Hay modelos que son cosas ya del pasado y muchas veces cuesta asimilarlo. Hace unos años hubo cambio en la tendencia que compartían en la mayoría de las marcas, el cual potenciaba ese futuro donde los coches familiares ocupaban un gran espacio en el catálogo de muchos grupos, pero ahora eso ya es cosa del pasado… o no. Ahora ha sido la firma Volvo la que ha decidido mover ficha y ha anunciado que estos icónicos modelos ya no formarán parte de su gama de coches del futuro, dando un giro que no sorprende a nadie viendo la manera en la que está funcionando el mercado últimamente.
Recientemente, se ha observado como los modelos SUV han ido copando una cuota de mercado realmente importante, lo que ha hecho que los modelos familiares tradicionales queden atrás. Por ello, se ha podido conocer que la familia V de Volvo dirá adiós más pronto que tarde. Según Jim Rowan en la conocida marca han tenido que mirar su cuenta bancaria y optar por reconducir su presupuesto, potenciando la búsqueda de la máxima rentabilidad, algo completamente lógico.
El motivo más simple no es otro que la llegada de nuevos modelos SUV o eléctricos de grandes dimensiones que cumplen a la perfección con las necesidades que cubrían los familiares y eso que suelen consumir más o son más caros. Eso no quita que desde Volvo estén “tomando decisiones muy conscientes sobre dónde queremos jugar”. Esto pasa por diseñar y producir un tipo de modelo que rompe con los esquemas, como es el caso de los SUV que están saliendo de su planta de producción: “Nos estamos diferenciando con los SUV: altura de conducción elevada, gran seguridad, y creemos que podemos defender ese nicho frente a la competencia”, indicaba Rowan.

De esta manera, se nos rompe una de esas historia de amor más duraderas que existen. Eso es lo que ha sucedido con los modelos Volvo familiares, que comenzaron este idilio en 1953 con el Volvo Duett que tenía una base que sirvió para furgonetas y algunos coupés descapotables. Entre muchos otros coches familiares nos encontramos con el Volvo 850 TS-R, que se inspiró en el 850 que participó en su momento en BTCC, o bien, el Volvo V90 actual que tendrá los días contados y no vivirá en su chasis una nueva generación.
Ahora, la firma sueca ha decidido mover ficha y apostar por un futuro donde la rentabilidad del negocio está en un primer plano. Esto pasa por empezar a producir un nuevo tipo de modelo mucho más completo, aunque suponga copar el mercado de coches SUV o eléctricos. Estos últimos es algo lógico viendo la acogida que están teniendo en su mercado nacional, por lo que no es de extrañar que sigan indagando en este terreno. Lo que es evidente es que a diferencia de algunos gigantes europeos, en Volvo han querido marcar la pauta en ese sentido, analizando lo que mejor les funciona en este momento y dando paso a una etapa en la que esperan que el crecimiento sea más notorio, alejándose del entorno familiar.
Alejandro Delgado
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