La juventud automovilística de algunos de nosotros quedaba marcada a mediados de los 90 por automóviles como el que hoy os traemos hasta esta sección, el Mitsubishi Eclipse GS (2G/D30), que en nuestro país en particular, y de manera casi generalizada en los que conforman la Unión Europea actual, solo se sirvió con una sola motorización de 2 litros y 16 válvulas de origen Mitsubishi.
Siempre se fabricó con el volante a la izquierda, incluso los modelos JDM para el mercado japonés. Este modelo se desarrolló y produjo junto Chrysler en Estados Unidos, algo que puede parecer extraño a priori, pero nada más lejos de la realidad, ya que el nuevo modelo coupé de la marca japonesa tendría el mercado estadounidense como objetivo principal. Tuvo un “primo” americano que no vimos por aquí, el Eagle Talon.
La prueba más evidente de esta afirmación es la aparición estelar del Eclipse de segunda generación dentro de la primera entrega de la mítica saga “The Fast and the Furious”, donde su protagonista muestra las bondades de este en forma de carreras ilegales. Pero más allá de la ficción, la realidad es que aquel automóvil representó un cambio sustancioso respecto a la primera generación del Eclipse, de la que ya te hablamos en otro artículo dentro de esta misma sección.
Tenemos que tener en cuenta que la primera generación del Eclipse ya llevaba 6 años en el mercado y las formas de este empezaban a quedarse algo anticuadas, por lo que en esta segunda etapa del modelo se opta por darle una imagen mucho más musculosa y redondeada. Se dejó definitivamente atrás la tendencia de los faros escamoteables, en aras de un frontal con líneas más suaves y buscando ante todo una mejor aerodinámica, algo que queda de manifiesto teniendo en cuenta que el Cx llega hasta los 0,29 desde los 0,33 de la primera generación.
La primera entrega de la saga de películas “The Fast and the Furious” fue elemental para poner de moda esta segunda generación del Mitsubishi Eclipse, a pesar de haberse dejado de fabricar dos años antes de la presentación del filme
Mecánicamente hablando, el Mitsubishi Eclipse GS 2.0 16v vendría equipado en nuestro país con un tetracilindrico de origen japonés, conocido en código interno 4G63, mientras que en EEUU el GS llevaba un motor Chrysler. El bloque de 1.997 cc, ubicado transversalmente en el vano motor, estaría asociado a un cambio manual de cinco relaciones en exclusiva, entregando este la potencia -145 CV a 6.000 RPM- en el eje delantero. El par máximo se situaba en 177 Nm a 5.000 RPM, logrando alcanzar una velocidad máxima en torno a los 220 km/h y acelerar de 0 a 100 km/h en 9,4 segundos.
Dinámicamente fue otro de los puntos donde la marca tokiota trabajó más a fondo en su nueva creación, ya que para esta nueva generación optó por un equipo de suspensiones independientes en ambos trenes, con arquitectura mecánica derivada directamente del Mitsubishi Galant del momento, así como la plataforma en términos generales.
Por su parte, la frenada quedaría a cargo de un kit compuesto de discos ventilados en el frontal y de tipo macizo en el eje posterior, todo ello apoyado sobre un conjunto de llantas en 16 pulgadas calzadas con neumáticos en medida 205/60 R16. Desde su concepción se parió como un coupé divertido y deportivo, no simplemente un coupé a efectos estéticos y con la parte dinámica a medio hacer.
Por otro lado, y en cuanto a medidas generales se refiere, el nuevo Mitsubishi Eclipse sería más compacto en general que el modelo anterior, pero hay un cambio fundamental que lo hace crecer en cuanto a habitabilidad, adelantar el habitáculo 15 cm, por lo que la longitud del morro es menor y esto se traduce en un interior más holgado. La longitud máxima se establecería en los 4.380 mm, con una anchura total de 1.740 mm y una altura límite de 1.280 mm. La batalla crece en 4 cm, hasta los 2.510 mm.
En cuanto al funcionamiento de la segunda generación del Mitsubishi Eclipse, este destacaría por una conducción suave, sin grandes alardes pero nunca falta de potencia a nivel general, algo casi intrínseco en los modelos similares del momento dotados de mecánicas de tipo atmosférico. Esto también se vería traducido en el consumo, donde la marca japonesa declararía una media de 8,2 litros cada 100 km.
La segunda generación del Mitsubishi Eclipse vino mejor equipada a nivel dinámico que su sucesor, tanto a nivel de suspensiones como frenada, así como una aerodinámica mejorada
Una vez dentro nos encontraríamos con un habitáculo remodelado, aunque siguiendo las líneas generales de su antecesor, donde la palabra que mejor lo describiría seria simplicidad. En esta ocasión Mitsubishi optaría por colocar en su consola central los mandos de una manera clásica, dejando atrás la arquitectura anterior con las ruletas y aireadores del aire acondicionado y calefacción en posición inclinada.
Ahora todo daría una visión más sencilla y con menos estridencias, quedando todo a la mano y con un manejo valga la redundancia, sencillo. El cuadro de mandos por su parte seguiría manteniendo el mismo reparto, con el doble reloj analógico a modo de tacómetro y velocímetro, aunque ahora los indicadores de nivel combustible, presión de aceite y temperatura pasarían a estar ubicados en los laterales.
El equipamiento estándar del Eclipse GS europeo estaba conformado por elementos como elevalunas eléctricos, dirección asistida, aire acondicionado, columna de la dirección ajustable, equipo específico de sonido con antena eléctrica, así como tirador interior para abrir tanto maletero como tapa del depósito de combustible o espejos con regulación eléctrica y asientos regulables hasta en seis posiciones diferentes.
También en materia de seguridad vendría bien nutrido el coupe japonés, donde en la versión europea dispondría de doble airbag frontal, carrocería reforzada en puntos específicos de impacto, paragolpes deformables por medio de absorción de impactos o cinturones de seguridad con pretensores en tres puntos.
Para 1997 la marca nipona decidía dar un pequeño lavado de cara a su modelo, centrando estos cambios únicamente en la parte estética, donde realizaría sutiles retoques en faros, paragolpes o grupo óptico trasero. También en su interior se pondrían a disposición de sus clientes nuevas tonalidades que afectarían a la tapicería o salpicadero.
En 1999 se ofrecería de manera opcional la tapicería en cuero negro, que además constaría de los logos de la marca bordados en los asientos delanteros. El mismo material seria empleado en los paneles de puertas, y dentro de este pack se incluiría un reposabrazos central con la tapa también forrada del mismo tejido.
A lo largo del lustro que se mantuvo a la venta el Mitsubishi Eclipse GS 2.0 16v iria mejorando sus niveles de acabado y equipamiento, convirtiéndolo un automóvil muy completo dentro de su segmento
La segunda generación del Mitsubishi Eclipse llegaría hasta el año 1999, momento en que los nipones decidían darle el relevo con la tercera parte del modelo, la cual no llegó a Europa. Aquel coupé de corte deportivo se comercializó en nuestro país a un precio en torno a los 4.150.000 de las antiguas pesetas, teniendo en la competencia directa a modelos como el Nissan 200 SX 2.0i 16v Turbo (S14) -aunque esté muy por encima en prestaciones- y otros como el Hyundai Coupé 2.0 16v (RD), donde la marca coreana dio de pleno en el centro de la diana, con un automóvil prácticamente insuperable en cuanto a relación calidad-precio.
En EEUU hubo versiones turboalimentadas de tracción delantera o total (GSX 2.0 Turbo) que en Europa han llegado a cuentagotas por importación paralela. También hubo versión descapotable, Eclipse GS Spyder, con motor 2.4
Otros, como los italianos Alfa Romeo GTV 2.0 TS o Fiat Coupé 2.0 20v estaban cerca del nipón en cuanto a prestaciones y precio, aunque estos últimos estarían destinados a un público más sibarita y con gustos más concretos. Quizás el Toyota Célica 2.0 16v en su variante de 175 CV fuera lo más parecido al Eclipse, tanto por concepto como filosofía, aunque este costaría algo más de 4,7 millones de pesetas del momento.
En la actualidad, en nuestro mercado de ocasión, podemos encontrar alguna unidad con precios a partir de los 4.000 euros, aunque no es un modelo que se prodigue mucho en nuestro país, porque como ya hemos hecho referencia más arriba, tanto el Toyota Celica como el Hyundai Coupé fueron los favoritos de la mayoría de clientes de este tipo de automóviles a finales de los 90 en nuestro país. Aun así, es una muy buena opción para quien busque un deportivo asequible noventero que le pueda ofrecer un buen compendio entre prestaciones y economía general, gracias a su equilibrado propulsor.
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J. Rubio
Soy un enamorado del motor en general y de los vehículos clásicos y motocicletas en particular. Dedicado al mundo de la automoción desde hace unos años, disfruto probando toda clase de vehículos y escribiendo mis impresiones y experiencias sobre ellos.Qué mítico, por dios.