A principio de los años 90 apareció el Renault Safrane, sustituto del 25. Diseñada como una berlina ejecutiva, se arriesgó a enfrentarse a sus equivalentes alemanes y argumentos poseía, tales como el lujo entendido a la francesa tal como sugería su segundo apelllido, Baccara. Esto se unió a las novedades tecnológicas del resto de apellidos, como su sistema de sobrealimentación, encomendada a una pareja de turbos; y como colofón, un sistema de tracción total que Renault denominaba Quadra.
En la primera fase del Safrane, entre 1993 y 1996, solo se construyeron 806 biturbos, y fue el coche más caro construido hasta la época por la marca del rombo: 12 millones pesetas de por entonces, más de 72.000 euros actuales, algo que nos puede parecer un pastón, pero era un coche mucho más exclusivo de lo que parecía por entonces. Lástima que fuese infravalorado, no es lo mismo llevar una estrella que un rombo en el capó.
Renault cedió la mecánica al preparador Hartge y la carrocería del Safrane a Imscher. El resultado fue realmente espectacular
Esta berlina estaba animada por un motor V6 a 90º de 3 litros de cilindrada, de origen PRV (Peugeot, Renault y Volvo) y rendía 265 CV a 5.500 RPM con un par motor de 365 Nm. Toda esta energía se transmitía con un sistema de tracción total que básicamente se comportaba como un tracción delantera, siendo capaz de enviar en condiciones de mala adherencia hasta un 90 % de su fuerza con un diferencial de acoplamiento viscoso, y redondeando el comportamiento con una suspensión neumática adaptativa BOGE.
Su sistema de sobrealimentación iba gestionado mediante dos turbocompresores de KKK configurados en cascada o serie, es decir, un turbocompresor pequeño que actuaba a bajas revoluciones y otro mayor que comenzaba a trabajar a partir de un rango más elevado.
Sus prestaciones eran más que notables: de 0 a 100 km/h en solo 7,2 segundos y una velocidad máxima de 250 km/h para un peso de 1.750 kg, algo que no puede parecer nada destacable actualmente, pero lo interesante era el aplomo y la estabilidad con la que lo hacía gracias a su suspensión neumática. Llevaba una caja manual de cinco velocidades, ya que por entonces no existía una caja automática para un motor transversal capaz de soportar semejante caballería.
El apellido Baccara suponía el máximo exponente del lujo para Renault, este Safrane llevaba su interior forrado con piel de la mejor calidad (incluso hasta el salpicadero), climatizador bizona, espejos eléctricos térmicos y fotosensibles y asientos eléctricos con regulación lumbar hinchable y calefactables… En su presentación todo fueron elogios para esta berlina, más aún cuando realizaban pruebas comparativas junto a sus homólogos alemanes BMW Serie 5 y Mercedes Clase E; no tenía prácticamente nada que envidiarles.
Entonces, ¿cuál era su problema? La archiconocida “marquitis”, vigente hoy en día, y es que mucha gente sigue prefiriendo una estrella, cuatro aros o la doble hélice en el capó, pagando un plus de exclusividad que no se corresponde muchas veces a lo ofrecido. Todo esto supuso que el restyling de 1996 del Safrane ya no contase con este tope de gama y cayese en el olvido injustamente.
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Ginés de los Reyes
Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...Unos de mis favoritos. Tampoco se quedan atrás su predecesor, Renault 25, y sucesor, Vel Satis.
Este vehículo da pie al conmemorar los mejores tiempos vividos para este formato: Alfa Romeo 164 (Lancia Thema, Fiat Croma, Saab 900) Ford Scorpio, Opel Omega, Citroën XM etc…
Ap: he visitado wiki solo para confirmar.
A mi siempre me pareció que tenía una elegancia que sus rivales alemanes no igualaban.
Su imagen sería más deportiva, más lujosa, más imponente, etc. Pero no con esa “fluidez” que da… la elegancia.