Este Lancia 037 de Maturo es un heredero perfecto del modelo original

Este Lancia 037 de Maturo es un heredero perfecto del modelo original

Basado en el Lancia Montecarlo representa la exclusividad y perfección en la restauración de automóviles


Tiempo de lectura: 9 min.

Una leyenda empieza cuando se logra algo que se consideraba imposible antes de un determinado momento. Normalmente surge por pura determinación de los implicados o por la unión perfecta de ciertas variables y circunstancias que permiten que alguien o algo realice una hazaña que pueda durar años e incluso décadas. A lo largo de la historia de las carreras hay innumerables eventos legendarios, conductores y coches para recordar por sus hazañas y alguno de ellos ha llegado al olimpo del motor. Hoy honramos la leyenda de un coche mítico y de todo lo que consiguió en su corta carrera: el Lancia 037.

Lancia siempre ha sido una marca a tener en cuenta a la hora de correr. Su pasado en carreras de velocidad es tan amplio y está al mismo nivel que el de sus compatriotas como Ferrari, Alfa Romeo o Maserati. Ha sido una marca tremendamente activa en todo tipo de carreras a lo largo de su dilatada e ilustre historia. Coches como el Lancia D50, Aurelia GT, Beta Montecarlo Turbo o el LC2, son solo algunos ejemplos destacados. Sin embargo, a día de hoy, Lancia es más conocida por sus éxitos en Rallye, principalmente en dos etapas, en los años setenta, donde el Lancia Stratos fue el que cortó el bacalao, y de nuevo desde finales de los ochenta hasta mediados de los noventa; todos tenemos presente en nuestras retinas los icónicos Delta con las libreas de Martini Racing. Entre estos dos periodos, el del Stratos y el del Delta, Lancia creó una máquina muy especial para competir en el Campeonato del Mundo de Rallyes FIA Grupo B, el Lancia 037.

La era del Grupo B del Campeonato del Mundo de Rallyes, duró muy poco, apenas entre los años 1982 y 1986 y será recordada para siempre como uno de los periodos más épicos de la historia del automovilismo. Máquinas inyectadas de adrenalina con motores monstruosos que luchaban donde hiciese falta, en asfalto, grava, tierra, nieve o hielo, con el único propósito de averiguar quién era más rápido. Veloces sí que podríamos decir que eran, ya que sus motores se acercaron rápidamente a los 600 CV en su última temporada. Fue una época de auténtica locura y que rápidamente saltó a la fama gracias a la valentía de los hombres y mujeres al volante de estos coches que fulminaban multitud de récords. Esta increíble potencia y velocidad trajo también innumerables peligros para pilotos y público y fueron en última instancia los motivos de su caída. Si por algo fue determinante el Grupo B en la historia de los rallyes, fue por el inevitable cambio de la tracción de dos a cuatro ruedas, algo imprescindible para llevar toda esa potencia al suelo.

Lancia 037 de Maturo (3)

Lancia ganó el Campeonato del Mundo de Rallyes tres años consecutivos con el Stratos, 1974, 1975 y 1976, que fue básicamente el primer coche desarrollado a propósito para competir en rallye. Con una distancia entre ejes corta y forma de cuña, tenía un motor de 2.4 litros y cuatro cilindros montando en la parte trasera que daba tracción al eje posterior del vehículo. Con aproximadamente 275 CV y alrededor de 950 kilos de peso, el coche era increíblemente ágil.

Con este tremendo éxito, la matriz de Lancia, Fiat, decidió entrar en rallyes debido a la enorme popularidad que adquirieron estas carreras y así mejorar su imagen como marca. El Abarth 131 sustituyó al Stratos, eso sí, en su interior el legado de Lancia fue completo y Abarth solo tuvo que evolucionar su coche de motor delantero con piel de Fiat. Lancia fue relegada y apartada del mundial completamente.

Con la llegada del Grupo B, Fiat no se vio capaz de desarrollar un coche acorde a los nuevos retos que se le venían encima y tiró de los verdaderos especialistas del grupo, los ingenieros de Lancia. La marca volvió de nuevo por la puerta grande a los rallyes.

Lancia 037 de Maturo (4)

La receta a aplicar era fácil y conocida por el equipo y una vez más buscaron un coche de competición ligero y construido expresamente para competir. Ya disponían del motor de cuatro cilindros y dos litros que rendía entre 255 y 280 CV según se necesitase y con los conocidos 950 kilos de peso de su antecesor. El cuerpo, de resina de poliéster reforzado con fibra de vidrio,M se atornilló al monocasco de acero. Basado en el coupé deportivo de 1980 Montecarlo, el 037 vio la luz en 1981 y para cumplir con la normativa del Grupo B de la FIA, Lancia construyó 200 unidades de carretera, el 037 Stradale.

El 037 se convirtió en los siguientes años en un auténtico mito al ser el último coche de rally ganador del Campeonato del Mundo con tracción trasera frente a adversarios que ya disponían de tracción total. En manos de unos increíbles pilotos, entre los que destacaron Walter Röhrl y Markku Alen, fue un arma absoluta gracias a su excelente maniobrabilidad y agilidad, a pesar de enfrentarse a una dura competencia de cuatro ruedas motrices, que en esos momentos estaba liderada por Audi con su nuevo y flamante Sport Quattro.

La temporada inaugural del coche estuvo plagada de problemas mecánicos, principalmente relacionados con la caja de cambios, pero el 1983 los astros se alinearon con los italianos. Vestido con los famosos colores de Martini, el 037 ganaría cinco rondas del campeonato, tres para Walter Röhrl y dos para Markku Alen. Tanto Walter como Markku se perdieron los dos últimos rallyes del año, de lo contrario, Walter también podría haberse coronado Campeón de Conductores ese año. Sin embargo, el verdadero triunfador de esta historia fue el 037, que como hemos dicho antes, marcó literalmente el final de una era, ya que pasó a la historia del automovilismo como el último coche de rally con tracción trasera que se coronó campeón, en un escenario, el Grupo B, que en ese momento significaba el máximo exponente de las carreras fuera de asfalto.

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Con este estatus de icono, el 037 sigue siendo objeto de culto y admiración por los entusiastas de las carreras y en especial de los rallyes. Todo lo relacionado con el Grupo B sigue fascinando a multitud de aficionados y el 037 ocupa un lugar privilegiado en ese exclusivo mundo. Para toda esa gente con suficiente pasión por el modelo y presupuesto, Maturo Comptetition Cars, en los Países Bajos, es el verdadero lugar de referencia si estás buscando tu propio Lancia 037. El trabajo que se realiza en Maturo va mucho más allá del concepto de una réplica, ya que básicamente es una recreación perfecta basada en el Lancia Montecarlo, por lo que es un coche heredero del pasado de Lancia.

Maturo Competition Cars fue fundada por Frank Van Ganzewinkel hace más de veinte años. La compañía está ahora dirigida por el propio Frank y su socio Marco Geeratz, quien se unió al proyecto después de que Frank restaurara un Lancia Lambda de 1928 para Marco. Llegaron a un vínculo mutuo y la infecciosa admiración de Frank por el Delta de Lancia empujó a Marco a comprar y encargar la restauración de uno.

MCC construye tres tipos de versiones del Delta; Classic, Rally y Stradale. El Classic elimina los problemas conocidos de fiabilidad mecánica del Lancia Delta. La versión Rally es básicamente una restauración a imagen y semejanza de los míticos coches Martini y listo para competir en cualquier carrera de rallyes. El Stradale es un coche vestido para uso diario en carretera.

Lancia 037 de Maturo (7)

El Lancia 037 es un nuevo capítulo en la historia de Maturo y en cierto sentido también en la historia del 037. El objetivo de Frank es construir cada coche con las especificaciones de fábrica, tal y como lo hubiese hecho Lancia en su día, pero mejorándolo en lo posible. Esto no es tarea fácil, ya que no existe ninguna referencia de cómo se construyeron estos coches exactamente. La ingeniería inversa ha sido necesaria para averiguar cómo están montadas ciertas partes del coche. Las mejoras en seguridad y fiabilidad han sido incorporadas en la medida de lo posible, ya que estos coches se construyen siguiendo las especificaciones actuales de rallyes históricos de la FIA.

El resultado es simplemente asombroso, ya que los coches que salen del taller son prácticamente idénticos a los originales. Una cantidad monumental de trabajo va en todos y cada uno de ellos, haciéndolos más confiables, más seguros y un poco más rápidos también.

Del donante, el Montecarlo, los únicos elementos que quedan son la sección media del chasis, al igual que en el 037 original y curiosamente los tiradores de las puertas. Todo lo demás que entra en el Maturo 037 es completamente nuevo y especialmente desarrollado para devolver a la vida a esta leyenda. La carrocería está hecha de Kevlar con un peso muy ligero. En la parte delantera y de forma opcional, se puede albergar una rueda de repuesto.

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El motor ha sido restaurado de la forma más fiel posible. Obtener piezas originales del cuatro cilindros Lampredi ha sido un gran desafío, ya que no se construyeron muchos de estos bloques. Este propulsor de 2.111 cc está equipado con un compresor Volumex y unido a una caja de cambios ZF de cinco velocidades. También incorpora inyección de agua para refrigerar el aire de entrada. Con una potencia de 315 CV, el 037 da unas cifras de rendimiento mejoradas respecto al original. El peso es ligeramente más alto debido a la mejora de los estándares de seguridad. El resto del coche sigue una línea de réplica que hacen que el modelo de Maturo sea casi exacto al original de Lancia.

Un coche construido a este nivel de detalle tarda más de 2.000 horas en completarse de principio a fin. Eso significa que su precio no va a ser bajo. El Lancia 037 construido por Maturo comienza en 465.000 euros más impuestos y si quieres conducirlo en rallyes, Maturo te suministra un kit de piezas para mejorar su comportamiento. Es una cantidad alta, sin duda, pero teniendo en cuenta que un 037 de los 200 construidos originalmente supera el millón de euros, quizá el precio que pide Maturo por su máquina no sea tan alto. Ten en cuenta que el coche es completamente nuevo y mejorado respecto al original, eso sí, no tiene la misma solera que los primeros.

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Sobre mí

Ángel Arias

La historia del automóvil está llena de grandes emprendedores, de ideas arriesgadas, curiosas casualidades, irreconciliables enemistades y muchos fracasos. Es un mundo intenso y fascinante del que muchos hemos quedado cautivados. Cualquier vehículo con un motor me parece interesante, ya sean motocicletas, automóviles, camiones, aviones o barcos; es estupendo sentir la brisa del viento en la cara sobre uno de ellos. Si estáis aquí es porque compartimos afición.

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

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Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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