Es sorprendente como crece el segmento de los restomod y es especialmente llamativo, que el modelo más usado para estos proyectos es casi siempre el mismo: el Porsche 911. El mítico modelo alemán parece ser un fetiche, un objeto que tiene algo tan especial que todos quieren trabajar sobre él, con la idea de hacerlo mejor o, al menos, más próximo a lo que ellos consideran como mejora. Y es ahí donde entra el concepto de restomod, porque los Porsche 911 antiguos dan mucho juego.
Nadie duda sobre el culto que existe alrededor del Porsche 911. Es un coche cuyo halo es tan especial, que no importa que versión o qué generación del modelo se trata, es un 911 y con eso es suficiente. Algo fuera de toda lógica, pero las pasiones son así, no comprenden de lógicas ni de coherencias, son viscerales, auténticas; se escapan a toda compresión y los resmotod son el mejor ejemplo.
El último trabajo sobre el Porsche 911 llega de la mano de Sportec, un especialista suizo fundado en 1997 con el objetivo de reinterpretar la mejora de cualquier automóvil al más alto nivel, o eso al menos afirman ellos mismos. Una empresa donde la pasión por el automóvil se presenta con una fascinación total por la personalización y la mejora de cualquier coche, pero con un principio fundamental: las mejoras y modificaciones solo se hacen en interés de la seguridad y la vida útil del vehículo.
Con esa base nos presentan el Sportec SUB1000, una denominación que no es precisamente atractiva, pero que tiene un motivo muy concreto: un peso total del conjunto de 990 kilos. Un trabajo que se basa en el Porsche 911 G y que se ha llevado a cabo sin que el modelo pierda su esencia original, algo que en los últimos restomod conocidos no se respetaba. La cultura de la restauración modificada cada día va un poco más lejos y los modelos, en ocasiones, poco tienen que ver con los originales, una cuestión que desvirtúa la idea original de resmotod.
En el caso del Sportec SUB1000, se han mantenido muchos elementos originales, como el motor, aunque ha sido modificado y ha visto como su cubicaje subía hasta los 3,4 litros, para poder extraer 270 CV y 340 Nm de par. Para ello, se han usado pistones forjados, nuevas bielas, un agresivo árbol de levas, un nuevo escape hecho ex profeso y una admisión específica.
Se usa un compuesto de fibra de carbono y kevlar para las puertas, el capó trasero, la tapa del maletero –que se encuentra delante, no lo olvidemos–, los guardabarros y los paragolpes y las ventanillas laterales traseras se fabrican con Makrolon, un policarbonato muy liviano y resistente.
Mientras tanto, el chasis ha sido probado y desarrollo por Marcel Fässler, ganador varias veces en Le Mans.
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Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS