El Opel Zafira 2.2 DTI Design Edition fue una edición limitada de este modelo de Opel para cubrir la demanda de un producto poco solicitado en un principio, pero que empezaba a tener su clientela fiel. Era un vehículo diésel, de comportamiento deportivo y… monovolumen.A principios de 2004 Opel hizo un lavado de cara a su veterano Zafira y lo aprovechó para sacar esta versión limitada.
Estéticamente se parecía mucho a su hermano “cachas” OPC, pero con 75 CV menos y unos consumos más normalitos
Exteriormente se diferenciaba por llevar unos paragolpes deportivos y unos faldones laterales, junto a unos aletines y molduras pintados del mismo color de la carrocería. Esta última iba ligeramente rebajada de altura por una amortiguación retocada y también se le suprimieron las barras del techo. Contaba con unas llantas de aleación de 17 pulgadas y cinco palos abrazadas por unos neumáticos de perfil bajo de medidas 225/45 R17.
Si al exterior le vino bien este refresco, bastante veterano, no podemos decir lo mismo de su interior. Los asientos tenían un diseño deportivo y los relojes contaban con el fondo blanco, con una consola en color gris en vez de en el negro original. El puesto de conducción no era muy ergonómico, con un volante bastante tumbado o un pedal de acelerador literalmente pegado a la consola central. También contaba con lagunas de equipamiento como la ausencia de una luz de lectura de mapas, unos huecos portaobjetos escasos y pequeños, la inexistencia de un ordenador de a bordo o unos pobres acabados.
A su favor decir que los asientos delanteros tenían una factura estupenda, de mullido duro y con buena sujeción lateral, aparte de contar con espacio de sobra para las piernas y las cabezas. Más llamativo resultaba el hecho de que ambos asientos contaban con reglaje de altura, inclinación de respaldo y banqueta y apoyo lumbar, detalles de equipamiento reservados normalmente al conductor.
También fue pionera en el uso del sistema Flex 7, que como su nombre indicaba era un sistema que otorgaba una gran flexibilidad del espacio, dando más espacio a los pasajeros (hasta siete) o al equipaje, contando con un suelo totalmente plano sin necesidad de desmontar ningún asiento. De esta forma la capacidad del maletero oscilaba entre unos simbólicos 150 litros con las siete plazas ocupadas y los 600 litros si eran cinco.
Medía 4.318 mm de largo, 1.742 mm de ancho y 1.636 mm de alto
En vez de meter debajo del capó el veterano propulsor de 1.9 DTI se optó por elegir el más potente 2.2, más adecuado para mover su carrocería de más de 1.500 kg de peso. Este motor era más adecuado por contar con una mayor potencia a bajas vueltas. Resultaba muy elástico, poniendo como muestras el poder arrancar en segunda con el aire acondicionado puesto o recuperar en quinta desde las 1.000 vueltas sin experimentar tirones.
Este bloque de 2.172 cm3 iba situado en posición delantera transversal, dotado de cuatro cilindros en línea y con cuatro válvulas cada uno. El bloque estaba realizado en fundición de hierro y la culata en aluminio. La distribución se realizaba a través de un árbol de levas en la culata y la alimentación mediante inyección directa de gasóleo, turbo de geometría variable e intercooler.
Entregaba 125 CV a 4.000 RPM y 280 Nm a 1.500-3.000 RPM de par máximo. Sus prestaciones homologadas eran más que dignas, con una velocidad máxima de 187 km/h y una aceleración de 0 a 100 km/h en 11,5 segundos. Referente a los consumos -homologados según ciclo NEDC- estos se situaban en 8,4 l/100 km en ciudad, 5,4 l/100 km en carretera y 6,5 l/100 km de consumo medio. En un uso racional y real se situaba en torno a los 7,7 l/100 km de media.
El conjunto caja-palanca de cambios no acompañaba al buen rendimiento del motor por varias razones: solo contaba con cinco relaciones con grandes saltos entre ellas (no le vendría mal una relación más), la palanca iba situada en el suelo, era muy cortita y estaba muy retrasada, había que tener una muñeca flexible si el reposabrazos central estaba bajado y encima era poco precisa y con un tacto espeso. Por suerte había que utilizarlo poco, gracias a la buena respuesta del motor, bastante ruidoso aunque el habitáculo estaba bastante bien insonorizado.
Ya hemos visto las bondades de su mecánica, veamos ahora su comportamiento. La verdad es que se conducía casi como un turismo, al menos en carreteras rectas y despejadas o con curvas medias y abiertas. Por carreteras de montaña se dejaba notar, poco eso sí, la altura y los kilos. El conjunto suspensión-amortiguación ofrecía un cierto tarado deportivo, rebajando la altura respecto a la carrocería original en unos 40 mm, parte de ellos debido a la ausencia de las barras portaequipajes.
Añadiendo unos neumáticos de bajo perfil (225/45 R17) el flaneo o deriva de los mismos era mínimo y se conseguía un agarre de gran nivel, una mayor estabilidad y un menor balanceo de la carrocería. La dirección era precisa y muy comunicativa pero sin brusquedades. Lo cierto es que fue un verdadero logro conseguir un compromiso tan equilibrado entre confort y estabilidad habida cuenta el conjunto suspensión / amortiguación / neumáticos que llevaba nuestro protagonista.
Este Zafira admitía dos tipos de conducción: uno familiar, tranquilo y a buen ritmo pero sin un uso continuo de la palanca de cambios, aprovechando el generoso par motor que nos ofrecía el propulsor a bajo régimen; por otro lado podíamos disfrutar de él si nos apetecía hacer una conducción deportiva, pues ofrecía un comportamiento muy similar al de una berlina. Tan solo al límite aparecía su carácter subvirador, pero con una trasera bien sujeta que ayudaba a recuperar la trayectoria.
Aun siendo un vehículo ya veterano y algo espartano, su comportamiento dinámico lo diferenciaba de sus hermanos de gama, perfectamente válido para cualquier tipo de conductor, y con el espacio y polivalencia de un monovolumen.
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Ginés de los Reyes
Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...A los dti no se les iba la bomba de gasoil?
Nunca fue precisamente mi coche preferido pero…debo reconocer que los Zafira de primera generación eran magníficos coches, incluso con sus defectos. Y debían de estar muy bien fabricados, porque queda la torrija de ellos por ahí funcionando, muchos de ellos no en las mejores manos y con mantenimientos mínimos. Tengo un conocido que compró un 2.2 de estos de segunda mano para tirar de una caravana, y está encantado con el.
Además, estas versiones maqueadas eran bien pintonas.