¡¿Quién dijo que el sonido de un motor no podía verse en la cabina de un coche?! Un gesto con el que se inmortaliza el W12 en extinción, en una para nada humilde declaración estética, diría una marca de lujo como la británica del Grupo Volkswagen. En el que la fórmula mecánica hecha institución se estampa, una vez más, como para que esos pocos selectos lo escuchen al mirar las ondas de su música. Por si acaso, por si llega a ser el último W12 de Bentley.
Que no caiga en el olvido, parece ser la premisa. No era necesario –¿cómo olvidarlo?–, pero se reconoce lo hecho por Bentley Mulliner. Si por los anuncios fuese, el W12 se ha retirado hace rato, pero lo cierto es que el fin de su ciclo se está pareciendo a una muerte lenta, porque, recordemos, hace dos años se daba a entender que el Mulliner Batur cupé era el destinado a ser el que le pusiera el punto final, que sería el portador del último W12 de Bentley. “Qué triste futuro vamos a tener con todo (sic) electrodomésticos sin sonido”, rezaba un comentario de lector en ese entonces, en alusión al futuro híbrido y eléctrico de la marca británica.
Sin ánimos de rodeos, lo último de Mulliner, el departamento de personalización a medida de Bentley, es el Batur Convertible, pero, ya que mencioné al cupé y a la nueva era eléctrica, me permito un paréntesis. Son sensaciones encontradas. En el boletín oficial de agosto del 2022, cuando se lo presentó, la firma se dirigió a la versión cerrada como el coche que “encarna el inicio de una revolución de diseño en Bentley” y que representaría “un nuevo ADN de diseño que, en última instancia, guiará el diseño de la futura gama de vehículos eléctricos” de Bentley.

Esto es así, pues nada tiene que ver el diseño del Batur cupé con la idiosincrasia del Continental GT. Pero no puedo negar que el nuevo diseño plasmado en el Batur cerrado me gusta. No esperemos esto mismo en los modelos electrificados y cero emisiones. Como lo dijo la marca, es una transición, y entonces me aferro a ella, como para quedarme detenido en el tiempo ante la incertidumbre de lo que vendrá. Una lograda, sólida silueta la del Batur cupé.
¿Será finalmente el Batur Convertible, éste sí más familiarizado con el Continental GT, el canto de cisne definitivo del motor W12? ¿Será el de este Batur a cielo abierto el último W12 de Bentley? Es cierto que, de esta trilogía, el más exclusivo fue el Mulliner Bacalar, el primero de los tres, producido en apenas 12 unidades. Pero en aquella oda a las barchetas, los clientes no recibieron la potencia cúlmine del W12. El Convertible, que establecerá el corte en 16 ejemplares –dos menos que el cupé–, se vuelve el punto justo, ya que, además de ganarle a su hermano cerrado en exclusividad, lo supera con 10 caballos de más, para una máxima de 750 CV.
El nuevo Convertible replica esa onda sonora del V12 en el salpicadero, pero, entre tantas opciones de personalización que Mulliner le ofrecerá a cada propietario en particular, éstos tendrán que tener en cuenta la que embellece a la cabina con detalles en oro rosa, a aplicarse en secciones como el selector de modos de conducción, el volante y los controles de ventilación. ¿Este tipo de acabado les dice algo? ¡Es el que identifica a las versiones de la Serie Night de Mercedes-Maybach!
Mauro Blanco
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