La aparición del BMW Z3, por su alguien no lo sabía, estaba muy relacionada con el éxito del Mazda MX-5. De hecho, la idea inicial de BMW era ofrecer motores con no más de 150 CV, pues por concepto y clientes objetivo, era una potencia más que digna para que un automóvil pequeño y ligero fuera divertido. Así se diseñó y así se desarrolló, pero como suele ocurrir, la gente quiere más y más y más, aunque luego la versión más vendida fuera el BMW Z3 1.8i con 115 CV.
El BMW Z3 no llegó solo al mercado, fue una época en la que se lanzaron varios modelos de tipo roadster, todos ellos nacidos bajo la sombra del éxito del Miata, tales como el FIAT Barchetta y el MG F, modelos que jugaban con esa idea de coche pequeño, ligero y con una potencia comedida, pero adecuada a su peso. Es decir, apostaban por lo que siempre ha sido un roadster. Sin embargo, en 1996, un año después, aparecieron el Mercedes SLK y el Porsche Boxster y la presión sobre el BMW Z3 y sus motores “poco potentes” aumentó.
Así, en 1997, se pone en circulación el BMW Z3 2.8i, una de esas versiones que la firma alemana lanzó para suplir esa “falta de potencia” del Z3 y que recurría, para ello, a un motor de seis cilindros en línea y 2.793 centímetros cúbicos, el bloque M52B28. Evidentemente, uno de los pilares del desarrollo del roadster alemán, el peso, da el primer paso hacia el lado contrario a la idea original, y alcanza en báscula los 1.260 kilos. Pensarás que son pocos kilos, sobre todo acostumbrado a coches gordos como los que tenemos ahora –la versión más ligera del BMW Z4 actual, el sDrive20i, pesa 1.495 kilos… –, pero hablamos de un coche que no supera los cuatro metros de largo y cuyo ancho no pasa de 1,75 metros. Es decir, es un coche muy pequeño.
De todas formas, la relación peso-potencia no quedaba mal, con 6,6 kg/CV, más que suficiente para divertirse. Además, el motor era 30 kilos más ligero que el bloque M50 del Z3 M. Obviamente, el Z3 M era una versión mucho más potente, pero también con una fama de ser un coche delicado de conducir que el Z3 2.8i no tiene y eso, a veces, es una garantía y también un argumento más de compra.
El bloque M52B28 rendía 192 CV a 5.300 revoluciones y un par de 275 Nm a 3.950 revoluciones. Por tanto, no era un motor especialmente puntiagudo y hasta podría parecer que era poco deportivo, pero nada más lejos de la realidad. La transmisión elegida para enviar la potencia a las ruedas traseras, era una ZF S5D 310 Z, o dicho de otro modo, la caja de cambios manual de cinco relaciones del M3 e36 con 286 CV.
Junto a este motor, los ingenieros realizaron otros cambios en el modelo. La vía delantera se ensanchó dos milímetros, mientras que la trasera ganó 67 milímetros, la batería se trasladó al maletero para mantener un buen reparto de pesos y, obviamente, se realizó un estudio de la suspensión y se cambiaron las características de los muelles y los amortiguadores. También tenía control de tracción y control de estabilidad equipados de fábrica.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS