Donkervoort F22: El Lotus SuperSeven “chetado”

Donkervoort F22: El Lotus SuperSeven “chetado”

¡Viva Holanda!


Tiempo de lectura: 9 min.

Cualquiera que piense en un hipercoche se va a imaginar bien rápido al típico Ferrari, al habitual Lamborghini, o si se cree una pizca de original, algún Koenigsegg o Pagani. No os hagáis los dignos, que todos pecamos de lo mismo en el primer pensamiento.

Por eso el Donkervoort F22 sorprende tanto como encontrarte dinero en los pantalones del año pasado. Este bicho holandés es lo que pasa cuando alguien coge un Lotus Seven, se viene arriba y decide que las leyes de la física están como mera sugerencia. Es un SuperSeven llevado tan al extremo que ya no es un kit car barato para divertirse los domingos, sino algo que se acerca más a un caza de combate que a cualquier cosa con ruedas.

La historia viene de un holandés llamado Joop Donkervoort que en 1978 se pilló un rebote tremendo porque el Seven original no se podía homologar en su país. En lugar de aguantarse y comprarse un Golf como hacemos los demás, el tío decidió hacer su propio Seven. Cuarenta y cinco años después, su empresa sigue en las mismas: hacer coches que no deberían existir según el sentido común.

El F22 es la culminación de esta obsesión. Es el último de su estirpe en montar el cinco cilindros de Audi, un motor raro que suena como ningún otro y que estos locos han exprimido hasta dejarlo irreconocible.

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Quinientos caballos para mover casi nada: Aritmética para perturbados

El corazón de este monstruito es el EA855 de Audi, el cinco cilindros que conoces del RS3 y del TT RS, pero pasado por las manos criminales de ABT. Lo que en origen son unos respetables 400 caballos se convierte en 500 caballos poseídos, con 640 Nm de par que llegan a las 5.150 vueltas, y todo esto para mover 750 kilos. Una locura.

Haz números, que es gratis, y verás que son 666 caballos por tonelada. El mítico Bugatti Veyron, que para mí es un mito, se quedaba en 521 CV/tonelada. Esto en un holandés que parte del chasis tubular de Lotus.

Pero lo mejor del cinco cilindros no son los números, que también. Es el sonido. Este motor suena como si estuviera perpetuamente enfadado con el mundo, con un rugido irregular que no se parece a nada que hayas oído. No es el grito histérico de un cuatro cilindros ni el ronroneo suave de un V8. Lo mejor viene en altas, claro.

Le han puesto una caja TREMEC manual de cinco marchas, y antes de que saltes diciendo que son pocas, piénsalo dos veces. Con el par que tiene este motor desde abajo, cinco marchas son más que suficientes. Además, cada marcha menos son gramos ahorrados, y en este coche cada gramo cuenta como si fuera oro. Viene con una igualación de revoluciones que puedes desconectar si eres de los que prefieren hacer punta-tacón.

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Ex-Core: Los holandeses se visten con carbono

Aquí viene lo que realmente separa al F22 de cualquier kit car al uso, porque estos holandeses han desarrollado una tecnología a la que llaman Ex-Core, y no es marketing barato: los equipos de Fórmula 1 están babeando por ella, y Toyota la usa en el GR Yaris de rallyes y en su hypercar de Le Mans. Cuando Toyota copia tu tecnología, es que has hecho algo muy bien.

El proceso es una pasada: meten una espuma que se expande dentro de los moldes y presiona la fibra de carbono desde dentro para crear formas que son imposibles con los métodos tradicionales. Es como inflar un globo dentro de un molde, pero en plan científico y carísimo. El resultado es un chasis que tiene el doble de rigidez torsional que el modelo anterior, usando menos piezas y pesando menos. De 98 trozos de carbono han pasado a 54. Es eficiencia llevada al absurdo.

Esta tecnología les permite hacer virguerías que normalmente solo ves en coches que cuestan diez veces más. Estructuras huecas, formas imposibles, radios que harían llorar a un ingeniero tradicional, y todo manteniendo un peso que da risa. Es innovación de verdad, no como esos que se limitan a poner motores más grandes en chasis que pesan como un camión, que todos sabemos de quién hablo.

La suspensión es de doble triángulo en las cuatro esquinas, con amortiguadores adaptativos TracTive y un sistema hidráulico que te permite subir el coche cuando te cruzas con uno de esos badenes diseñados aparentemente por un psicópata. Es la única concesión a la vida real en un coche que por lo demás se ríe olímpicamente de toda concesión.

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Los frenos son unos AP Racing con discos de acero de 330 mm delante, 279 detrás. Pueden parecer pequeños comparados con los pedazo de discos que llevan algunos hipercoches, pero cuando solo tienes que parar 750 kilos, la física juega a tu favor. y dan un 30% más de potencia de frenado que el modelo anterior, que ya paraba como si hubiera visto a Scarlett Johansson en un cruce.

Números de infarto. La realidad supera a la ficción

Los números del F22 son de esos que lees y piensas que alguien se ha equivocado con las comas porque se hace el 0 a 100 km/h en 2,5 segundos, exactamente lo mismo que el Bugatti Veyron. El 0 a 200 es en 7,5 segundos, que es más rápido que superdeportivos que cuestan el triple, y la velocidad máxima es de 290 km/h, limitada más por la aerodinámica que por falta de potencia.

Pero donde este bicho realmente te deja con la boca abierta es en curvas por sus 2,3g de aceleración lateral que saca gracias a unos Nankang AR-1 semi-slick que han desarrollado específicamente para el coche. Resulta que los Michelin y Pirelli de toda la vida no funcionan bien con algo tan ligero, así que tuvieron que diseñar una goma específica. Así de bestia es la relación potencia-peso.

Conducir el F22 es como montar en bicicleta, siempre que la bicicleta lleve cohetes atados. Nada de ABS, ni de ESP, y tampoco hay dirección asistida (aunque la puedes pedir si eres un flojo). Cada movimiento del volante, cada pisada del acelerador, cada roce del freno se traduce directamente en lo que hace el coche. Sin filtros, sin correcciones, y sin red de seguridad. Si la lías, te enteras al momento, y si la lías demasiado, no te enterarás mucho de nada ya.

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En carretera es como conducir una bala porque cambia de dirección más rápido de lo que tu cerebro puede procesar, acelera como si tuviera prisa por llegar al otro mundo y frena con tal fuerza que se te sale el alma. Es el tipo de coche que convierte una salida al campo en una épica aventura, y que hace que busques excusas para dar vueltas sin sentido solo por sentir cómo responde.

Final Five: El último baile del cinco cilindros

Donkervoort soltó esta bomba en noviembre de 2024: los Final Five serán cinco unidades que marcan el final de la era del cinco cilindros de Audi. Estos últimos ejemplares pesarán solamente 716 kilos gracias a llevar absolutamente todo en fibra de carbono, discos cerámicos, llantas de carbono y escape de titanio. Manteniendo los mismos 500 CV, estamos hablando de 698 CV/tonelada. Eso ya no es un coche, es un misil homologado para carretera.

Los cinco se vendieron antes de que Donkervoort terminara de escribir el comunicado de prensa, a 315.000 euros cada uno. Es la clase de demanda que solo genera algo verdaderamente especial, algo que trasciende todas las categorías conocidas. Normal porque no son simplemente más ligeros o más rápidos; es que son el final de una época.

Abandonar el cinco cilindros no ha sido fácil para Donkervoort porque este motor ha sido su seña de identidad sonora durante años por su rugido único, su carácter inconfundible, y su personalidad irreemplazable, que han definido lo que significa un Donkervoort auténtico. Cambiar de motor es como cambiarle el alma a la marca, y no es algo que se haga alegremente.

Pero todo lo bueno se acaba, y estos Final Five son la manera perfecta de cerrar este capítulo. Son coches para coleccionistas buscan un coche lleno de alma y caballos.

Una lección de humildad para toda la industria

El Donkervoort F22 no es un coche para todo el mundo. Es incómodo como dormir en el suelo, ruidoso como una obra en construcción, impracticable para cualquier cosa que no sea conducir como un poseso, y totalmente despiadado con cualquiera que no esté a la altura de sus exigencias. Es perfecto.

El otro día meditaba yo que los superdeportivos son cada vez más coñazo, son más cómodos, más fáciles de usar, y más aburridos (yo ya no veo nada especial en Ferrari), pero el F22 se mantiene fiel a una idea que parecía perdida: que un coche deportivo debe ser deportivo por encima de cualquier otra consideración. Que la comodidad está sobrevalorada y que la emoción no tiene precio más allá de esos 300.000 €.

Es una pasada de mano por la cara para la industria entera. Mientras las grandes marcas se gastan fortunas desarrollando hipercoches que cuestan más que una casa y que al final no aportan nada nuevo o mínimamente interesante, cuatro holandeses con más narices que presupuesto han demostrado que con ingenio, obsesión y cero concesiones se puede crear algo que los deje a todos temblando.

El F22 es uno de los últimos de su especie, uno de los últimos coches que entienden que la emoción no se programa, que la adrenalina no tiene sustituto artificial por simulación y que la pureza de conducción es algo que no se compra en el concesionario. Si esto es Holanda, que me hagan sitio que me voy con ellos.

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Sobre mí

Jose Manuel Miana

Ando loco con los coches desde que era pequeño, y desde entonces acumulo datos en la cabeza. ¿Sabías que el naufragio del Andrea Doria guarda dentro el único prototipo del Chrysler Norseman? Ese tipo de cosas me pasan por la cabeza. Aparte de eso, lo típico: Estudié mecánica y trabajé unos años en talleres especializados en deportivos prémium.

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

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Veo arte en los coches y en sus diseños una potencia que va más allá de las cifras. Ex conductor de Renault 12 rojo modelo 1995 de épicos e imprevisibles episodios, al que recuerdo por la hostilidad de su volante, pero, sobre todo, por nunca haberme dejado en el camino.

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