Uno de los modelos más deseados de entre todos los que fabrica actualmente el taller de motores bávaro más famoso del mundo acaba de experimentar una profunda renovación. Se trata del BMW M4, la versión más deportiva de su cupé de tamaño mediano, cuyos cambios también tienen incidencia sobre la variante descapotable. Como en todos estos casos, las novedades se centran en el incremento de potencia, en un sutil rediseño y en la inclusión de nuevas soluciones tecnológicas y opciones de equipamiento.
Como puede apreciarse a primera vista, y por mucho que haya sido uno de los aspectos más criticados dentro de la tendencia polarizadora de los diseños de BMW en tiempos recientes, los dos enormes riñones, casi dientes de castor, que presiden su frontal, continúan vigentes en esta actualización del modelo. Y, aunque a muchos su presencia nos rechine aún a día de hoy, las cifras de ventas de la marca legitiman estas decisiones. No en vano, los muniqueses cerraron el año 2023 con más entregas que cualquiera de sus dos principales competidores, Audi y Mercedes-Benz.
No desaparece la mencionada silueta de su calandra, pero sí hay cambios estéticos apreciables en su frontal, aunque limitados a sus faros delanteros. Estas adquieren unas luces diurnas de disposición vertical, por supuesto, de ledes. Misma tecnología que emplean unos pilotos traseros también ligeramente rediseñados, que incluyen la opción de integrar tecnología láser para emitir gráficos en tres dimensiones, al estilo de lo que pudimos ver en el BMW M4 CSL.
El interior sigue presidido por las dos pantallas curvas, unidas sin solución de continuidad, que están presentes en todos los lanzamientos recientes de BMW. Sobre su sistema de infoentretenimiento, la marca ha desvelado que se reduce el número de controles físicos, al tiempo que se integra la última versión de su sistema operativo —BMW ID 8.5—. Una nueva iluminación ambiental son otro de los cambios presentes en el interior, donde, en realidad, lo más llamativo son sus asientos. También los de serie, deportivos y calefactados y ventilados, pero especialmente los opcionales M Carbon, construidos en CFRP —plástico reforzado con fibra de carbono—, los cuales restan 9,6 kg al conjunto.
Pero la verdadera estrella de este modelo, como de tantos otros de BMW, la encontramos bajo el capó delantero. Es aquí donde descansa, a la espera de ser despertado, el propulsor de seis cilindros en línea y tres litros de cilindrada, con doble turbocompresor, característico de estos modelos desde su primera generación. El nuevo BMW M4 se aprovecha de un incremento de potencia en las versiones Competition, asociadas a la tracción total, que llegan ahora hasta los 530 CV —20 CV más—. La cifra de par máximo es de 650 Nm, disponibles entre 2.750 y 5.730 revoluciones por minuto.
Tanto el BMW M4 Competition xDrive con carrocería cupé como la variante descapotable de mismo apellido cuentan con una caja de cambios automática de ocho relaciones, que les permite acelerar desde parado hasta 100 km/h en 3,5 y 3,7 segundos respectivamente. La velocidad máxima es de 250 km/h de serie en todos los casos, aunque puede incrementarse hasta los 280 km/h para el cabrio y los 290 km/h para el cupé si se adquiere el paquete M Driver’s.
Estarán disponibles, además, dos versiones de propulsión. El BMW M4 sin apellidos ofrecerá 480 CV que, aunque suenen a poco, harán que este modelo sea, probablemente, el preferido de los puristas, en la medida en que su propulsor está acoplado a una caja de cambios manual de seis relaciones. Por su parte, la versión Competition de propulsión se queda en los 510 CV de potencia ofrecidos hasta la fecha, y lleva asociada la misma transmisión automática de ocho relaciones presente en los modelos de tracción total.
La producción de estas nuevas versiones del BMW M4 dará comienzo en marzo de este año en la planta alemana de Dingolfing. Por ahora no se han desvelado sus precios para nuestro país. Como referencia, valga apuntar que, actualmente, la tarifa para adquirir uno de estos modelos parte de alrededor de 130.000 euros.
David García
No conozco sensación mejor que la de un volante en las manos. Disfruto también con ellas sobre el teclado, escribiendo ahora para vosotros algo parecido a aquello que yo buscaba en los quioscos cuando era un guaje.COMENTARIOS