El Mercedes-Benz W154 Rekordwagen era un ejemplo del deseo del régimen nazi de demostrar la superioridad de sus tecnologías aplicadas al mundo de las cuatro ruedas para prestar un inestimable servicio a su propaganda a finales de los años 30. De esta manera el sector del automóvil estaba inmerso en un proceso de superación reflejado en récords de velocidad y en la fabricación de coches de carreras.
Retrocedamos un poco en el tiempo. El pueblo alemán disfrutaba viendo nuevos modelos que pulverizaban récords de velocidad año tras año, liderados por Mercedes-Benz y Auto Union (la futura Audi). En 1934 apareció el Mercedes-Benz W25 Rekordwagen, continuado en el tiempo por el W125 Rekordwagen hasta llegar a nuestro protagonista, el W124 Rekordwagen.
Pongámonos en contexto. A finales de 1936 la Association Internationale des Automobile Clubs Reconnus (AIACRL, Asociación Internacional de los Clubs de Automóviles Reconocidos) cambió el reglamento de las carreras del Gran Premio de Europa y ya no permitían ya correr al W125 (versión de GP), pues rebajaron la cilindrada máxima del motor hasta los 3 litros para los motores turbo y 4,5 litros si eran atmosféricos, y su bloque tenía 5,7 litros.
Ello obligó a Mercedes a desarrollar un nuevo automóvil, el W154 de 1938, con un nuevo motor V12 sobrealimentado de 2.962 cm3 y que generaba una potencia entre 425 y 474 CV. Desde este momento Mercedes ya tenía el arma perfecta para batir récords de velocidad en la categoría D, que incluía a automóviles con cilindradas entre 2 y 3 litros.
Con el coche listo para batirse el cobre se entregó a fondo y consiguió el tercer título europeo del Grand Prix de 1938. Se corrió el 3 de julio en el circuito de Reims. El dominio de las flechas plateadas, como ya se denominaban por entonces, fue abrumador, con las tres primeras plazas para el equipo de Stuttgart, con Manfred von Brauchitsch, Rudolf Caracciola y Hermann Lang. Dos coches de su principal enemigo como marca, Auto Union, abandonaron la carrera en la primera vuelta.
Bernd Rosemeyer, piloto de Auto Union, murió en el intento de batir el récord para los cuatro aros en 1938 al recibir un golpe de viento, estrellándose sin remedio
En 1939 Mercedes fabricó dos W154 específicamente para batir récords de velocidad, una parcialmente carenada (de la que no tenemos fotos) y otra totalmente carenada que incluía ruedas y suspensiones. La que estaba totalmente carenada tenía la carrocería construida en aluminio y se dejó sin pintar para ahorrar unos kilitos de peso, con el objetivo de reducir el peso al mínimo, orientado a conseguir récord de velocidad. Se tomó como base el chasis de un W154 de Grand Prix, el número 11, una estructura tubular de una aleación de acero y níquel para aligerar el peso a la par que una estructura más rígida, con el objetivo del récord.
A nivel mecánico tenía una versión del V12 a 60 grados -denominado M154- de 2.996 cm3 , que desarrollaba 476 CV a 7.800 RPM. Siguiendo con el objetivo de reducción de peso se eliminó el radiador y se instaló un depósito de hielo en el eje trasero por el cual pasaban las tuberías con el líquido refrigerante procedente del motor. Este sistema de refrigeración era válido para los sprints cortos que se realizaban para conseguir los récords de velocidad. Con estas medidas se consiguió rebajar el peso hasta los 942 kg.
El 28 de enero de 1939 varios fueron los logros obtenidos por Caracciola: una velocidad máxima de 398,23 km/h durante 1.000 metros -con 9 segundos invertidos- y 399,561 km/h durante una milla durante 14,5 segundos con el coche ya lanzado. Fueron los mayores registros alcanzados antes de que estallase la Segunda Guerra Mundial.
La versión para récords de velocidad era increíblemente ligera y aerodinámica, consiguiendo rozar los 400 km/h en 1939 de velocidad máxima
Con el W125 Rekordwagen se habían establecido dos marcas de cuidado en 1938, 432,7 km/h para el kilómetro desde salida lanzada, y 432,4 km/h para la milla con idéntica metodología. Ese Rekordwagen, con un Cx inferior a 0,16 y 736 CV, competía en la categoría B. Sus marcas permanecieron invictas décadas en carreteras públicas.
NOTA: El título del vídeo es incorrecto, el vídeo está fechado en 1939 y corresponde al récord del 8 de febrero de ese año. Recomendamos activar subtítulos automáticos.
En 1939 se volvería a utilizar el W154, pero con otro objetivo: intentar superar el récord de velocidad en la clase D de competición (motores de 2 a 3 litros turboalimentados). El 8 de febrero de 1939 el piloto Rudolf Caracciola realizó varias pasadas de prueba en un tramo acotado al tráfico de una autopista cercana a la ciudad alemana de Dessau, estableciendo dos nuevos récords de velocidad: el de los 1.000 metros desde parado en un tiempo de 20,56 segundos, con una velocidad media de 175,097 km/h, y el de la milla (1.601 m) en un tiempo de 28,32 segundos, a una velocidad media de 204,578 km/h.
Seis días después realizó nuevas pasadas mejorando los registros anteriores, con 20,29 segundos para los 1.000 metros y una velocidad media de 177,427 km/h. No hubo más intentos de batir el récord de velocidad hasta después de la guerra.
Mercedes habría intentado aplastar el récord de 1940 con una mezcla entre coche y avión denominada T80, con un motor V12 invertido Daimler-Benz DB603 RS de 3.500 CV (propulsó al mítico ME-109), con una cilindrada de “solo” 44.500 cc. Otro día os hablaremos de él.
Ginés de los Reyes
Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...COMENTARIOS