“Por primera vez en mucho tiempo, el GTA aguantó todo el maltrato que le hice durante dos días seguidos con Ongrid en la TH de 3 kilómetros”, detalla Justin Hertel, en una confesión que resume esta parte de su vida: la de él y su Pontiac Trans Am GTA 1988. Maltratar para corregir y fortalecer. De eso trata esta etapa en la vida de quien está cumpliendo los sueños de adolescente.
Hertel y la carretera, el descubrimiento que llegó en la madurez y que no tiene capítulo final a la vista. Todo lo contrario, según parece. Avanza el Trans Am GTA en la carretera –sus llantas de malla de 18 pulgadas, en lo que evidentemente es un guiño al Pontiac más famoso, es la única mención que haré de El Coche Fantástico, porque el de este genuino piloto norteamericano es mucho más que eso–, en la carrera de carretera. En las rectas efímeras se libera y en las curvas demuestra que es un americano. Nada de elegancia en los giros, mucha mano de conductor para ejecutar el equilibrio, los neumáticos chillando. No esperábamos menos. Cada curva es una misión.
Lo que mueve a este Pontiac en el vídeo es un LS3 418 calibrado para etanol y así obtener casi 690 CV, y en cada accionamiento de la palanca de cambio hay una historia detrás. Una odisea mecánica. Prueba y error. Maltratar para hacerse más fuerte. Una entrevista publicada por Hagerty el pasado 15 de mayo resulta reveladora por los detalles que dan cuenta del camino transitado. No siempre este Trans Am llevó el LS3 y, así como las razones por las cuales se llegó a su elección, hay otras interesantes experiencias que hicieron al aprendizaje.
Mucho antes del LS3, el coche atesoraba un 350 original, al que reemplazó, una vez que aceptó convertirse en piloto de carretera, por un LSA de Chevrolet configurado con nuevo colector de admisión, nuevo escape dos en uno y un nuevo árbol de levas para alcanzar una máxima de 628 CV. Por otra parte, para Hertel nunca fue una opción no contar con una caja secuencial.
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Odisea en la ingeniería de este Pontiac Trans Am GTA 1988: Una pequeña muestra de su historial mecánico
Mucho antes de la transmisión actual, el coche atesoraba la automática 700R4, a la que sustituyó, una vez que decidió retomar el sueño de alguien que en su adolescencia había probado las carreras callejeras de aceleración, por una TR6060 de un Camaro ZL1 modelo 2014. Con la secuencial buscó evitar cambios erróneos y no exponer al LSA a excesivas revoluciones “después de haberle dedicado tanto esfuerzo”, explicó a los colegas del medio estadounidense. Pero algo en la secuencial fue tanto remedio como enfermedad.
No había en esa caja un sensor mediante el cual la unidad de control electrónico leyera la velocidad de las ruedas y, cuando el coche patinaba, el limitador de revoluciones dejaba de funcionar. Tuvo que quemar aceite y recibir una señal de advertencia para detectar que algo no andaba bien. El LSA estaba girando a 1.000 revoluciones de más. El motor al que le había dedicado tanto esfuerzo ya no sirvió. El LS3 entró en acción, así también como un limitador de revoluciones independiente.
¿Cuál había sido ese esfuerzo dedicado al motor del Camaro 2014? Pues, varios, pero uno fue esencial y fue parte de los experimentos iniciales, durante sus primeras vueltas en carretera. El sobrecalentamiento fue el primer desafío. La estrechez del compartimento para el 6,2 turbo y el diseño puntiagudo del frontal atentaron contra la entrada y flujo de aire hacia el motor, de manera tal que debió compensar reconfigurando la entrada de aire haciendo un reajuste estructural de los radiadores.
Esto es apenas una ínfima parte del historial de Justin Hertel y su Pontiac Firebird Trans Am GTA 1988. Como verán, uno de los casos en los que sólo cuenta la pasión de un amante del motor para no claudicar. Mucha mano del conductor, el chillido de los neumáticos… El rezongo de los frenos, que vaya si no le demandaron tiempo y trabajo para acabar dando, por fin, con los adecuados para un coche nutrido de componentes adicionales y de gran potencia. Suban el volumen…
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Mauro Blanco
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