La segunda generación del Jaguar XK –código interno X150– se puso en circulación en el año 2005 como reemplazo, obviamente, la de generación X100, la cual llevaba desde 1996 en liza. Aquella primera entrega del Jaguar XK8, nombre comercial que recibía la primera generación, supuso un cambio importante en la marca. Se reemplazaba al Jaguar XJS y el cambio fue notable en todos los apartados, una reinvención del coche de lujo deportivo dentro de Jaguar.
El X150, la segunda generación del Jaguar XK –esta vez sin el número ocho– supuso, nuevamente, un punto de inflexión para la marca en términos de construcción de vehículos deportivos. Deportivos no radicales, más bien Gran Turismo, claro, un segmento donde Jaguar, por lo general, siempre ha tenido un representante hasta que acabó en manos de TATA y llegaron los SUV y la electricidad, cuando todo se torció un poco y la marca tuvo que hacer un cambio radical en todo el catálogo.
Allá por 2005 no pasó eso, más bien lo contrario, Jaguar estaba bajo control de Fod en esos momentos y los yankees habían invertido un buen capital en renovación de la marca en general y en desarrollo de nuevos modelos, como el XK, que aprovechó la experiencia que la marca había adquirido en fabricación con aluminio gracias al Jaguar XJ. Así, pues, el Jaguar XK X150 fue uno de los primeros coches en fabricarse con aluminio, una técnica que Audi ya empleaba en sus Audi Space Frame, estrenados con la primera generación del Audi A8 –código interno D2–.
Sin embargo, lo que más llamó la atención de todo el mundo fue su silueta, el diseño que había sido desarrollo bajo la dirección de Ian Callum. De hecho, fue el primer Jaguar que se desarrolló con Ian Callum al mando del centro de diseño de la firma británica y se ganó el aplauso de todo el sector, aunque hubo quien llegó a compararlo con un Aston Martin. Y bien podría haberlo sido, no olvidemos que Callum diseñó algún que otro Aston Martin –el DB7, el Vanquish y según se dice, sentó las bases del DB9 que luego completó Henry Fisker–.
Ese diseño dejaba atrás gran parte del clasicismo del Jaguar XK8 y adoptaba ciertos rasgos que le daban una imagen más dinámica y menos señorial. No dejaba de ser un coche atractivo y elegante, pero casi se podía decir que era “menos británico”. Pero no todo era diseño, porque el Jaguar XK X150 también daba un paso adelante en lo referente a diseño interior, calidad de fabricación y tecnología. La misma fabricación con aluminio –adherido y remachado, solo había dos soldaduras en todo el coche, una cada lado del techo– era un ejemplo de ese gran avance.
Desde el primer momento de su comercialización se ofreció con el mismo V8 de 4,2 libros y 298 CV que habían usado las últimas unidades del Jaguar XK8, pero a partir de 2009, cuando se sometió a un restyling, pasó a ofrecer un V8 5.0 de nuevo desarrollo con 380 CV, siempre con cambio automático ZF 6HP28 de seis relaciones. No faltaron los Jaguar XKR con motor sobrealimentado –420 CV con el 4.2 y 503 CV con el 5.0– ni tampoco la variante con carrocería descapotable, quizá, la versión más bella de toda la gama.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS