Coche del día: SEAT Toledo 2.0 FSI (5P)

Coche del día: SEAT Toledo 2.0 FSI (5P)

Aunque no era mal coche, su imagen y el combustible que usaba no le dejaron destacar


Tiempo de lectura: 3 min.

El SEAT Toledo 2.0 FSI es uno de esos rara avis de comienzos del Siglo XXI, que hacía uso de la gasolina en plena fiebre de los turbodiésel. Un coche que, todo sea dicho, ofrecía unas buenas prestaciones con unos consumos más que decentes, pero con un envoltorio que dejó a todo el mundo sin saber muy bien que pretendían desde la marca.

La llegada de Walter de’Silva a Volkswagen prometía grandes cambios en el grupo, se esperaba que el diseñador italiano pusiera al grupo alemán en un lugar privilegiado, no en balde, había dejado Alfa Romeo después de crear automóviles como el Alfa Romeo 156. Y vaya si lo hizo, pero con Audi, mientras que, al mismo tiempo, daba forma a una generación de modelos de SEAT que no contaron con el beneplácito de muchos, aunque las ventas no dijeran lo mismo.

Aquellos SEAT del señor de’Silva fueron muy polarizantes, aunque uno en especial se consideró un auténtico desastre: el SEAT Toledo de tercera generación. Había muchos motivos para hacer lo que hicieron, pero el caso es que no fue una buena idea, porque gustó a muy poca gente. Una lástima, porque el SEAT Toledo III era, como los dos anteriores, una referencia en algunos apartados.

Las variantes más populares fueron, como siempre, las diésel, pero el SEAT Toledo 2.0 FSI presentaba una opción realmente interesante para aquellos que se fijaron en el modelo, pero no querían ver ni en pintura un motor turbodiésel. De entrada, hablamos de un coche equipado con un motor de inyección directa de gasolina, un propulsor que montaban media docena de modelos del grupo Volkswagen y que ofrecía un rendimiento al nivel de los mejores, aunque no era el mejor de su categoría.

SEAT Toledo 2 0 FSI (5P) (2)

En realidad, la tercera generación del Toledo era un Altea con un “pegote” atrás que no gustó, aunque técnicamente era un coche interesante

Con cuatro cilindros, 1.984 centímetros cúbicos de aspiración atmosférica, la mencionada inyección directa y unos pistones de carrera larga –82,5 por 92,8 milímetros para diámetro y carrera–, rendía 150 CV a 6.000 revoluciones y 20,4 mkg –casi 200 Nm– a 3.500 revoluciones. Cifras que podrían corresponder a cualquier motor de dos litros de la época, que se gestionaban mediante un cambio manual de seis relaciones y que si no hubiera estado montado en el Toledo II, con su forma de monovolumen, habría sido todavía mejor opción.

No es que fuera un coche lento, podía superar los 200 km/h y hacer los 400 metros con salida parada en 17,2 segundos, pero tenía que arrastrar 1.399 kilos –oficiales, la revista Autopista llegó a registrar 1.487 kilos en orden de marcha– y tenía que lidiar con mucha superficie frontal. Eso afectaba a los consumos, cuya media homologada era de 8,2 litros, demasiado alto en una época dominada por motores que prometían medias de poco más de cinco litros, y además, de un combustible más barato…

Si ya costaba vender un SEAT Toledo MK3 con motor TDI, uno gasolina era más complicado todavía. Su imagen era un problema que eclipsó su rendimiento real, pues cuando la carretera lo requería, el SEAT Toledo 2.0 FSI podía ser un coche realmente eficaz. No era el mejor del segmento –el Mazda 6 le superaba con facilidad, por ejemplo–, pero si lo menospreciabas por su imagen, te podías llevar una sorpresa.

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

Javi Martín

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