El GMA T.50 es un coche sumamente especial y pocos habrá que pongan esto en duda. Solo piénsalo: motor atmosférico capaz de girar a un régimen casi de Fórmula 1, cambio manual, un enorme ventilador en la zona trasera para potenciar el efecto suelo, posición de conducción central… Es un automóvil cuyo único objetivo es la conducción en su estado más puro, o casi.
Y he ahí la cuestión: el objetivo del producto. ¿Cuántos coches de altas prestaciones, como el GMA T-50, se usan para lo que fueron diseñados? Apenas un puñado de ellos, el resto, acaban todos en colecciones privadas, de las que nunca salen, para ser luego revendidos con ganancias estratosféricas. La sensación con el GMA T.50 era, precisamente, que por muy purista que fuera y por mucho que estuviera firmado por Gordon Murray, las unidades acabarían en un garaje sin que nadie las usara.
Sin embargo, parece que no se cumplen las previsiones y aquellos que han adquirido un GMA T.50 lo usan más de lo que se pensaba. La revista CarBuzz ha podido hablar con Dario Franchitti, responsable de comunicación de GMA –y además, tres veces ganador de la Indy 500 y cuatro veces ganador de las IndyCar Series–, quien comentó algunas cosas interesantes sobre los compradores del T.50.
Lo primero que llama la atención, es que muchos de los compradores ya tienen un McLaren F1 o intentaron tener uno y no pudieron. También hay compradores que se arrepintieron de vender su McLaren F1. Gente apasionada del automovilismo y por el ingenio de Gordon Murray. Según Franchitti, “algunas personas, creo que la mayoría, simplemente pensaron ‘aceptaré cualquier cosa que Gordon esté haciendo’”.
Otra de las curiosidades, es que no hay un perfil claro de comprador. Hay clientes que tienen cientos de coches en su colección, donde también hay muchos superdeportivos, pero al mismo tiempo, hay compradores para los que el GMA T.50 representa el único superdeportivo que poseen. Para colmo, el comprador de mayor edad tiene nada menos que 84 años y Franchitti asegura que, probablemente, conduce su coche más que cualquier otra persona.
No obstante, lo mejor de todo es que la gente usa sus T.50. Por el momento, ha fabricado y entregado 20 coches y muchos de ellos ya han recorrido 965 kilómetros en muy poco tiempo. Para retratarlo, contó una historia: un cliente recibió el coche y automáticamente, se emprendió en un largo roadtrip. “Uno de nuestros clientes fue a Millbrook, se familiarizó con el coche y luego se fue a corriendo a Escocia”. Eso supone 442 kilómetros desde Millbrook hasta la frontera escocesa.
Evidentemente, cualquier amante de los coches de altas prestaciones pensará que comprar un coche así para guardarlo no tiene sentido, pero la realidad es esa, estos coches, pensados y construidos para ser los más rápidos, nunca llegarán a cumplir con su objetivo. Bien podrían ser maquetas, que nadie notaría la diferencia porque sus dueños no se han puesto al volante nunca. De hecho, habrá quien solo haya visto una vez ese ejemplar tan caro que compró en subasta, y no lo vuelva a ver en vivo y en directo hasta que decida venderlo.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS