donde perdió la vida en 1955. Además, años después su mítico apellido dio nombre a una pequeña empresa con vocación de construir superdeportivos. Entre ellos el Ascari Ecosse, del cual sólo se produjeron unas 18 unidades para ser así uno de los modelos más exclusivos de los años noventa.
Pero vayamos por partes. Para empezar, ¿de dónde había salido esta marca? Bueno, en primer lugar debemos establecernos en medio de las coordenadas fijadas por el automovilismo británico. Un área donde, desde incluso los tiempos previos a la Segunda Guerra Mundial, ha sido muy común la aparición de pequeños fabricantes cuasi artesanales, centrados en la labor de chasis e ingeniería mientras que todo lo relativo al motor lo dejaban en manos de algún proveedor masivo. Ni más ni menos que la historia vivida por los equipos británicos de F1 nacidos antes de finalizar los años sesenta – imposible narrar la historia de Lotus o McLaren sin el motor Cosworth FDV -, pero también por multitud de sus modelos de serie como, por ejemplo, el Lotus Cortina.
Así las cosas, la aparición de fabricantes altamente prestacionales centrados en series cortas ha sido una constante en el Reino Unido. Eso sí, una constante llena de estrellas fugaces pues, no en vano, desde un punto de vista empresarial estas iniciativas siempre han carecido de la financiación necesaria para completar una logística solvente. Algo en lo que, desgraciadamente, Ascari Cars Ltd no fue una excepción. Todo ello a pesar de ser fundada por personas con amplias participaciones en el lucrativo negocio del petróleo. No obstante, fuera como fuese lo cierto es que cuatro años después de ser creada en 1994 Ascari lanzó el Ecosse, su primer modelo.
Rápido, ligero y rígido. Con este planteamiento se presentaron para el Campeonato Británico de Turismos algunas unidades preserie de este modelo
Ascari Ecosse, menos de viente unidades
En lo referente al chasis, el Ascari Ecosse parecía beber de la tradición de ligereza fijada por Lotus con un uso intensivo del aluminio y la fibra. Además, esto se trasladó a los propios volúmenes del vehículo, el cual rezuma un aspecto rígido y ligero por los cuatro costados. Y es que aquí se buscaba crear un automóvil homologable sí, pero principalmente diseñado para los circuitos. Circuitos que, como el que también lleva el nombre de Ascari en la provincia de Málaga, actúan de garaje de ensueño para los fanáticos de los superdeportivos.
Respecto al motor, el Ascari Ecosse equipó de primeras un bloque BMW V8 de 4.4 litros capaz de entregar en torno a 300 CV. Eso sí, en las primeras unidades, ya que como estamos hablando de un modelo ensamblado artesanalmente las evoluciones fueron contante. De este modo, muchos de los Ecosse equipados con la mecánica BMW llegaron a rozar los 400 CV incrementando la cilindrada hasta los 4.7 litros. Además, hubo más cambios de cara a crear un pequeño universo de piezas únicas.
En ese sentido, los precedentes del Ascari Ecosse – llamados FGT, un modelo experimental que se orientó a un posible equipo de carreras para el Campeonato Británico de Turismos – montaron motores de Chevrolet y Ford. Mientras tanto, llegó a haber alguna versión con hasta cinco litros partiendo del bloque BMW. Es decir, se trata de una pieza para coleccionistas, concretamente aquellos que aman buscar la genealogía y trayectoria exacta de cada unidad.
Muchas de estas iniciativas relacionadas con fabricar un modelo altamente prestacional en serie corta suelen acabar mal en base a lo endeble de su planificación financiera. Algo de lo que, desgraciadamente, entiende el panorama español de los últimos años
Y es que, aunque el KZ1 dio continuación al Ecosse en 2003, lo cierto es que estamos ante uno de los deportivos con motor central más escasos de los años noventa. Además, la propia Ascari acabó cerrando en 2010 debido a problemas financieros. En fin, otra vez la misma historia a la que parecen estar abocados no pocos de los fabricantes dedicados a este tipo de modelos.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS