Con el cambio del Sierra al Mondeo, Ford dejó claro que se trataba de un coche completamente nuevo. Además, en el eslogan “Belleza con fuerza interior” quedaba patente que el diseño pretendía ser uno de sus puntos fuertes.
Aunque se puso a la venta en marzo de 1993, se alzó con el título de Coche del Año en Europa 1994, imponiéndose curiosamente a otras dos berlinas medias, el Citroën Xantia y Mercedes-Benz Clase C. Pero con galardones o sin ellos, lo cierto es que el Ford Mondeo se convirtió en un modelo muy popular que lideró las ventas en su segmento tanto en Europa como en España.
Con 4,48 metros de largo y 1,75 de ancho, tenía unas cotas parecidas a las del Sierra, pero lo cierto es que el Mondeo daba la sensación de ser incluso más pequeño que su antecesor. Al igual que aquel, se ofreció con carrocerías de cuatro y cinco puertas (además del familiar que llegaría más tarde), aunque se perdieron las de dos puertas laterales. Con todo, la principal novedad estructural provenía de su plataforma completamente nueva y que daba paso a la tracción delantera en detrimento de la propulsión, pues al margen de los premium, ningún generalista vendía ya una berlina media con esta configuración.
A los cambios se les presupone que deben ir para mejor, y este Ford Mondeo fue un buen ejemplo si nos ceñimos a lo que la mayoría de compradores de berlinas buscaban (teniendo en mente los Cosworth, por ejemplo). Y es que el Mondeo se colocaba en el epicentro de lo que debía ser una buena berlina media, con más virtudes que defectos y un equilibrio general que se convirtió en su principal virtud. Asociado al motor de 2 litros y en este acabado Ghia, quizá fuera la versión más paradigmática de lo que por entonces se estilaba entre los conductores españoles.
Inicialmente, además se comercializó con un motor de gasolina 1.8 con 115 CV (poco después llegaron los TD y V6), junto a tres niveles de acabado: CLX, Sport y Ghia. Para los que conocían la marca, este último adelantaba que se trataba de una versión un tanto especial, al menos por equipamiento y cierto lujo entendido en la época. Porque hablando de equipamiento, lo que diferenciaba al Ghia en la actualidad no resulta nada especial, y de hecho en 1993 las llantas de aleación, cuatro elevalunas o inserciones en madera tampoco eran nada del otro mundo. Sin embargo, el interior del Mondeo se veía moderno y bien acabado, así que gustaba por dentro y por fuera.
Los Ghia se pueden identificar por las insignias en las aletas y en los embellecedores de las puertas traseras
De lo que no se veía, la plataforma empleaba un esquema McPherson delantero y el denominado Quadralink trasero con brazos transversales. El comportamiento resultaba equilibrado por eficacia y niveles de confort, pero la marca ofrecía en opción la suspensión dinámica con tarados de los amortiguadores más firmes. Asimismo, el control de tracción formaba también parte del equipamiento opcional, por lo que no había críticas en este apartado.
En cuanto al motor de esta versión, el bloque de 1.988 cc pertenecía a la moderna familia Z que ya empleaban otros modelos de la marca. Declaraba 136 CV y un par máximo de 175 Nm, con unas prestaciones oficiales que le dejaban a un buen nivel a tenor de sus 204 km/h de velocidad punta y un 0 a 100 km/h en 9,6 segundos. Ciertamente podrían haber sido más brillantes, pero el Mondeo se veía lastrado por un peso de 1.280 kilos, superior al de otras berlinas medias de concepción menos moderna, si bien un Citroën Xantia lanzado casi simultáneamente era 40 kilos más liviano, y por ejemplo un Vectra 2.0 (A) se quedaba en 1.125 kg.
Pero se dice que en el término medio está la virtud, y el Mondeo no destacaba especialmente en nada, pero tampoco contaba con grandes defectos. Entre los aspectos criticables, pecaba de una habitabilidad trasera algo más limitada que otras berlinas de tamaño semejante, tanto en altura de las plazas traseras como en anchura, por culpa del interior de unas puertas muy intrusivo. También estaba el detalle de la apertura del maletero, que solo podía hacerse con la llave o un mando situado en el habitáculo, pero no con el típico y práctico tirador en el portón.
Al final, lo que más importaba en la mayoría de los casos era el aspecto económico, y de nuevo el Mondeo se colocaba en una buena posición. En 1993 la versión 2.0i Ghia costaba 2.910.000 pesetas (32.000 euros de ahora), y aunque a priori su tarifa era ligeramente superior a otras berlinas medias, si igualábamos el equipamiento que llevaba de serie salía bien parado, pues el aire acondicionado o el ABS venían de fábrica.
El Mondeo de primera generación fue uno de esos casos en los que hacer las cosas bien tiene su recompensa, pues sabemos que esto no siempre ocurre. Sin embargo, los de Ford precipitaron su restyling apenas tres años después para introducir el nuevo lenguaje de diseño “New Edge”.
Ángel Martínez
Soy uno de esos bichos raros a los que les apasiona hablar de coches y se pasaría horas comentando modelos o repasando la historia de la automoción. Pienso que la mayoría de ellos tienen su encanto, desde el deportivo con el que soñamos hasta el utilitario que te encuentras en cualquier esquina.Un tío mío ha tenido, desde que recuerdo: Taunus, Sierra Fase I, Sierra Fase II, Sierra fase III, MOndeo, Mondeo facelift, Mondeo III y ya va por el segundo Kuga (el Mondeo IV ya no le cabía en el garaje). Hasta los Kuga, todos Ghia, todos en gris plata y todos 2.0 de gasolina.
Y siempre dice que el mejor de todos fue su segundo Mondeo, el del restyling. No era demasiado grande, pero era amplio, y de todos el que mejor acabado tenía.
Le tienen que hacer la ola según pase por la puerta
En la Ford de Segovia, no lo dudes jaja
El restyling fue un mojón, con perdon
Pues a mi me gustó mucho, pasó de ser un modelo insulso a ser un modelo que te llamaba la atención con esos grandes faros transparentes New edge… En 1996, claro
¿Modelo insulso? Ejem: https://www.youtube.com/watch?v=8PTcrxgArdU