Los años 80 no fueron los mejores para las firmas italinas, financieramente hablando, razón por la que progresivamente fueron compradas por Fiat para acabar formando el grupo italiano. Una de las damnificadas sería Alfa Romeo, pasando a formar parte de Fiat al final de la década.
Como consecuencia de esta incorporación a un grupo mayor y al uso de economías de escala que permitirían hacer más rentables sus productos, Alfa Romeo se dispone a desarrollar el sucesor del 75, el 155. Con este modelo abandonará la propulsión trasera hasta la aparición del 8C (algo testimonial), el 4C y el último Giulia.
El Alfa Romeo 155 fue desarrollado por I.DE.A Institute, la misma empresa de ingeniería que fuera responsable del Tipo y el Tempra de Fiat, con los que compartiría plataforma. En este se incorporarían propuylsores 1.7, 1.8, 2.0 y 2.5, además de dos motores turbodiésel. En esta ocasión hablaremos del más interesante de sus versiones, el 155 2.0 turbo con tracción a las cuatro ruedas, 155 Q4.
En 1992 hacía aparición un nuevo modelo del primer campeón del mundo de Fórmula 1, una berlina del segmento D con propulsores provistos de inyección electrónica y 8 válvulas, pero era importante tener una versión más picante. Para cumplir con esto se desarrolló un sistema de tracción integral y un propulsor turboalimentado que lograse un buen nivel prestacional, ambos derivaban del Lancia Delta Integrale (más economías de escala).
Esta versión se puso en el mercado durante la primera hornada del modelo, como os decía, el propulsor había sido desarrollado por Lancia en colaboración con Abarth y era capaz de alcanzar 193 CV de potencia a 6.000 RPM (algo menos si estaba catalizado) y 298 Nm de par a 2.500 RPM. Para su sobrealimentación se recurría a un turbocompresor Garret T3, el sistema de inyección de combustible estaba firmado por Bosch, con una bobina por cada cilindro y en su culata se encontraban 16 válvulas accionadas a través de dos árboles de levas. Un inconveniente de los motores de cuatro cilindros es que vibran más que los de seis, razón por la que se dispusieron dos eje contrarrotantantes.
La forma en la que el 155 Q4 hacía llegar la potencia al suelo era única en su gama, equipando una caja de cambios de cinco relaciones acompañada de un diferencial Ferguson de tipo viscoso y un diferencial trasero autoblocante Torsen. Este sistema daba prioridad al eje trasero en el reparto de par, razón por la que este Alfa con componentes externos a la marca era el que más se acercaba a los valores deportivos y dinámicos de la firma italiana.
En el equipo de frenos se optó por un sistema heredado del Delta Integrale, con ABS de cuatro canales y seis sensores, con unos discos de 284 mm de diámetro en el eje delantero, que se quedaban algo cortos para un modelo más pesado que el Deltona. En la suspensión se hizo uso de amortiguadores adaptativos que mermaban ligeramente el nivel de confort respecto al resto de versiones, pero aportaban un plus en modo Sport reduciendo de forma eficaz el balanceo.
Los componentes del chasis eran esencialmente los mismos del Fiat Tempra, pero ajustados por la firma milanesa para lograr su propio comportamiento. Así el 155 hereda un eje trasero de brazos longitudinales oscilantes, muelle helicoidales, amortiguadores telescópicos y barra estabilizadora, con lo que se podían cargar hasta 525 litros en el maletero. El eje delantero hacía uso de un sistema McPherson, algo más sencillo que el de triángulos superpuestos del 75 o el Giulia actual.
Este modelo de Alfa Romeo no fue el más extendido debido a su elevado coste, pero sí que podemos encontrar unidades en toda Europa y alguna en nuestro país. En cuanto a cotización, se trata de un modelo que ha subido notablemente en los últimos años, podemos encontrar unidades para restaurar en torno a los 6.000 euros. También tenemos las opción de comprar una con cositas, pero que pueda circular, por 14.000. Por último, las más cuidadas llegan a superar los 30.000 euros de cotización.
Carlos Pascual
El olor a lubricantes y gasolina quemada han atraído a Carlos desde su niñez, por ello decide consagrar su vida a los coches: una forma de comunicarse, de disfrutar, de vivir.COMENTARIOS