Cuentan algunos gurús que la generación millenial (nacidos entre 1980 y 1999) es muy distinta a la de sus padres, una evidencia que cae por su propio peso. Entre esas diferencias, están las consideraciones relativas a la conducción, tener un vehículo en propiedad o la mente abierta hacia nuevas tecnologías, incluyendo la conducción autónoma.
Los fabricantes asisten preocupados hacia cambios en tendencias que afectarán mucho a sus negocios según nos vayamos haciendo mayores. Tendemos a poseer menos, a compartir más, a usar de forma más racional el coche y recurrir a nuevas formas de movilidad. Estamos inmersos en la vida digital y nos hemos criado con la electrónica como algo natural.
Entre tanto dato agorero, de vez en cuando se ve un hilo de esperanza. El RACE ha publicado las conclusiones del estudio DUCIT, que ha querido hacer una radiografía del colectivo de españoles de 18 a 36 años que poseen carné de conducir. Los que no lo tienen, evidentemente, hay que darles de comer aparte.
Según el citado estudio, el 89% de los encuestados tienen un coche en propiedad o tienen la intención de comprarse uno, lo cual va en sentido contrario de las predicciones a nivel global. El 83% de los mayores de la muestra, 25 a 36 años (donde me incluyo), conduce todos o casi todos los días, y tres de cada cuatro declaran que les gusta conducir.
Ese es un dato especialmente relevante, no es lo mismo conducir por necesidad que por gusto, o por una mezcla de ambas. En otras palabras, los nacidos en los 80 están más cerca de la generación previa, la “preocupación” viene a partir de los noventeros, del 92 al 99, donde esas preferencias van hacia abajo. Todos son ya mayores de edad, a modo de recordatorio.
Antes de seguir, conviene aclarar que el estudio se ha realizado sobre una muestra de 2.000 personas, que según la metodología del estudio cuantitativo eso representa a jóvenes de 18 a 35 años con carné de conducir que residen en Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Zaragoza o Bilbao. Eso implica un error muestral del ±2,2% con un intervalo de confianza del 95,5%.
Para los que no sepan estadística, es algo muy representativo, al menos en el rango de edad y ciudades estudiadas.
¿Qué datos se leen de dicha muestra? El 92% se preocupa mucho o bastante del tipo de energía que mueve el vehículo, el 66% se muestra abierto hacia los híbridos, la mitad hacia los eléctricos, y los gasolina y diésel puros por debajo. Ya, una cosa es lo que uno se plantea, y otra distinta lo que acaba pudiendo permitirse. Los eléctricos puros representan el 0,5% de las nuevas matriculaciones.
El 88% reclama ayudas para acceder a esos vehículos, básicamente por no poder permitírselos
De aquí se puede leer que los conductores de la generación Y (otra forma de decir millenial) fundamentalmente les gusta conducir, pero importa la forma, así que hay potencial para modelos respetuosos con el medio ambiente siempre y cuando puedan adquirirlos. Ahora mismo, la verdad, tampoco hay donde elegir si nos salimos de unas marcas MUY concretas, como Toyota o Suzuki. Más libertad de elección hay en GLP en modelos asequibles, y en GNC principalmente en las marcas del Grupo Volkswagen.
El dato de que en torno al 75% dice que le gusta conducir casa con que hay escepticismo y reservas hacia la conducción autónoma, menos de la mitad cree que vaya a ser una realidad en pocos años. Los fabricantes hablan de la próxima década como puente entre la conducción manual y la 100% automática. Esa última nos interesa claramente menos, y no creemos en una sustitución completa de la figura del conductor humano. Eso sí, estamos abiertos a asistencias a la conducción y a delegar puntualmente en una inteligencia artificial.
Los fabricantes obtendrían mejores resultados de nuestra generación -perdonadme el protagonismo- si tuviésemos en general mejor poder adquisitivo, pero cualquier paralelismo entre el nuestro y el de nuestros padres es una quimera. Muy pocos ejemplos encontraremos en nuestro círculo social de gente que haya acabado sus estudios, siga en la misma empresa y tenga un buen salario. No son condiciones favorables para la adquisición.
Se han emancipado -sin descendencia- el 80% entre 25 y 36 años, frente al 38% de los que tienen 18 a 24 años
Tenemos que modelos prestacionales y emocionales recaen fundamentalmente en conductores veteranos, de más de 40 años. Sirva este dato, aunque no es un modelo asequible: la gran mayoría de los Abarth 124 Spider que se venden en España son automáticos, adivinad por qué. Otro ejemplo, SEAT reorienta los modelos Cupra a una clientela de más pasta, para eso ha creado una submarca solo para ellos. Pensemos en quién era el típico cliente de un Cupra hace 10 y 15 años, aunque no tenían muy buena fama.
Algunos fabricantes siguen apostando por los jóvenes -y ya no tan jóvenes- con modelos frescos y divertidos, de los que sacan una sonrisa al conducirlos, aunque estén basados en superventas. Por el camino se han perdido muchos tres puertas, pero también es en parte por “nuestra culpa”. Hablar de este tema nos podría ocupar horas y páginas…
Otra vertiente del estudio -muy interesante, por cierto- es la visión sobre la movilidad alternativa. El 19% de los encuestados no utiliza ningún servicio de alquiler de vehículos, ni comparte viajes, ni usa Uber/Cabify más que una vez al mes o nada. Vale, el resto sí lo hace, más de una vez al menos. Esos servicios se pueden ver como un complemento a la movilidad, pero no tanto como una solución de movilidad que permita renunciar al coche.
Esto también depende de donde uno viva, seguro que un salmantino no lo ve tan claro como un madrileño, que tiene la capital repleta de vehículos de alquiler que pueden utilizarse con aplicaciones móviles y olvidarse de pagar aparcamiento. También influye en algo el precio del transporte público, no se tienen las mismas ganas de tener un coche con el abono transportes a 20 euros al mes hasta los 26 años…
Por último, rendirnos a la evidencia de que los encuestados tienen teléfono móvil, WhatsApp y ordenador (90%), tienen cuenta de Facebook (90%) y en menor medida Twitter, LinkedIn o Instagram (60-64%). No es de extrañar por tanto que casi cualquier coche que sale al mercado viene con su tableta integrada en el salpicadero y Android Auto y Apple CarPlay formen parte del equipo de serie. La vida digital es una realidad cotidiana.
Hasta los segmentos más humildes, como el A, ya tienen estas prestaciones, y permiten una mejor coexistencia del teléfono móvil con la conducción, aunque el límite de la tecnología está en el de la responsabilidad individual y de cómo se usa, si bien o mal. En este sentido, los fabricantes han captado el mensaje, o casi todos, ya que algunos siguen ofreciendo una solución propietaria de conectividad que no va más allá de unas cuantas aplicaciones de fábrica que se quedarán obsoletas algún día, a diferencia de las arquitecturas de Android e iPhone, con mayor esperanza de vida útil.
En general, extraemos de este estudio que las tendencias globales no tienen el mismo seguimiento en nuestra geografía, y que al menos esta generación no está tan perdida. Los noventeros son en general más pasotas con el tema del automóvil, y los nacidos después del 2000 ya empiezan a hacerse mayores. No estando solucionado el tema de la precariedad laboral y sus salarios bajos, la tendencia irá consolidándose: al que le gusten los coches tendrá que conformarse con algo heredado o muy usado.
El automóvil va perdiendo su estatus de símbolo de la libertad y el poder viajar, ahora Blablacar y Ryanair pueden ocupar ese lugar. Puede parecer hasta heroico que los más veteranos del lugar se lanzasen a la carretera en coches muy precarios, con la potencia justita, sin seguridad activa/pasiva (comparando con hoy), sin conectividad y sin tantas cosas. Y ahora, que hay todo eso, el coche no es tan popular. Las prioridades han cambiado, ya que cada generación tiene las suyas.
Javier Costas
Me gustan los coches desde que tengo uso de razón (o antes). Tras haber conducido más de 400 coches aquí sigo, divulgando y aprendiendo a partes iguales sobre las cuatro ruedas. Vosotros habéis hecho que se convierta en mi pasión.COMENTARIOS