Cuore Sportivo. Qué bien suena, ¿verdad? Pero, ¿os habéis pensado en alguna ocasión qué significa? Es puramente pasional: Corazón deportivo en italiano. Alfa Romeo siempre ha presumido de pasión, de crear coches viscerales, cargados de personalidad y de algo que cada día escasea más: de alma. Concepto, por cierto, harto difícil de explicar para todos aquellos que no siente pasión por algo. Se dice que solo el que comparte mi pasión, entiende mi locura.
Por eso, Alfa Romeo es especial, por su pasión, por la forma que tienen de entender el automóvil. Quizá, y esto es algo que tendremos que aceptar todos aquellos que nos gustan los coches viscerales, la electrificación haga perder a la marca esa esencia, pero siempre nos quedarán sus “coches viejos”. Y si son de competición, mucho mejor, como nuestro protagonista, el Alfa Romeo 147 GTA Cup. Básicamente, es el mismo 147 GTA de producción, pero con los retoques necesarios para rodar en pista, con lo que se logró un coche muy competitivo. Que se lo digan a Luis Villamil, que pudo competir con uno de ellos hace muchos años.
El 147 GTA Cup parte, como cabría esperar, del Alfa Romeo 147 GTA de producción, una base que ya resultó ser un coche tremendamente apasionante. De hecho, fue uno de los últimos compactos equipados con un motor V6 atmosférico –una de las últimas evoluciones del Busso, por supuesto–, motor, por cierto, que no se mantuvo en esta versión de carreras.
Como todo coche de competición que deriva de uno de producción, el proceso de preparación fue muy sencillo. Lo primero que se hizo, fue despejar todo el habitáculo de los elementos innecesarios para competir –paneles de puertas, gran parte del salpicadero, moqueta, aislantes, asientos traseros, sistema de audio… –, para después, ver como se instala una jaula antivuelco, un asiento ultra radical –según normativa FIA–, volante y por supuesto, una instrumentación específica con toda clase de información. El resultado, sin olivar que no se lleva bajo el capó el pesado V6 de 3,2 litros, es de 350 kilos menos que la versión de producción. El peso total del conjunto era de unos 1.000 kilos.
El motor, como se ha dicho antes, no es el mítico V6, sino el cuatro cilindros de 1.970 centímetros cúbicos que en su versión de calle, rinde 150 CV. Sin embargo, los ingenieros del especialista Antonelli llevaron a cabo diferentes retoques hasta lograr alcanzar los 220 CV a casi 7.000 revoluciones y 210 Nm de par. Se montó un diferencial de deslizamiento limitado tipo Torsen, el cual, recibía toda la potencia desde una caja de cambios secuencial de seis relaciones –con sistema Power Shift para no tener que levantar el pie del acelerador–. Así, con estos datos, la relación peso-potencia era de poco más de cuatro kilos por caballo.
Suspensiones y frenos pasan a ser material de primer nivel, con todas las regulaciones necesarias en competición, mientras que la carrocería, casi de serie, adopta algunos elementos aerodinámicos que también son regulables. No obstante, el aspecto del coche es casi un calco al de producción, salvo por el alerón trasero, el gran splitter frontal y cuatro cosas más.
Cuore Sportivo, corazón de carreras. ¿Veremos más Alfa de carreras basados en modelos de competición? La marca quiere ser eléctrica a partir de 2027, así que estas cosas seguramente se acabaron.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS