En la subasta de Mecum en Glendale, Arizona, uno de los que ha encontrado nuevo propietario ha sido uno de los Corvette más coleccionables. La Indy 500 ha tenido peculiaridades a bordo de sus coches de seguridad, como Victor Oladipo al volante de un C7 ZR1 en 2018 y Jay Leno conduciendo el Chevrolet Montecarlo de la edición de 1999. En contraste, un año antes el coche oficial había estado en manos de una leyenda, el recordado Parnelli Jones, y ese vehículo oficial era el Chevrolet Corvette Pace Car 1998.

Un Corvette C5 que si te cruzas en Europa, considera a ese día un día de suerte, si bien su producción, aunque limitada, fue lo suficientemente grande como para que alguno se importase. Uno visto en 2013 a pocos kilómetros de Manchester lo comprueba. “El primer Indy Pace Car en el Reino Unido”, detalló Auto Gestop en aquel momento. Quiero decir, un convertible exclusivo, pero no de esos que que se cuentan en decenas. De este Chevrolet Corvette se construyeron más de mil unidades y no les puedo confirmar cuántos existen en la actualidad, pero sí que varios andan dando vueltas por ahí y a menudo se dejan ver.

Tomemos a esta edición ’98 como el punto de referencia. El Corvette, en sus diversas formas –como Stingray, como el mencionado ZR1 y como el híbrido E-Ray que tuvo acción en 2024–, va camino a cumplir una década ininterrumpida siendo el coche de seguridad de las 500 Millas de Indianápolis. Yendo hacia atrás, el origen data de 1978. Ese año, el Corvette fue por primera vez el Pace Car de la carrera y, para la ocasión, Chevrolet lanzó una tanda limitada con el mismo bitono negro y plateado que el C3 utilizado en el circuito.

El Chevrolet Corvette Pace Car 1998, un coche de odómetros extremadamente bajos

Veinte años después, la marca repetiría la estrategia, ofreciendo 1.163 unidades réplicas del conducido por Jones. Esta vez, el coche no era ese targa temerario. Nada de negro y plateado, además. Este del ’98 era un convertible con capota de lona, un acabado exterior en “Radar Blue”, un ploteado bien característico del epicentro norteamericano de la velocidad –que incluía la fecha de la carrera y el 82nd en referencia a la edición– y mucho amarillo para una función central: la de contrastar. Vaya que lo hacía en las llantas, pero también en el interior, aplicándose en los asientos, los respaldos y en las costuras sobre el cuero negro de las sujeciones, el volante y la palanca de cambios.

Al respecto, la producción de esta edición limitada se dividió en dos tipos de transmisión, repartidos casi equitativamente. Sin embargo, los de caja manual de seis velocidades fueron minoría, con un total de 547 ejemplares. El subastado por Mecum en el inicio de la primavera es uno de esos. En enero del 2024, en una subasta de Hagerty, ya había aparecido otro de los de caja manual. En el medio, en junio del año pasado, otro de los 547 manuales se dejó ver desde Ellingson Motorcars, concesionario de clásicos de colección con sede en Minnesota.

Quien poseyera uno de los 547 Chevrolet Corvette Pace Car 1998, se encontraría entonces en una posición de privilegio, porque esa era una caja nueva de la quinta generación, mientras que las 616 réplicas restantes llevaban la automática de cuatro del C4. Sea manual o automático, estos Corvette tuvieron y tienen algo en común además del V8 LS1 5.7 de 345 CV: todos se caracterizan por acumulados extremadamente bajos. Por más que no sean coches para el día a día, no dejan de tener más de 25 años. El vendido por Mecum registra apenas 1.255 millas. El vendido por Hagerty y el del concesionario de Minnesota van más allá: anunciaban 70 y 63 millas respectivamente.