Coche del día: Peugeot 504 2000

Coche del día: Peugeot 504 2000

Llegó a España 10 años después de su presentación en Francia


Tiempo de lectura: 3 min.

El Peugeot 504 2000 llegó a España casi 10 años después de haber sido presentado en Francia. Era un caso extremo, por lo general, no se esperaba tanto, pero claro, en aquellos años, España tenía, todavía, imagen de país donde coches como el Peugeot 504 no tenía tanto tirón como los más pequeños, una idea que no estaba falta de fundamento. Aun así, cuando el francés se puso en circulación en nuestro país, tenía frente a sí a coches como el SEAT 132 o el Chrysler 180, modelo este último que tenía la misma edad, o casi, que el sedán francés.

Diseñado por Pininfarina y presentado en 1968, el Peugeot 504 pronto se ganó los halagos de la prensa y del público en general. En 1969 fue premiado como Coche del año en Europa y se convirtió en el primer Peugeot en llevarse tal galardón. También fue el primer automóvil francés en incorporar reposacabezas de serie –desarrollado por Renault, tenían un diseño muy particular y estaban ocultos en el propio respaldo– y hasta llegó a montar dirección asistida, para lo que hubo que esperar hasta 1975. Sí, son detalles que en pleno siglo XXI nadie piensa en ellos, pero en aquellos años eran señales de que se estaba ante un coche casi de lujo y con un equipamiento muy bueno.

Era un coche grande para finales de los 70. Medía 4,49 metros y casi 1,70 metros de ancho, y tenía en el Peugeot 504 2000 su versión más prestacional y también la más cara –más de 800.000 pesetas–. Oculto bajo el capó delantero, un cuatro cilindros con 1.971 centímetros cúbicos –con camisas húmedas recambiables–, dos válvulas por cilindro, árbol de levas lateral y alimentación por carburador de dos cuerpos, rendía 96 CV a 5.200 revoluciones y 16,4 mkg a 3.000 revoluciones. Era lo suficientemente potente para mover con cierta soltura los más de 1.200 kilos que pesaba el conjunto y lanzarlo hasta los 161 kilómetros/hora.

Peugeot 504 2000 (2)

Las cuatro relaciones que tenía la transmisión limitaban un poco las prestaciones finales, con un desarrollo en cuarta de 29,8 kilómetros/hora a 1.000 revoluciones, pero no se pueden decir que fueran malas para la época. Los 400 metros con salida parada se hacían en 19,5 segundos y los 1.000 metros con salida parada en 35,9 segundos. Por su parte, los 400 metros desde 40 kilómetros/hora en cuarta, se recorrían en 20 segundos, y los 1.000 metros, en idénticas condiciones, en 37 segundos.

Pero no todo son cifras y el Peugeot 504 2000 tenía una marcada personalidad francesa. Es de esos coches en los que puedes reconocer su origen con solo sentarte en los asientos. Su mullido era blando y eran asientos anchos, no pensados para atacar curvas a ritmo elevado. La suspensión, como los asientos, eran blanda y aislaba a los ocupantes de lo que ocurría entre ruedas y asfalto. La dirección, aunque asistida, era lenta y en definitiva, el Peugeot 504 2000 era un coche muy confortable y altamente rutero, muy francés.

Como bien decía Arturo de Andrés en el número 986 de la revista Autopista, el Peugeot 504 2000 era un coche para una utilización básicamente de carretera, para cubrir muchos kilómetros al año. Era robusto y era fiable, y a pesar de su edad cuando llegó a España, era un buen coche.

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Soy un apasionado de los coches desde que era muy pequeño, colecciono miniaturas, catálogos, revistas y otros artículos relacionados, y ahora, además, disfruto escribiendo sobre lo que más me gusta aquí, en Espíritu RACER.

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Veo arte en los coches y en sus diseños una potencia que va más allá de las cifras. Ex conductor de Renault 12 rojo modelo 1995 de épicos e imprevisibles episodios, al que recuerdo por la hostilidad de su volante, pero, sobre todo, por nunca haberme dejado en el camino.

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Ando loco con los coches desde que era pequeño, y desde entonces acumulo datos en la cabeza. ¿Sabías que el naufragio del Andrea Doria guarda dentro el único prototipo del Chrysler Norseman? Ese tipo de cosas me pasan por la cabeza. Aparte de eso, lo típico: Estudié mecánica y trabajé unos años en talleres especializados en deportivos prémium.