Coche del día: Alfa Romeo 8C Competizione

Coche del día: Alfa Romeo 8C Competizione

Belleza y deportividad unidos de la mano


Tiempo de lectura: 6 min.

El coche que tratamos hoy, el fascinante Alfa Romeo 8C Competizione, derivaba directamente del concept car que despertó una gran admiración en el salón de Frankfurt de 2003. Se presentó como modelo definitivo en el Salón de Ginebra cuatro años después, en 2007. Surgió de la cooperación de las empresas Alfa Romeo, que desarrolló la parte del diseño, y Maserati, encargada de la producción del mismo.

El 8C Competizione se inspiró en el glorioso pasado de la marca, evocando la gran tradición deportiva de Alfa Romeo, y aplicando al mismo tiempo las últimas innovaciones tecnológicas del momento. Su nombre no es una invención; 8C -pronunciado “otto chi”, significa “ocho cilindros”- diseñado por Vittorio Jano, siglas que en las décadas 30 y 40 del siglo pasado distinguían a aquellos automóviles de competición y carretera equipados con este motor.

El término “Competizione” quiso ser un homenaje al 6C 2500 Competizione, deportivo conducido en la Mille Miglia de 1950 por el tándem Fangio-Zanardi

Después de esta breve introducción hablaremos en primer lugar de lo que más nos llama la atención: su diseño. Su línea fue obra del Centro Stile de Alfa Romeo, consiguiendo aunar una gran aerodinámica y unas prestaciones junto a una pureza de formas, sin elementos que perturbasen su armonía. Toda la superficie de la carrocería ha sido optimizada para que nada obstaculice el fluir del aire, teniendo en cuenta elementos como los perfiles de los montantes, cristales o retrovisores.

Alfa Romeo 8C Competizione 2

Todo ello se consiguió con elaborados cálculos por ordenador, pruebas en el túnel del viento y en conducción real. También se elaboró de forma muy estudiada el suelo del coche, consiguiendo un importante efecto suelo, que permitió un Cz (coeficiente de sustentación) negativo, contribuyendo a aumentar la estabilidad a altas velocidades, algo difícil de conseguir en un coche sin alerones prominentes.

La línea horizontal hundida que partía a la altura de los pasos de rueda delanteros hacia el lateral lo dotaba de un gran dinamismo. Las aletas traseras sugerían unos poderosos músculos, que junto a unas ruedas de grandes dimensiones (245/35 20 en el eje delantero, y 285/35 20 en el trasero), acentuaban su personalidad y fuerza. Los faros delanteros estaban agrupados en un solo foco, protegidos con su correspondiente cubierta de metacrilato, con una bonita forma de gota de agua. Los pilotos traseros redondos, o el marco cromado de las ventanillas hacían un guiño al diseño de décadas anteriores.

Su interior ha sido diseñado pensando en la máxima ergonomía, con unos asientos anatómicos construidos en fibra de carbono, dotados de todas las regulaciones necesarias para obtener el puesto de conducción más óptimo. Las levas del cambio junto al volante contribuían también a ello. Su interior se podía personalizar seleccionando entre un amplio abanico de pieles, unida a un tejido de fibra natural que creaba un efecto estético de gran profundidad, o elegir el color y el tipo de costuras.

Después de extasiarnos con su aspecto exterior, cuya carrocería estaba construida en fibra de carbono, montada en un chasis de acero, nos centramos en otro aspecto no menos importante, su corazón mecánico.

Alfa Romeo 8C Competizione 4

El motor era un ocho cilindros en V a 90º, de origen Maserati, con una cilindrada de 4.691 cm3, que entregaba 450 CV a 7.000 RPM, siendo su par máximo de 470 Nm a 4.750 RPM. Era un motor con una elevada potencia específica (95,9 CV/l)

Construido íntegramente en aluminio, iba dotado con doble árbol de levas movidos por cadena, con variación de fase continua en el de admisión. Contaba con cuatro válvulas por cilindro. El sistema de refrigeración de las culatas y la configuración de su dinámica de fluidos se diseñó para obtener una máxima permeabilidad de los conductos de admisión, permitiendo una eficaz refrigeración de la carga de admisión, optimizando la prestación del motor.

Gracias a la adopción de unos variadores de fase de actuación continua en los ejes de levas de admisión, una optimización de la cámara de combustión y un adecuado calibrado del motor, se consiguió obtener una entrega de un 80 % del par motor a partir de 2.000 RPM. La respuesta al acelerador es contundente, beneficiado por la elevada permeabilidad de la admisión y a la baja inercia del sistema volante motor-embrague bidisco. El cigüeñal montaba unos contrapesos a 90º, que le dotaba de un gran equilibrio y unas bajísimas vibraciones, complementados con unas bielas y pistones de diseño optimizado. La distribución se realizaba a través de cadena única, lo que garantizaba una fiabilidad de por vida.

La arquitectura motor/transmisión era propia de un turismo deportivo; era de tipo transaxle: motor delantero pero en una posición retrasada con el cambio situado junto al eje trasero. Esta disposición permitía un reparto muy equilibrado de pesos. La caja de cambios era automático, de seis velocidades, pero con estructura y funcionamiento manual, con automatismos para el embrague y el movimiento de la palanca de cambios.

Alfa Romeo 8C Competizione 3

El conductor podía elegir entre cinco programas de funcionamiento: Manual-Normal, Manual-Sport, Automático-Normal, Automático-Sport e Ice (hielo, para circular por superficies deslizantes). La selección de estos programas se realizaba a través de botones. Los cambios en los programas manuales se podían realizar a través de dos palancas situadas detrás del volante. Anotar la presencia de un diferencial autoblocante, que gestionaba con una estabilidad y eficacia extraordinarias las aceleraciones en cualquier situación.

Sus suspensiones llevaban un esquema de paralelogramo con portabujes y brazos de aluminio forjado, fundamental para el control de la convergencia. Una frenada potente y eficaz quedaba asegurada por cuatro discos ventilados y perforados, con unas pinzas fabricadas en aluminio. También contaba con la última versión del control de estabilidad y tracción de Alfa Romeo, el conocido como VDC (Vehicle Dinamic Control).

En pocas palabras, lo que vemos es: belleza. Bajo, equilibrado, agresivo. Te emocionas cuando escuchas el sonido mecánico de su motor, rotundo, pleno, convincente. Si esperamos dificultad o complicación como respuesta a su conducción, nos obsequia con todo lo contrario: sus 450 CV y 470 Nm de par se manejan con sencillez y facilidad. Teniendo tiempo para familiarizarnos con el manejo de todos sus mandos, nos encontraremos con un auténtico placer de conducción que pocos coches nos ofrecen. Lo añadimos a nuestra lista de coches con espíritu RACER.

Aquí os dejo con un vídeo del mismo, con permiso de Motor Trend.

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Ginés de los Reyes

Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...

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