El Alfa Romeo 156 fue, sin lugar a dudas, un éxito y todavía resulta sencillo encontrar unidades en circulación por nuestras carreteras. Pero como ocurre con todo, su vía comercia llegó a su fin y la firma italiana tuvo que buscar un reemplazo. No valía cualquier cosa, obviamente, había que lograr mantener la buena aceptación que tuvo el 156, sin perder la esencia de la marca y sin que los costes fueran excesivamente altos. Los gastos, como sabéis, influyen en el precio final del producto y si una empresa quiere vender algo en masa, tiene que ofrecer un buen producto a un precio competitivo. Y es aquí, en el precio competitivo, donde está el quid de la cuestión.
Con el Alfa Romeo 156 se logró ese equilibrio entre buen producto y precio competitivo, así que no se podía salir de esa senda y para ello, FIAT se asoció con General Motors, con el objetivo de desarrollar una plataforma conjunta que serviría para dar soporte al reemplazo del 156, el Alfa Romeo 159, así como un modelo para Cadillac y otro para Saab. Sería una plataforma que podría emplearse para un coche del segmento D y otro del segmento E, que, sin embargo, solo dio soporte a un único coche: el mencionado Alfa Romeo 159. General Motors acabó por retirarse del proyecto y dejó a FIAT con una plataforma que estaba casi terminada, pero que no contaba con vehículos asignados. Así que hicieron lo que había que hacer, completaron el desarrollo y le asignaron un coche: el reemplazo del 156.
Es decir, el Alfa 159 ya empezó su vida con un tropiezo y eso no podía ser buena señal. No obstante, Alfa tenía ante sí una plataforma grande, de la que podría sacar buen provecho, equipada con un buen esquema de suspensiones –paralelogramo delante y multibrazo detrás–. El resultado fue un coche que superaba en tamaño, por mucho, a su predecesor. Era 23 centímetros más largo, nueve centímetros más ancho y tres centímetros más alto, mientras que la batalla crecía nada menos que 10,5 centímetros. Giugiaro se encargó de su fisionomía, con la característica solvencia del diseñador y sin perder ni un ápice de la esencia de la marca.
Finalmente, se presentó en el salón de Ginebra de 2005, junto al Alfa Romeo Brera y la crítica pronto reconoció el buen trabajo de Italdesign. En esencia, era un auténtico Alfa y sus proporciones, equilibradas y bien definidas, se ganaron el favor del público. No que no gustó tanto fueron sus motores, que procedían del banco de órganos de General Motors. Cuando se lanzó al mercado, contaba con un total de cuatro motores gasolina, todos ellos con raíces americanas. Por ejemplo, el bloque 1.8 MPi con 140 CV, era el mismo Ecotec que montaba el Opel Astra y el Saab 9-3, mientras que el 1.9 JTS y el 2.2 JTS –160 y 185 CV respectivamente– también procedían de General Motors, pero montaban una culata modificada por los ingenieros de Alfa Romeo para la adopción de inyección directa.
Había un motor V6, pero por desgracia no era una evolución del Busso, la última iteración de dicho bloque fue con el Alfa Romeo 156 GTA y para la ocasión, los australianos de Holden desarrollaron un motor expresamente para Alfa Romeo, que ellos mismos fabricaban y que enviaban posteriormente a Italia. Era un propulsor con 3.195 centímetros cúbicos y 24 válvulas, que contó con variaciones de 3,6 litros para otras firmas de General Motors –Buick y Cadillac, por ejemplo, lo usaron–. Al menos, este motor se combinaba con un sistema de tracción total con diferencial central Torsen. A partir de 2008 se ofreció también con tracción delantera.
Por supuesto, también contó con motores diésel, los famosos 1.9 JTD, pero en su última evolución, con la “m” al final de la denominación. Rendía 120 y 150 CV, y contaban con un compañero de 2.4 litros con 200 CV. Cabe destacar que los JTD fueron de los mejores motores diésel que había en el mercado y General Motors los montó en algunos modelos de Opel y Saab.
Sufrió algunos cambios con el paso del tiempo, como en 2008, cuando lo más destacable fue el uso de aluminio en el chasis, lo que permitió rebajar en 45 kilos el peso total del conjunto. También merece la pena destacar de aquel cambio la adopción del sistema Q2, una función del control de estabilidad que simulaba un diferencial de deslizamiento limitado, mediante el frenado de la rueda que pierde adherencia. También se estrenó el motor 2.0 JTDm con 170 CV. También se estrenó el 1.8 turbo con 200 CV del Alfa 150 TBi.
La producción del 159 finalizó en 2011 sin alcanzar los resultados de su antecesor, el 156. Incluso Sergio Marchionne llegó a decir que el Alfa 159 fue un error para el Grupo FIAT.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".Vi que se hizo prototipos de una versión GTA del 159 con motor V8 Maserati transversal de 400 CV y tracion Q4 integral pero finalmente no salió.
Hola Sergio. Efectivamente, se habló bastante sobre un 159 GTA con motor V8 e incluso se vieron algunas unidades de desarrollo, o eso se decía en la época. Voy a buscar info al respecto, a ver que encuentro y si merece la pena sacar alguna publicación para recordarlo.