Estos son los tres motores de combustión me gustaría disfrutar antes de su total erradicación

Estos son los tres motores de combustión me gustaría disfrutar antes de su total erradicación

Elegimos los tres motores de combustión que nos gustaría conducir, antes de que Europa decida que ya no se puede usar; esta es la selección de Javier Gutierrez


Tiempo de lectura: 5 min.

Ahora mismo disfrutamos de una falta de planteamiento lógico para la sustitución del coche de combustión por el coche eléctrico. Cuando se desconocen las ventajas y desventajas o el estado de la técnica de este último por parte de los legisladores, tenemos como resultado una bajada en las ventas de coches nuevos debido a la confusión en la que está inmerso el comprador (cómo ocurrió en su momento con los diésel, por cierto). No solo no tienen el interés de la gente por no suplir las necesidades del futuro dueño, sino que las marcas han abandonado todo aquello que atraía al nuevo comprador, en favor del rendimiento económico.

Lo ideal sería que conviviesen todas las posibilidades de movilidad y que fuese el mercado quien dictaminase qué es lo más aconsejable para cada persona, pero como siempre, los intereses de unos pocos influyen en los de muchos. Podríamos hablar largo y tendido sobre este tema, pero mejor lo dejaré para otra ocasión.

Los departamentos de marketing están realizando un esfuerzo titánico e intentan apelar a la aventura, a la seguridad, a la comodidad, a la conectividad o incluso a la mal entendida pasión de conducir para poder aumentar las ventas. Al final quien elige el coche es el conductor y los verdaderos apasionados al motor lo que van buscando son las sensaciones que pueden llegar a tener conduciendo su vehículo.

En Europa se han propuesto eliminar, a toda costa, los motores de combustión. Primero serán los motores de combustión nuevos, luego, les tocará al resto

Personalidad y pasión, esas deberían ser las bases de cualquier buen motor

La pregunta que deberíamos hacernos entonces es: ¿qué tipo de conductor eres cuando disfrutas de tu coche? Los vehículos actuales han dejado de emocionar a su dueño debido a que han sido concebidos para contentar al mayor número de clientes posible, a la vez que sirven para alegrarles el día a los responsables de los departamentos de finanzas de las marcas. Se han silenciado las voces de los verdaderos amantes del automóvil ofreciéndoles propuestas a las que les falta personalidad en su comportamiento en carretera y en su funcionamiento general.

Uno de los factores determinantes para la elección de un automóvil es su motor, que bien puede ser controlable, dócil y progresivo como los actuales o, en cambio, un motor con “pensamiento” propio, con un comportamiento caprichoso fruto de los avances técnicos imperantes en el momento de su desarrollo (coches antiguos). Hay algunos conductores que prefieren un propulsor con una forma de ser tan afable como la de cualquier gatito, mientras que a otros les gustaría tratar con uno que se comportase como un león, siempre dispuesto a arrancarte años de vida con su comportamiento violento y capaz de hacerte perder la compostura intentando domar su mal genio.

Todos los motores antiguos tienen su propia personalidad y, aunque es muy difícil, voy a elegir 3 de ellos, puesto que cada uno representa la esencia de la ingeniería del periodo histórico al que pertenecen. Su atractivo está en que el piloto es el que se tiene que amoldar a su forma de ser y no al contrario, haciendo que la persona a los mandos fuera capaz de llegar a un estado de éxtasis como consecuencia de saber extraer en cada momento el mayor potencial del grupo térmico.

Seis cilindros boxer y turbo, fabricado en los 80

El primero que elegiría sería el utilizado para propulsar al Porsche 911 Turbo (930) de 1985. Un motor boxer de 3,3 litros y capaz de producir 300 CV gracias a su inyección electrónica y a un intercooler que enfriaba el aire que llegaba al motor. Se podría decir que tenía una conducción difícil y que era el mejor amigo de las cunetas, pero en realidad era un coche aletargado y en el mismo momento en que empezaba a empujar le hacía sentir a su dueño que iba a los mandos de una máquina poderosa, intratable y posiblemente desquiciante debido a la ausencia de control sobre él.

Un ejemplo de su personalidad, pero elevado a la enésima potencia, se puede ver en el video superior, donde un Porsche Ruf Yellowbird se lo pone realmente complicado al piloto en el famoso trazado de Nürburgring.

Auténtica esencia yankee alimentada por carburador

El siguiente es un motor procedente de otra era y de otro continente. En concreto hablo del motor V8 Ford small block de 289 pulgadas cúbicas (4.727 cc) que montaba el AC Cobra 289 entre 1962 y 1965 produciendo 271 CV, pero que en el Cobra Daytona se transformaban en 408 CV. Montado en un ligero chasis de una marca inglesa por iniciativa de un tejano con problemas de corazón, hacía que el coche se condujera más con el acelerador que con el volante. En las curvas la retención de su motor tenía el mismo efecto que el uso de su gran par máximo, provocando que la zaga siempre intentase adelantar al frontal del vehículo por el exterior de la curva. Si a lo anterior le sumamos su profundo y grave sonido proveniente de sus escapes, es difícil que no sea capaz de hacer hervirle la sangre a cualquier petrolhead.

Originalidad y rigurosidad teutonas en formato V6

Mi siguiente elección no tiene nada que ver con el comportamiento bipolar de los dos motores anteriores. El VR6 de Volkswagen era progresivo, elástico y tan compacto como un 4 cilindros que lo hacía perfecto para ser instalado en un coche de 4 metros y hacer de este último, el vehículo ideal para el día a día y para desmelenarse en carreteras nacionales durante el fin de semana, escuchando su característico sonido. Aunque fue empleado en diferentes cilindradas y en distintos coches con sistemas de transmisión tanto delantera como total, era el motor que necesitaba el Golf MK3 para que la gente pudiera olvidarse del asmático 2.0 de 115 CV.

Volkswagen VR6
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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

Ángel Arias

La historia del automóvil está llena de grandes emprendedores, de ideas arriesgadas, curiosas casualidades, irreconciliables enemistades y muchos fracasos. Es un mundo intenso y fascinante del que muchos hemos quedado cautivados. Cualquier vehículo con un motor me parece interesante, ya sean motocicletas, automóviles, camiones, aviones o barcos; es estupendo sentir la brisa del viento en la cara sobre uno de ellos. Si estáis aquí es porque compartimos afición.

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