Pongamos que te gustan los coches del “país del sol naciente”, especialmente aquellos coupés de los años 90 que eran capaces de poner en apuros a los mejores deportivos europeos de la época. Cuando salían de fábrica, estas máquinas ya eran bastante rápidas de por sí, pero siempre había quien quería más. Porque no solo se trataba de estar al mismo nivel que lo mejor del Viejo Continente, sino de poder hacer acto de humillación. Este Nissan Skyline GT-R (R33) de 1995 modificado por VeilSide es un buen ejemplo.

Para aquellos que no sean unos grandes aficionados al mundo del tuning japonés (lo cual puede ser bastante lógico), podemos resumir en que VeilSide comenzó su negocio en 1990 cerca del circuito japonés de Tsukuba, en la prefectura de Ibaraki, y conocido por ser un habitual en las batallas de Best Motoring y formar parte del elenco de los trazados del videojuego Gran Turismo. El primer vehículo de la compañía fue presentado en el Salón del Automóvil de Tokio en 1991, y se llevó el oro en la categoría de coches modificados.

Volviendo a nuestro protagonista, la caja R33 no ha sido la más agraciada, sobre todo cuando la comparamos con su predecesor (R32) y su sucesor (R34). Sin embargo, esta unidad en particular tiene algunas modificaciones que lo hacen un tanto especial. De hecho, ha aparecido en varias revistas del mundo del motor a lo largo de los años, y también ha sido exhibido en el Salón del Automóvil de Tokio de 1996. Y su nuevo aspecto también casaba con un nuevo nombre acorde: “VeilSide R33 Combat Evolution”.

Sin duda, VeilSide es mejor conocido por el kit de carrocería que apareció en el Mazda RX-7 (FD) de 1997 de Han (Sung Kang) en The Fast and the Furious: Tokyo Drift (2006)

Este Nissan Skyline GT-R (R33) a medida está equipado con un kit de carrocería ensanchado que otorga un plus de corpulencia al conjunto tanto en aletas de ambos ejes como los faldones laterales. También viene con un parachoques delantero de aspecto amenazante, un difusor trasero inspirado en el mundo de la competición y un enorme alerón sobre la tapa del maletero. En el interior se instaló un volante VeilSide personalizado, una perilla para la palanca de cambios, una tapa de aceite, y nuevas ruedas.

Bajo el capó se esconde un bloque de seis cilindros en línea biturbo de 2,6 litros (RB26DETT) y varias piezas de altas prestaciones cortesía de Tomei. La bomba de agua se cambió por una de altas prestaciones, al igual que los árboles de levas, los pernos del motor, los pistones, la correa de distribución y los engranajes de la caja de cambios. Aparte de eso, también hay un turbo HKS con un intercooler GReddy, un cigüeñal mejorado, un radiador y válvula de escape firmados por Blitz, y un enfriador de aceite de competición.

Otras de las modificaciones incluyen una suspensión ajustable Öhlins, una toma de aire ARC, un embrague NISMO y frenos provenientes del especialista Brembo. No se menciona la potencia o el par en ningún momento, pero con toda la lista de cambios ejercidos, es fácil pensar que se puede superar (por mucho) los 280 CV y 353 Nm que ofrecía el modelo de serie. Si conoces un poco este bloque, sabrás que no es difícil sacarle más de 400 CV sin modificaciones demasiado profundas, e incluso más de 1.000 si uno se pone.

Teniendo en cuenta que Nissan construyó 16.668 Skyline GT-R R-33, es más común que el R-34 del que se hicieron apenas 11.500 ejemplares, pero más raro que el R-32, del cual construyeron casi 44.000 unidades. De todas formas, si quieres una versión tan especial como esta, has de saber que está en venta en Vistec-R-Imports por un precio de 120.000 dólares (unos 106.500 euros), lo que no es despreciable considerando que un GT-R 2020 parte desde los 108.050 euros aquí en España. Eso sí, no destaca igual.

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