No me habría molestado que, cuando en una exposición de coches clásicos el propietario de un Alfa Romeo Montreal me indicó que por allí había un Maserati Khamsin que valía la pena conocer, si el ejemplar en cuestión hubiese sido este californiano por adopción que aquí vengo a compartir. Hablamos de un modelo hijo de una de las épocas doradas del diseño italiano –los años setenta–, pero este en particular, uno de 1977, atravesó una serie de cambios hasta lucir hoy una exótica apariencia.
Hay momentos en que el fin justifica los medios. En el caso de este Khamsin, debió resignar una combinación de colores exclusiva –lamentablemente, no he dado con fotos de archivo en las que se vea en su estado original– para abrazar, para siempre y con orgullo, el acabado exterior actual en el que se puede leer carácter desde el ángulo que te plazca. Aunque, paradójicamente, en este deportivo italiano no tiene lugar el principio que afirma que se destaca por igual desde todos los ángulos.
No. A este Maserati Khamsin 1977, no hay nada mejor que contemplarlo desde arriba. Allí reside una clave. Decía, esta unidad de exportación ingresó a Estados Unidos con una configuración atípica, pero hoy presume de una condición de one-off que influye en su valor, en el estimativo al que se anuncia de cara a la subasta de octubre en la que se supone que encontrará un nuevo hogar. Digamos que en el pasado recibió una serie de transformaciones afortunadas y la más notable se revela en el techo de tipo T-Top, una cortesía del importador tras su llegada a Norteamérica.

Luego de llegar a la costa oesta por intermedio de Maserati Automobiles California, el coche mutó a ese tipo de carrocería, propia de aquellos años, fundada en un estilo casi targa, ya que en este caso una barra longitudinal une los marcos del parabrisas y la luneta trasera. A este T-Top le quedó a la perfección, y vaya si lo mantiene, el juego de dos paneles desmontables, ambos de vidrio tintado. Es este, acaso, su sello más distintivo y su modificación más trascendental, y eso que más recientemente –de los últimos diez años a esta parte, para ser exacto– se lo sometió a una restauración mecánica integral.
Para ese entonces, este Maserati Khamsin 1977 todavía conservaba la pintura original, pero pronto iba también a cambiar sus ropas. Según Broad Arrow Auctions, casa en la que figura a subasta, hasta 1983 mantuvo su exterior amarillo con el que había salido de fábrica. Su estadía en California duró toda la década de los ochenta y fue allí donde se le aplicó una nueva capa toda negra, la que hoy exhibe reluciente. La combinación de pintura Giallo Fly con tapizado interior Nero ya era historia. Un nuevo y completamente negro Khamsin, con nueva apariencia y renovado estilo para el manejo a cielo abierto, regresaba de Estados Unidos a Europa.
Hoy, por este deportivo italiano se pide entre 175.000 y 225.000 euros, y no es para menos: un Maserati que de nacimiento había sido especial, dado que habría sido uno de los apenas siete ejemplares exportados al mercado americano con la mencionada combinación de acabados, demostró cómo un coche puede ser capaz de pasar de exclusivo a único.
Mauro Blanco
Veo arte en los coches y en sus diseños una potencia que va más allá de las cifras. Ex conductor de Renault 12 rojo modelo 1995 de épicos e imprevisibles episodios, al que recuerdo por la hostilidad de su volante, pero, sobre todo, por nunca haberme dejado en el camino.COMENTARIOS