El coche de hoy es uno de esos que añoras en tu niñez y que cuando lo ves en vivo te quedas sin palabras. El Chevrolet Corvette es el deportivo americano por excelencia, y la versión C4 la que mayor salto evolutivo ofreció respecto a su predecesor, el C3. Tenía un aspecto visual soberbio, siendo muy bajo y ancho, dejando una preciosa silueta cupé ante nuestros ojos. Se produjo desde 1984 hasta 1996, teniendo un pequeño rediseño en 1991, vendiendo en esos años más de 366.000 unidades.
El motor fue evolucionando a lo largo del tiempo, pero siempre fue colocado en posición central-delantera, hundido al fondo del capó, para favorecer un bajo centro de gravedad. Todas sus versiones eran V8, como manda la tradición americana, y tenían 5,7 litros de cubicaje. El L83 de 1984 rendía 205 CV y 393 Nm de par, y fue evolucionando hasta el LT4 de 1996 con 330 CV y 461 Nm de par.
En cuanto a su chasis, tal vez lo más peculiar de este modelo (y que hoy se sigue manteniendo), sea que no tiene muelles helicoidales. En su lugar, para hacer el empaquetado más compacto, posee una ballesta transversal en cada eje, realizada en fibra de vidrio, que realiza las mismas funciones que los muelles de una suspensión convencional. Si queréis profundizar en cómo está diseñado, aquí os dejamos un vídeo de la época muy ilustrativo.
Qué decir de su diseño: luces pop-up, morro afilado, silueta de cupé clásico y unas proporciones muy deportivas, hacían que las cabezas girasen a su paso. Tenía una longitud de 4.480 mm, un ancho de 1.800 mm y una altura muy escasa, de 1.190 mm. En el interior también había una renovación profunda: cuadro de mandos digital (el último grito en su época), consola orientada hacia el conductor, y multitud de botones al alcance de la mano.
Hubo diferentes versiones, entre ellas una descapotable, que resultaba especialmente atractiva; o el ZR-1, donde Lotus metió mano al motor para potenciarlo al máximo. El Corvette no era un deportivo pesado, marcando 1.469 kg en vacío y consiguiendo en su versión de 1984, llegar a los 241 km/h de punta, y acelerar de 0 a 100 km/h en 7,1 segundos. La versión ZR-1 marcaba 299 km/h de velocidad máxima, y aceleraba hasta 100 km/h desde parado en tan solo 4,9 segundos, unas prestaciones impresionantes.
En cuanto a precios, en 1984 costaba unos 22.000 dólares, llegando en el año 1996 a los poco más de 37.000 dólares. La versión ZR-1 se disparaba en precio a casi el doble: 59.000 dólares de la época.
Esta versión la hemos visto en la pequeña pantalla en multitud de ocasiones, como por ejemplo en “El equipo A”, donde era el coche de Templeton Peck alias “Fénix” (Dirk Benedict), pintado en blanco con una banda horizontal en rojo que bordeaba todo el vehículo; o más recientemente en la serie “Fariña”, donde lo podemos ver en color rojo, como vehículo de Sito Miñanco (Javier Rey). Nunca llegó a hacer sombra a los Ferrari de aquellos tiempos, pero hay que admitir que su diseño y la potencia bruta de su V8 lo hacían tremendamente deseable.
Pablo Mayo
Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.Tuve uno rojo, precioso, hace ya muchos años… de Majorette, por supuesto. ? El caso es que allá por el año 96 o 97, estaba un medio pariente en casa mientras andaba yo ojeando (una vez más) una Auto Hebdo con una comparativa Corvette-RX7-Supra-NSX. Y aquel hombre me dice “pues Fulanito compró un Corvette de segunda mano. Solo que apenas lo usa porque debe darle vergüenza que lo vean con él… aparte de lo quw debe gastar” Creo que estuve un par de días en shock, porque no me podía imaginar que un hombre al que siempre había visto con… Leer más »
Qué lástima tener encerrada semejante belleza en un garaje.
Para mí esa estética no ha sido superada por otro Corvette y define lo que es hasta hoy, un super motor con un chasis que debería ser mejor.
A mi también me fascina el diseño del C3, con esas soluciones únicas, como la compuerta de los limpiaparabrisas.