A día de hoy a casi nadie se le pasaría por la cabeza comprarse un vehículo como el SEAT Alhambra 2.8 V6 Tiptronic Sport, un monovolumen con un motor de gasolina V6 y cambio automático, sobre todo si lo que prima en tu mente es la economía de utilización. En el año 2000 el monovolumen grande de SEAT recibió una actualización estética tras cuatro años en el mercado.
SEAT quiso ofrecer un nivel Business Class con el espacio y la modularidad propia de este tipo de vehículos, con el añadido de un poderoso motor de gasolina, líder en su segmento, y el plus de comodidad del cambio automático Tiptronic del grupo VAG. En un segmento dominado por las mecánicas diésel de inyección directa, la marca española ofreció la posibilidad de decantarse por el lujo, el confort y las buenas prestaciones de un V6 de gasolina.
Una característica que define y diferencia un monovolumen de un turismo es su nivel de modularidad, es decir, una gran ergonomía interior y elevada funcionalidad, o la facilidad de adaptación de su espacio habitable según las necesidades de transporte tanto de equipaje como de personas. Resulta entonces muy importante el nivel de facilidad de montaje/desmontaje de los asientos como sus posibles combinaciones, un nivel alto en nuestro protagonista.
En esta versión del Seat Alhambra se mezclaban la practicidad con el lujo, rematado por una mecánica que le dotaba de un carácter deportivo poco habitual
Los consumos se deben considerar un aspecto secundario a la hora de elegirla, pues como veremos más adelante resultaban bastante elevados; si ello era un aspecto primordial en tu elección mejor inclinarse por las versiones movidas por gasóleo.
Con sus generosas dimensiones exteriores -4.634 mm de largo, 1.810 mm de ancho y 1.762 mm de alto-, el espacio interior era un reflejo del exterior, sin ningún tipo de estrecheces para sus ocupantes. Lo mismo podíamos decir de su maletero, que parte de los 256 litros con las siete plazas ocupadas, hasta los 2.610 litros si disponíamos solamente de las dos plazas delanteras.
Una vez sentados detrás del volante, los múltiples reglajes del asiento y del volante, unidos a un confortable mullido y a unos cómodos reposabrazos central nos hacían sentir como en nuestro sofá preferido; el del conductor incluía calefacción.
Su salpicadero estaba dotado de unos mandos e interruptores con una correcta ubicación para su utilización, y el cuadro de instrumentos cuenta con un diseño claro y de fácil lectura. Su nivel de equipamiento era de lo más completo, con elementos como navegador, ordenador de a bordo, climatizador, elevalunas eléctricos en las dos primeras filas de asientos, volante forrado en piel y apertura de compás en las ventanillas de la tercera fila.
Uno de los aspectos más interesantes de su modularidad era la posibilidad de plegar todos los asientos traseros y convertirlos en mesas. La existencia de unas bandejas posavasos plegables en los respaldos de la primera y segunda fila aumentaban su practicidad.
El propulsor elegido para mover a esta versión del Alhambra era un bloque de seis cilindros en uve, cuatro válvulas por cilindro y una cilindrada de 2.792 cm3. Desarrollaba una potencia máxima de 204 CV a 6.200 RPM y un par máximo de 265 Nm a 3.400 RPM, cosas de la inyección multipunto indirecta.
La asociación de este motor a una caja de cambios automática secuencial Tiptronic creaba alguna duda acerca de su capacidad de aceleración, a causa de su elevado peso -1.783 kg-. Sus consumos homologados eran de 8,8 l/100 km por carretera, disparándose a más de 16,4 l/100 km en ciudad. Por fortuna contaba con un depósito de combustible de 70 litros.
Una vez en su hábitat natural, que son las autopistas y autovías, nos demostraba un notable reprís -0-100 km/h en 10,4 s-, con una velocidad máxima que superaba los 200 km/h. La gran elasticidad del propulsor casaba a las mil maravillas con el cambio, configurando un comportamiento enfocado a un elevado confort y un rodar rápido, que no deportivo.
La caja de cambios secuencial Tiptronic de cinco relaciones era sencillamente fantástica, con una velocidad de inserción de las marchas muy alta, y unos acertados desarrollos para lo que SEAT tenía en mente incluir en este vehículo
Su chasis y su equilibrada suspensión le otorgaba un comportamiento dinámico intachable. Esta última buscaba mantener al máximo el confort, aspecto que se traducía en un moderado balanceo de la carrocería si entrábamos fuerte en las curvas típicas de carreteras de montaña. No había nada que temer gracias al ESP desconectable manualmente, acción nada recomendable si forzábamos la máquina, a causa de su peso y envergadura. Nada que reprochar a su equipo de frenos, con discos en ambos ejes, complementado con un eficaz ABS de última generación.
Este modelo buscaba como usuarios a aquellas personas que deseaban viajar con confort y lujo al máximo nivel, con una mecánica exclusiva (motor y caja de cambios) de comportamiento impecable, aunque de elevado consumo, con un precio también exclusivo, unos 43.000 euros de hoy en día.
Ginés de los Reyes
Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...Siempre me gusto este coche, mas la primera generación, tras el lavado de cara, gano muchos enteros sobre todo en el interior, donde el salto de calidad se hizo muy presente. En cuanto al motor, era algo raro de ver, lo que no quita, que en su momento fuera mi elección, pues siempre me llamo la atención un motor, V6 potente, suma que es mono-volumen…. de lujo, para viajes largos y dejar caras largas al ver un bicho de estos adelantando a toda velocidad tratar de picarte con el, ver que tira y tira y quedarte con cara de circunstancia….… Leer más »