Este exótico y llamativo deportivo fue diseñado por el ingeniero italiano Ferruccio Covini, siendo su deseo fabricar un superdeportivo que fuera único y perdurase en el tiempo. Inició el proyecto en 1974, aunque tuvo una muy larga gestación, ya que no era reciente pues por entonces la idea, llevaba unos 30 años rondando por su cabeza. Covini se inspiró en el Tyrrell P34 de 1976, un monoplaza de F1 que adoptó dos ejes directrices con cuatro ruedas, siendo estas más pequeñas que las traseras, con un diámetro de 16 pulgadas y 20 pulgadas respectivamente, con el objetivo de tener un área frontal menor y conseguir así una mejor penetración aerodinámica.
Esta máquina se presentó en el año 2004 en el Salón de Ginebra como prototipo, aunque debutó en el mismo salón al año siguiente ya terminado. Se daba cierto aire a un Corvette o un Koenigsegg. La filosofía de Covini consistía en proponer algo muy diferente con ideas innovadoras, ante una carencia inicial de recursos económicos.
El corazón que movía a este vehículo era un bloque 4.2 V8 con 380 CV y 450 Nm de par motor, de origen Audi. Las prestaciones estaban aseguradas, rondando los 300 km/h de velocidad punta. Su caja de cambios era manual con seis relaciones. Su estructura estaba formada por un chasis tubular de acero con refuerzos de fibra de carbono, presente también en otras partes estructurales del coche, obteniendo un peso de 1.150 kg. También existió una versión speedster y una roadster, el C3A.
Las ventajas esgrimidas por Covini eran, entre otras, un mejor agarre, mayor confort, mejor capacidad de frenada al existir mayor superficie de contacto con el suelo -seis ruedas mejor que cuatro-, menos aquaplaning al ser menor la sección frontal de los cuatro neumáticos delanteros -más estrechos y de distribución lineal-, mayor agarre y mejor nivel de seguridad ante un pinchazo o un reventón, pues aun tendría tres ruedas directrices funcionales más.
En su contra nos encontrábamos con un mayor peso, compensado con una disminución del peso suspendido al ser las ruedas más pequeñas y livianas; más coste en conjunto pero mitigado por unos recambios -neumáticos y pastillas de freno- de medidas comunes y por tanto más baratos; la complejidad del doble eje direccional en el cual se simplificaron aspectos que podían afectar a la seguridad, tales como la existencia de dos muelles y dos amortiguadores para todo el eje delantero en vez de cuatro -un elemento de cada por rueda-, así como la eliminación del servofreno y de la dirección asistida, un mayor tamaño y peor maniobrabilidad, amén de una estética discutible.
¿Es una belleza? ¿Es un horror? Una cuestión de gustos
En el año 2011 se planteó la posibilidad de sacar una versión híbrida, mitad eléctrico y mitad gasolina. Utilizaría el sistema de regeneración de energía obtenido en las fases de frenada, de forma análoga a la empleada en la Fórmula 1. En el año 2015 se decidió crear una evolución del Covini C6W, el Evolution, con 445 CV, 330 km/h de velocidad punta.
Ginés de los Reyes
Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...COMENTARIOS