En los años sesenta Ford popularizó el lema “ganar el domingo, vender el lunes”. Una máxima que sintetiza a la perfección cómo las marcas masivas descubrieron precisamente en aquella década la importancia de invertir en competición para maximizar las ventas. De esta forma, nacieron multitud de modelos deportivos basados en modelos populares. Pero también no pocos prototipos y ensayos creados desde cero para las carreras, firmados por marcas antes sólo asociadas a los utilitarios y familiares. Justo el proceso experimentado por Nissan. La cual usó sus éxitos en circuito con los Datsun para penetrar en el mercado americano, abriendo una vía de trabajo en competición donde nacieron modelos como el Nissan R90C de 1990.
Un refinado Sport Prototipo homologado en el Grupo C con el cual Nissan conquistó el Campeonato Japonés de Resistencia en 1990, 1991 y 1992. Triada que supuso la mayor conquista de este modelo. En activo hasta que su retirada de los circuitos nipones en 1997 abriera un paréntesis de 18 años en lo que a la primera línea de carreras de resistencia se refiere para Nissan. De hecho, de Le Mans se retiró oficialmente desde 1991 hasta el 2015. Año en que regresó – fugazmente – con su atrevido y experimental GT-R LM Nismo de motor delantero. Un modelo en cuyo desarrollo y desempeño en competición jugaron un papel decisivo los españoles Lucas Ordónez y Marc Gené.
No obstante, centrándonos de nuevo en el Nissan R90C lo primero es indiciar el interés de la marca nipona por crecer dentro de los Sport Prototipos del Grupo C. Un reglamento establecido por la FIA en 1982, cuya máxima pretensión era incentivar la mejora de la eficiencia en los consumos por encima de aumentar, simplemente, la potencia del motor a través de la presión de soplido del turbocompresor. De esta forma, Nissan entró dando soporte técnico a diversos equipos para finalmente presentarse con modelos como el R86V. Inaugurando así una época de cinco años de escaparate tecnológico para la marca en el Campeonato Mundial de Resistencia, aún siendo sólo uno con equipo oficial. Precisamente 1990, en el que estrenó al R90C
Aunque durante buena parte de los ochenta Nissan había fabricado modelos del Grupo C para equipos privados, sólo en 1990 estuvo de forma oficial en el Campeonato Mundial de Resistencia con un Sport Prototipo así
Nissan R90C, un japonés con el toque de la británica Lola
Fundada en 1962, Lola Cars es una de las empresas de ingeniería de competición más míticas para cualquier seguidor del automovilismo británico. Especialmente con todo aquello que se refiere al mundo del chasis. Elemento en el que destacaron siempre sus modelos, los cuales normalmente tomaron mecánicas prestadas de otras empresas como Honda, BMW o Ford. Algo así como lo que en Italia representa el prestigio de Dallara Automobili a la hora de diseñar chasis de competición para todo tipo de marcas y categorías de carreras.
En el caso del Nissan R90C éste tuvo ayuda de Lola en lo que se refiere al desarrollo de su chasis monocasco en kevlar y fibra de carbono. La base de un conjunto con un poco más de 900 kilos en báscula. Medida contenida para un modelo del Grupo C capaz de resistir carreras como Le Mans con su motor VRH35Z de 8 cilindros en V, 3,5 litros y 32 válvulas. Todo ello alimentado por un doble turbo IHI que eleva la potencia hasta los 800 CV a 7.600 revoluciones por minuto. Potencia transmitida al suelo a través de una caja de cambios manual de cinco velocidades.
Respecto a la aerodinámica, éste es el punto donde más y mejor se ven las diferencias entre sus variantes y versiones. Siendo llamativo cómo las unidades perfiladas en Japón por Nismo – división de competición de la marca – cuentan con una menor carga aerodinámica que las ultimadas por equipos europeos. Así las cosas, entre los Nissan R90C más llamativos se encuentran unidades como el R90CP. Cuyo alerón se integra de una forma suave y fluida en la propia línea de la carrocería con unos apoyos laterales fusionados con las propias aletas.
Mientras en el Campeonato Japonés de Resistencia el R90C fue avasallador durante tres años, en Le Mans su mejor marca fue un tercer puesto absoluto en 1990
De todos modos, la unidad más interesante es la que en 1990 se clasificó en un tercer puesto absoluto en Le Mans. Un debut nada desdeñable, el cual supuso un luminoso pero fugaz desafío de Nissan a las marcas más habituales en el trazado de La Sarthe pues fue el único año de aquella época en el que la marca japonesa acudió con equipo oficial. Algo habitual en ella, ya que como en el caso del pasado 2015 suele protagonizar intervenciones tan cargadas de optimismo como breves en el tiempo.
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Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS