En los tiempos de confinamiento que vivimos conviene recordar que los hubo peores, y que duraron décadas, no meses. Klaus Günter Jacobi fue un osado berlinés que pretendía esconder a su mejor amigo en un BMW Isetta adecuado para tal fin. Su propósito, atravesar la temible frontera entre las dos Alemanias y escapar del yugo de la antigua RDA. Este ciudadano de Berlín nos cuenta su increíble historia, recuperada por BMW. Sentó un interesante precedente.
Tras la caída del III Reich, en mayo de 1945, Alemania fue repartida entre británicos, franceses, estadounidenses (RFA) y rusos (RDA). Lo mismo pasó con la capital. Berlín Oriental estaba controlado por la URSS, y desde 1961 quedó aislado de Berlín Occidental por el tristemente conocido muro. Durante varios años Berlín Occidental fue acogiendo a aquellos que pasaron la frontera y ya no volvieron.
Con el paradójico nombre de República Democrática Alemana (RDA, o DDR en alemán) su eficaz aparato de represión privó de libertad de expresión, pensamiento y movimiento a sus ciudadanos, construyendo muros de piedra y hormigón, coronados por alambradas de espino. Muchos ciudadanos intentaron traspasar esta muralla excavando túneles o derribarla con camiones, y todos aquellos que fracasaron fueron a parar a la cárcel o directamente asesinados, como la mayoría de las más de 140 víctimas que cayeron a sus pies.
“Siempre tuvimos la esperanza de que las cosas mejoraran, pero ese momento nunca llegaba” – Klaus Günter Jacobi
Klaus contó con la colaboración de otro amigo y segundo protagonista de la historia, Manfred Koster, que vivía en la RDA y era precisamente el prófugo. El día 1 de junio de 1963 tenía que incorporarse a filas y por entonces se terminaría su posibilidad de huir a la RFA. Para pasar al otro lado del muro Klaus -del oeste al este- tuvo una idea tan ingeniosa como arriesgada: tomó prestado el carné de identidad de su hermano, Hans, que vivía en el este, aprovechando una visita que le hizo.
La razón es que se parecían muchísimo, casi gemelos. Pudo cruzar la frontera sin mayor problema y los dos amigos desarrollaron y perfilaron el plan para ayudar al segundo -Manfred- a escapar de la RDA oculto en su BMW Isetta. Klaus solo tenía un objetivo en mente, sacar del bloque comunista a su amigo.
Aquí entra en acción el protagonista a motor de nuestra historia. El Isetta de BMW se presentó en 1955, época en la que solo el 2 % de los alemanes se podían permitir tener coche propio. Su precio de venta era de 2.559 reichsmarks, el equivalente a unos 6.600 euros de la actualidad. Sus 13 CV lo empujaban hasta los 85 km/h. Klaus lo encontró en un concesionario del barrio de Charlottenburg. De color rojo y blanco, lo había comprado solo dos años antes por 1.500 marcos.
Cómo modificar un BMW Isetta para llevar un “polizón”
Estas son las modificaciones mecánicas a las que sometió al pequeño Isetta:
- Se retiró la balda detrás del asiento, recolocándola 10 cm más arriba para tener más espacio para el ocupante.
- El asiento posterior fue retirado -es un cuatro plazas-, así como la rueda de repuesto. En el lateral se practicó un hueco de paso de 50×50 cm para los pies.
- Para ganar más espacio, se eliminó el filtro del aire y el revestimiento del tubo de escape.
- El tubo de escape se dobló.
- Sobre los amortiguadores se colocó una plancha metálica de aislante, para no quemarle con el escape.
- Para evitar levantar sospechas por el aumento de peso, recortaron la parte baja de los guardabarros traseros
- En último lugar, cambiaron el depósito de 13 litros por un minidepósito de emergencia de 2 litros, suficiente para poder pasar la frontera.
Un primer intento de fuga había salido mal porque la conductora fue traicionada por los nervios y dio la vuelta antes de cruzar, pero no tiraron la toalla. El amigo colaborador, Manfred Koster, estaba agotando su tiempo antes de la incorporación a filas, el 1 de junio. Ocho días antes, el día 23 de mayo, dos estudiantes voluntarios anónimos se prestaron a la labor, pasando a Berlín Oriental a las 15:55 (2), uno de ellos en el Isseta transformado y el otro en un Escararajo como apoyo. Klaus les había entregado las llaves del Isetta a las 11:00 (1).
Los dos estudiantes recogieron a Manfred Koster en la población de Pankow (3) a las 18:05, y se lo llevaron a un camino de Heinesdorf (4), una población cercana. Tal y como les indicó Klaus, prosiguieron al cambio del depósito de gasolina, pero cumpliéndose el principio de que si algo puede salir mal, sale mal. Perdieron mucho tiempo en esta tarea. A las 21:00 Koster ya estaba dentro del angosto hueco del coche (4). A las 22:30 estaban a la altura del cruce de Prenzlauer Promenade y Wisbyer Strasse (5).
Klaus Günter Jacobi esperaba impacientemente al otro lado del puente de Bornholmer Strasse (6), que se cerraba a medianoche. Habían quedado a las 21:50, eran las 23:20 y el coche no aparecía. Unos minutos antes de la medianoche se levantó la barrera por última vez en ese día para dejar pasar al Isseta y al Escarabajo, el control había sido muy lento. Cuando por fin los dos coches entran en Berlín Occidental, Klaus Gunter corrió hasta alcanzar al Isseta.
- “¡Manfred, Manfred!” – gritaba Klaus.
- “¡Klaus!” – respondía Manfred con voz trémula.
- “Vas a salir de ahí ahora mismo” – replicó Klaus.
Los dos coches se detuvieron en un aparcamiento de la Grüntaler Strasse (7). En 5 minutos -a las 00:10- consiguen sacar a Manfred de su escondite, totalmente dolorido y con las piernas hinchadas, pero increíblemente feliz. ¡Por fin recuperó la libertad! Después lo estuvieron celebrando a lo grande. Una bellísima e intensa historia humana en busca de la libertad, donde hombre y máquina se unieron en perfecta conjunción para conseguir tal fin.
¡Bravo por los corazones de los hombres y por la insustituible colaboración de un humilde BMW Isetta! A veces los hombres y sus creaciones obran verdaderos milagros. En el corto de BMW no coinciden ni el color del coche, ni la hora, ni el aspecto físico del conductor, por si alguien se ha perdido. Representa una escapada genérica en Isetta al año siguiente, 1964, ya que hubo varias más. La relatada por Klaus y Manfred es la primera que se conoce.
Nosotros también recuperaremos nuestra libertad cercenada por la pandemia, así que nos sumamos a la recomendación: quédate en casa, como la inmensa mayoría de ciudadanos responsables. Nos quedarán cicatrices, pero saldremos fortalecidos. Esta es una versión resumida de la historia publicada en la página web de BMW. Si quieres conocer con mayor detalle los pormenores de la fuga y a sus protagonistas, pincha en el enlace.
Ginés de los Reyes
Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...COMENTARIOS