En el año 1989, Porsche renovó casi por completo su nueveonce con el lanzamiento del 964. Esta nueva generación del deportivo alemán contaba con hasta un 87 % de piezas nuevas, aunque mantuviera la esencia del modelo, que ya era un mito gracias a, entre otras ediciones especiales, los Porsche 911 Carrera RS 2.7 Lightweight. Con el 964 llegaría a Zuffenhausen no solo la modernización definitiva del modelo, que se aprovechaba de los aprendizajes derivados del Porsche 959 para incluir, por ejemplo, la tracción total por primera vez. Casi al final de su vida comercial, ya en 1993, los ingenieros de la marca desarrollaron una versión de carreras, que provocó la producción de dos unidades de calle, cada una de ellas denominada Porsche 964 Carrera RSR 3.8 Strassenversion.
El automóvil de carreras del nueveonce tipo 964 fue construido con el objetivo de proporcionar un prototipo de competición para pilotos privados, fundamentalmente con el objetivo de participar en la Carrera ADAC GT Cup. Se utilizó como base de partida la versión de dos ruedas motrices del modelo, el Carrera 2, que, en configuración de serie, contaba con un propulsor de seis cilindros bóxer, con 3,6 litros de capacidad y 250 CV de potencia máxima.
Para la preparación de competición, la cilindrada se aumentó hasta exactamente 3.746 cc, como consecuencia del incremento de 2 mm del diámetro de sus cilindros, hasta los 102 mm. La potencia conseguida iba de los 325 a los 375 CV, en función de la serie, debido a las diferentes imposiciones de cada normativa sobre la admisión del propulsor. El palmarés de este modelo en competición es amplio, con victorias absolutas en carreras tan renombradas como las 24 horas de Spa o los 1000 km de Suzuka, y un primer puesto en su clase en las 24 horas de Le Mans de 1993.
Con una producción limitada a prácticamente medio centenar de unidades, dos ejemplares de una versión adaptada a las vías públicas —en alemán, Strassenversion significa, literalmente, “versión de calle”— fueron ofertados por Porsche. Uno de ellos, cuyas imágenes protagonizan este artículo, será subastado próximamente por Bonhams Cars. El otro, pintado de blanco, forma parte de la The White Collection de la que os hablamos hace unas semanas. Ambos presentan una carrocería que cuenta con los paneles ensanchados propios de los nueveonce turbo. Este que ha sido anunciado recientemente, exhibe una carrocería aún cubierta por una capa de inhibidor de la corrosión —Cosmoline—, que fue aplicada por Porsche Motorsport antes de ser entregado su dueño.
De hecho, la puesta a disposición de este modelo fue pospuesta unos tres años, puesto que las especificaciones solicitadas por su propietario fueron tan exclusivas que Porsche hubo de dedicar bastantes horas a su ensamblado. El 25 de mayo de 1996 fue el día en el que, en el Reino Unido, su comprador pudo sentarse por primera vez en el interior completamente en color rojo —incluso la jaula antivuelco— de su flamante Porsche 964 Carrera RSR 3.8 Strassenversion. Por alguna incomprensible razón, decidió que no era necesario aumentar el kilometraje registrado por su odómetro: 10 km. Así ha permanecido hasta el día de hoy.
Otros elementos de equipamiento especiales de esta unidad consisten en el asiento del copiloto —sí, era opcional—, gatos neumáticos, un tanque de combustible de 120 litros, unas llantas en color violeta amatista y las pinzas de freno pintadas en dorado. Este automóvil prácticamente único, privado de cumplir con su verdadera función en este planeta desde su fabricación, se subastará en Abu Dabi, en el contexto del Gran Premio de Fórmula 1 que se celebrará allí a finales de noviembre. Se espera que alcance entonces un precio en el entorno de los dos millones de dólares estadounidenses.
David García
No conozco sensación mejor que la de un volante en las manos. Disfruto también con ellas sobre el teclado, escribiendo ahora para vosotros algo parecido a aquello que yo buscaba en los quioscos cuando era un guaje.COMENTARIOS