La primera generación del Opel Corsa fue un éxito notable, así que la puesta en escena de la segunda iteración del modelo se espera con muchísimo interés. Cabe recordar que el Opel Corsa A estuvo en producción 10 años y vendió más de tres millones de unidades en todo el mundo, ¿cómo no iba a levantar expectación la segunda entrega? Hasta los rivales más directos estaban pendientes.
A finales de 1992 llegó, por fin, el Opel Corsa B, la segunda generación de un best seller, cuyo diseño y soluciones parecían romper con todo lo anterior. Obviamente, un cambio tan notable provocó mucha especulación, si algo funciona no hay que cambiarlo en demasía, pero claro, tras 10 años en el mercado, los rivales habían evolucionado mucho y había que ponerse a la altura. No obstante, fue durante esta época cuando Opel empezó a desarrollar los motores Ecotec, todos ellos pensados para contener consumos y emisiones, lo que, a su vez, les hizo perder algo de carácter por el camino.
No obstante, había una versión que acaparó gran parte de la expectación: el Opel Corsa GSi. La primera edición del pequeño GSi se ganó el respeto de todo, y no porque fuera un coche extremadamente potente, sino porque fue un coche muy equilibrio y con un motor que tenía un gran poderío a bajas revoluciones. Se esperaba que la nueva generación contara con un GSI con unas características similares y, en parte, así fue, pues el motor, nuevamente, volvió a ser el protagonista del utilitario alemán, aunque no era el más potente de la gama. No se podía decir lo mismo del chasis, cuyo equilibro y capacidades no estuvo a la altura de los mejores, aunque también cabe destacar que los mejores incluían al Renault Clio 16v o al Volkswagen Poco GTI.
Al contrario de lo que ocurre actualmente, el Opel Corsa GSi solo estaba disponible con carrocería de tres puertas y recibía un tratamiento especial con faldones, nuevos paragolpes y nuevas llantas. La aerodinámica del Corsa B fue uno de sus puntos fuertes, pero en el GSi, debido a los nuevos elementos de la carrocería, se quedaba un poco por debajo del resto de la gama con un Cx de 0,35. Por otro lado, su habitáculo presumía de buenos acabados y de buen equipamiento, con volante forrado en cuero, tapicería de terciopelo, aire acondicionado, radio Grundig con lector de CD, elevalunas eléctricos… aunque el airbag era opcional, todo sea dicho.
Bajo el capó delantero estaba el corazón del Opel Corsa GSi B, un cuatro cilindros de 1,6 litros –gasolina, por supuesto–, que como en su primera generación, había sido diseñado para generar una buena cifra de par. De hecho, Opel anunciaba 150 Nm desde 3.800 revoluciones, mientras que la potencia era de 109 CV a 6.000 revoluciones. Era un motor bastante tradicional con bloque de hierro, pero la culata se fabricaba con aluminio y tenía 16 válvulas. Los ingenieros desarrollaron un convertidor catalítico específico para reducir la contrapresión en el escape, se montó un cárter de aluminio, una correa para el alternador libre de mantenimiento, nuevas bujías…
Pero no era todo, la gestión del propulsor era muy avanzada, con cosas como un medidor de flujo másico colocado en el filtro de aire o un cuerpo de mariposa con control de aceleración electrónica. Toda la información obtenida por los sensores, era procesada por una centralita de 32 KB, tenía detector de detonación, inyección secuencial… Una serie de cosas que lo pusieron entre los mejores por motor, y lograron que el chasis quedara deslucido.
El nuevo Opel Corsa GSi B era un 40% más rígido que el modelo saliente, ganaba 100 milímetros en batalla y más anchura para las vías. Sin embargo, aunque las suspensiones con McPherson delante y brazos transversales con barras de torsión detrás, contaban con una configuración específica y más deportiva, no acabó por lograr un resultado que le permitiera estar al nivel de los mejores, aunque no era un coche lento, pues la velocidad máxima, con sus 109 CV, era de nada menos que 195 km/h.
No duró mucho en el mercado, se retiró en 1995, seguramente, para no eclipsar al Opel Tigra, aunque también es posible que al no ser capaz de hacer frente a los rivales, la marca decidiera retirarlo.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS