En esto del automovilismo masivo Volkswagen es una referencia indiscutible. Por ello, si observamos cómo el Golf iba evolucionando desde su estreno hacia ser un modelo más amplio, definiendo lo que claramente sería un segmento C durante los ochenta, estaba claro cómo por debajo del mismo se iba originando un hueco que debió ser rellenado con el Polo. Un diseño en principio ejecutado por Audi, pero que enseguida pasó a la marca más popular del grupo ayudando a definir el concepto de vehículo utilitario o de acceso. Justo el mismo proceso que tuvo Opel con su Kadett, el cual necesitaba para comienzos de los ochenta una opción complementaria en la zona baja de la gama, logrando al fin la respuesta correcta con el lanzamiento en 1982 del Opel Corsa A.
Inspirado en lo que había supuesto el R5 para Renault, el Opel Corsa A inauguró una exitosa saga del segmento B que ha vivido hasta nuestros días a través de seis evoluciones. Además, en el caso de España éste es un modelo de lo más significativo, ya que la planta de Figueruelas – en las cercanías de Zaragoza – ha ensamblado más de 12 millones de unidades pertenecientes a toda la historia de este utilitario. Así las cosas, resulta común preguntarse por la versión más básica de la primera generación. El Opel Corsa A más espartano y liviano, destinado a batirse el cobre con los Polo y Fiesta del momento en lo que se refiere a la movilidad urbana para el día a día.
De todos modos, lo interesante de la versión más escueta del Opel Corsa A es, precisamente, el rendimiento inesperado del cual hace gala. Siendo más apto para los viajes interurbanos de lo que se pudiera pensar en un primer momento. Llegados a este punto, conviene recordar que la versión de la cual estamos hablando es la que tan sólo contaba con 1 litro de cilindrada. Por debajo de la agraciada con un bloque de 1,2 litros y, por supuesto, bastante por detrás de la versión con 1,3 litros capaz de entregar 70 CV e incluso tres más si hablábamos de la variante S. La precuela de lo que, al poco, sería la deportiva GSI.
Gracias al Corsa A, la marca alemana sumó a su gama un utilitario muy práctico y asequible que fue un excelente complemento al Kadett, que había crecido hasta ser un modelo totalmente apto para el segmento C en el que dominaba el Golf en los años ochenta
Opel Corsa A, estirando el bloque de un litro
A comienzos de los años ochenta, el bloque de un litro montado en la versión más escueta del Opel Corsa A ya era un viejo conocido en la casa germana. Usado con profusión en los Kadett más básicos, este propulsor con culata de fundición asombraba por su aguante y fiabilidad. De hecho, revisando comparativas de la época se asegura que éste podría funcionar sin problemas a regímenes más altos así como a mayores índices de compresión. Sin embargo, eso sería trastornar los fines para los cuales fue creado.
Al fin y al cabo, este cuatro cilindros con ocho válvulas tenía como objetivo ser un motor correcto donde lo único que destacasen fueran los bajos consumos. Por ello, la carburación era más bien modesta, impidiendo que las respuestas del Opel Corsa A básico fueran briosas, más aún cuando se le pedía un esfuerzo repentino al acelerador. Sin embargo, una lanzados los apenas 800 kilos de este automóvil compacto el motor más básico de la gama daba un comportamiento elástico. Casi tanto como su hermano mayor con 1,2 litros aunque, evidentemente, aquejaba la falta de par.
Cifrado en un máximo de tan sólo 68 Nm a partir de las 2.600 vueltas, éste resultaba escueto pero suficiente para circular en situaciones urbanas e interurbanas del día a día, con desplazamientos cortos en la mirilla. Además, fijándose en las tablas de consumo llama la atención cómo el modelo con un litro gasta en ciudad unos dos litros menos que el de 1,2. Un dato muy a tener en cuenta al hablar de cualquier utilitario.
El motor de un litro con 45 CV era modesto pero efectivo, teniendo en sus bajos consumos, especialmente urbanos, el mayor atractivo para el comprador
En carretera, con unas medias de unos 100 kilómetros por hora el gasto no sobrepasaba los 6,5 litros más que cuando se le pedía más de la cuenta. Sin duda tentador para cualquier comprador, aunque al fin y al cabo esos doscientos centímetros cúbicos de diferencia podían marcar con su opción superior una desventaja muy importante al llevar carga o plantearse viajes más largos. No obstante, esta versión de acceso al Opel Corsa A logró algo que la marca necesitaba con premura para 1982: ofrecer una alternativa más económica y con un habitáculo aprovechable a los Volkswagen Polo y Ford Fiesta.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS