TR01: El chasis que está salvando a los deportivos artesanales

TR01: El chasis que está salvando a los deportivos artesanales

Dash Bespoke ha traído un monocasco que simplifica la producción de coches exclusivos


Tiempo de lectura: 5 min.

Mientras que la mitad del mundo del automóvil anda empecinada en convertir cualquier cosa con ruedas en una aspiradora con pantallas, hay quienes siguen apostando por lo fundamental: un buen chasis. No es uno cualquiera, sino uno que puedas adaptar, que puedas modificar, que puedas afinar hasta el delirio sin tener que montarte una fábrica entera. Ahí entra en juego el TR01, un bastidor modular fabricado por Dash Bespoke y que se ha convertido en el lienzo en blanco de varios proyectos deportivos más serios de lo que algunos querrían admitir.

Este chasis resultante no es una barrita de aluminio y fibra para posturear en ferias. Hablamos de que puedes fabricar una estructura de tipo tubular con célula central de seguridad (El TR01) a la que puedes acoplar distintas soluciones de suspensión, varias mecánicas e incluso carrocerías con proporciones muy distintas. La clave está en que todo está pensado para poder ajustarlo al tipo de coche que se quiera fabricar, desde un coupé ligero con motor central hasta un barquetta para trackdays o un GT con maletero digno. Es un poco como los Meccano de cuando éramos críos, pero con homologación.

La gracia está en que este tipo de arquitectura permite a los fabricantes más pequeños desarrollar su coche sin tener que diseñar un monocasco desde cero, lo cual requiere años, un dineral y una cantidad absurda de pruebas. Aquí no: Dash ya te da una base que cumple requisitos de seguridad NCAP y que se puede registrar en Europa con las debidas adaptaciones. No es plug-and-play, pero se le acerca peligrosamente, algo que, cuando hasta los Caterham empiezan a sonar a lujo, es como encontrar agua en Marte.

A nivel técnico, el TR01 lleva suspensiones dobles tipo push-rod, anclajes configurables, e incluso variantes pensadas para propulsión trasera o total, y aquí es donde está la gracia: lo han hecho para que puedas montar desde un cuatro cilindros transversal hasta un V8 atmosférico longitudinal. ¿Te suena bien? Claro que sí. Es lo que muchos llevamos soñando desde que nos dimos cuenta de que montar un coche desde cero no tiene por qué implicar reinventar la rueda. El chasis ya está aquí. Sólo hay que ponerle el resto.

Dash TR01 (3)

Versatilidad sin postureo: de lo virtual a lo real

Uno de los grandes pecados del mundo de los deportivos pequeños es el quedarse en renders. Todos hemos visto propuestas de diseñadores en Instagram que parecen recién salidas de un videojuego de ciencia ficción, y todos hemos pensado lo mismo: “Sí, muy bonito, pero ¿cómo piensas fabricar eso?”. Pues bien, con el TR01 esa distancia entre el diseño y la realidad se acorta mucho, porque es un chasis real, desarrollado por ingenieros reales y usado por proyectos que no se quedan en papel mojado.

El caso más claro es el de Totem Automobili, que parece que lo ha utilizado para desarrollar su restomod del Alfa GTV, con un sistema híbrido e incluso una versión 100% eléctrica. Sí, eléctricos, pero no de los de “cero sensaciones”, porque se han respetado el peso, el centro de gravedad y el equilibrio dinámico, y eso sólo es posible cuando la base es buena. Por mucho que metas baterías o tracción total, si la plataforma se ha pensado desde el principio para aguantar esas transformaciones sin volverse una esponja, entonces todo fluye.

Lo interesante no es solo que puedas usarlo para montar motores eléctricos o de combustión, sino que puedas adaptarlo a las distintas normativas de homologación. Dash Bespoke ha trabajado con consultoras y autoridades para asegurarse de que el TR01 pueda convertirse en coche de calle sin necesidad de esconderlo como “prototipo de circuito”. En Reino Unido ya hay unidades rodando legalmente, y en otros países europeos están en trámite. Nada de coches de circuito. Esto se puede conducir de verdad.

Además, el hecho de que el chasis tenga opciones de batalla variable y estructuras delanteras y traseras reemplazables permite que distintos fabricantes lo usen como plataforma base sin que sus modelos se parezcan entre sí, y eso sí que es raro, porque normalmente, cuando ves varios coches sobre la misma plataforma, todos acaban teniendo el mismo culo. Aquí no. Aquí puedes tener desde un deportivo retro a lo Lancia Stratos hasta algo que parece sacado de un cómic cyberpunk. Todo con el mismo esqueleto.

Dash TR01 (2)

Para quienes aún creen en el coche como máquina, no como pantalla

Vivimos en una época en la que el coche ha pasado de ser una máquina que sientes a ser una interfaz que miras, y a quienes aún creemos que un deportivo debe comunicar algo por chasis, por volante y por sonido, se nos está empezando a acabar el terreno. Por eso las cosas como el TR01 son tan importantes: no es solo que permita construir deportivos. Es que permite construirlos con sentido mecánico, con proporciones reales y sin dejarse los cuartos en software ni en servomecanismos absurdos.

El TR01 tiene algo de ese espíritu que parece que se perdió en los 90, de esos tiempos en los que montar un coche era cuestión de geometría y no de código fuente. Pero lo mezcla con soluciones modernas: materiales aligerados, análisis FEM de la estructura, zonas deformables, compatibilidad con homologación actual. No es nostalgia. Es ingeniería aplicada al presente para que aún sea posible tener un deportivo artesanal sin parecer un loco con garaje y radial.

Es emocionante porque ver que los pequeños fabricantes aún pueden soñar con sacar adelante sus coches gracias a una plataforma como esta que no exige reinventar todo desde cero, devuelve algo de fe en que la pasión por conducir no ha muerto, aunque esté en coma inducido por las grandes marcas. Mientras Volkswagen mete más pantallas, mientras Ford decide que su Mustang también puede ser SUV, alguien en un taller pequeño puede estar fabricando algo de verdad.

No todo está perdido. Mientras exista una base como el TR01, seguirán naciendo coches con carácter, con alma y con chasis afinado a mano. No serán muchos, pero serán de los nuestros.

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Sobre mí

Jose Manuel Miana

Ando loco con los coches desde que era pequeño, y desde entonces acumulo datos en la cabeza. ¿Sabías que el naufragio del Andrea Doria guarda dentro el único prototipo del Chrysler Norseman? Ese tipo de cosas me pasan por la cabeza. Aparte de eso, lo típico: Estudié mecánica y trabajé unos años en talleres especializados en deportivos prémium.

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

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Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Veo arte en los coches y en sus diseños una potencia que va más allá de las cifras. Ex conductor de Renault 12 rojo modelo 1995 de épicos e imprevisibles episodios, al que recuerdo por la hostilidad de su volante, pero, sobre todo, por nunca haberme dejado en el camino.

Jose Manuel Miana

Ando loco con los coches desde que era pequeño, y desde entonces acumulo datos en la cabeza. ¿Sabías que el naufragio del Andrea Doria guarda dentro el único prototipo del Chrysler Norseman? Ese tipo de cosas me pasan por la cabeza. Aparte de eso, lo típico: Estudié mecánica y trabajé unos años en talleres especializados en deportivos prémium.