Para muchos, el Alfa Romeo 90 es un auténtico desconocido, pues tan solo se fabricó entre 1984 y 1987, tiempo durante el cual, se montaron menos de 60.000 unidades y la mayoría se quedó en Italia. Fue un coche aparecido en plena crisis financiera de Alfa Romeo, lo que afectó a su desarrollo, a su producción y, obviamente, al resultado final. Aun así, el 90 era la forma que tenía Alfa Romeo de entender el lujo en los años 80, aderezado, por supuesto, con un toque deportivo que no podía faltar en los productos de la Anonima Lombarda.
El Alfa Romeo 90 era el coche destinado a reemplazar al Alfetta en el catálogo y en esencia, era el mismo coche pero con retoques aquí y allá, vestido con un traje de Bertone. Era una de las necesidades en aquellos años, había que poner modelos en producción, pero había que mantener los costes de desarrollo controlados. Por eso, se conservó la plataforma, la estructura y algunos elementos de la carrocería. Desde Alfa Romeo se afirmó que el 70% de la chapa era nueva o se había modificado.
Para la creación del Alfa 90 se emplearon herramientas de diseño asistido por ordenador y aceros de alta resistencia, lo que también sirvió para hacerlo 21 kilos más ligero. Sin embargo, aunque era un coche con un marcado talante deportivo, no pudo alcanzar el nivel de los rivales, que todo sea dicho, estaban a otro nivel; Peugeot 505, Ford Granada, SAAB 9000, Volkswagen Passat, Citroën CX…
Esto no quiere decir que careciera de virtudes, ni mucho menos. Su dinámica de conducción estaban por encima de la media y el placer de conducción era una de sus premisas, que se veía completada por un propulsor V6 con 156 CV sin igual en el mercado –Arturo de Andrés decía, en el número 90 de la revista Automóvil, que solo su sonido justificaba la existencia de este coche–.Entre los gadgets escondidos, había un spoiler frontal retráctil, que se extendía al alcanzar los 80 km/h.
Los seis cilindros se reservaban para el topo de gama el Quadrifoglio Oro, el resto podía escoger un bloque 1.8 de 120 CV, un 2.0 de 128 CV o incluso un pequeño V6 2.0 con 132 CV –este destinado a Italia, por su particular tabla de impuestos–. Incluso tenía opciones diésel, dos concretamente, basados en el mismo motor, un cuatro cicilindros de 2,4 litros con 105 y 110 CV.
No obstante, resultaba un coche pequeño comparado con sus rivales, medía 4.390 milímetros de largo y 1.640 milímetros de ancho, mientras que, por ejemplo, el Peugeot 505 se iba hasta los 4.579 milímetros, el Citroën C hasta los 4.666 milímetros y por nombrar el caso más extremo, el Ford Granada, que supera los 4.700 milímetros de largo. El más pequeño, pero el mejor en carretera cuando las rectas desaparecían, incluso con un eje trasero De Dion y propulsión.
Su cese de producción dejó un hueco libre en el catálogo, el cual, fue cubierto por el Alfa Romeo 164.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".No era mal coche tenía un curioso maletín donde, la guantera un spoiler delantero regulable, y algunas versiones cuadro digital, además del v6 busco pero nació anticuado, y poco podía hacer frente a los Lancia thema mercedes w124 etc.